Este año hay un ligero bajón en las cifras de inversión pública. ¿Es una señal de que allí el Gobierno tocó un techo? El Gobierno tiene un problema que es la eficiencia del Estado. No solo se trata de incrementar las cifras presupuestarias: hay un límite de capacidad de gestión. Esto tiene varias explicaciones. La […]
Este año hay un ligero bajón en las cifras de inversión pública. ¿Es una señal de que allí el Gobierno tocó un techo? El Gobierno tiene un problema que es la eficiencia del Estado. No solo se trata de incrementar las cifras presupuestarias: hay un límite de capacidad de gestión. Esto tiene varias explicaciones. La primera, el Estado hasta hace cuatro años estaba debilitado, planificadamente debilitado. La segunda, hay problemas de eficiencia ya en el manejo de la política pública. Hay algunos ámbitos donde los resultados son muy pobres. El de la producción, por ejemplo.
La inversión social, sin embargo, creció…
Pero a punta de inversión social no vas a resolver la pobreza y la iniquidad. Tienes que producir. Este Gobierno ha tenido los mayores ingresos de toda la historia petrolera en el país y se beneficia, gracias a su gestión, de los mayores ingresos fiscales. Es decir, ha habido recursos, dinero, voluntad política, una institucionalidad que ha favorecido el funcionamiento del Gobierno. Pero los resultados en producción son muy pobres.
¿Se puede pensar, con todo, en una sostenibilidad de la inversión pública como motor de la economía, para ir en la lógica del Gobierno?
La inversión pública no ha llegado a ser un motor de la economía porque no han generado los efectos sinérgicos. Ha habido una mayor inversión pública pero no ha habido un reposicionamiento de (amplios) segmentos del aparato productivo. Los grupos más acomodados de la (población) han ganado como nunca antes en la historia de la República. Los pobres están menos mal en algunos sectores. Hay inversión (pública), hay salud, pero no hay empleo.
¿Qué pasó con esa inversión pública? ¿Estuvo mal planificada, mal direccionada?
No hubo un acuerdo productivo para sumar esfuerzos. Por un lado el presidente Correa desplegó una campaña, incluso publicitaria, en contra de los grupos que consideraba como los pelucones y les puso contra la pared. Esos grupos son los que siguen ganando y lo hacen sin invertir más. Tenemos una economía sustentada en importaciones. Si el Estado invierte debe ser un motor para que todos inviertan. Pero no convocó al aparato productivo para sumarse a lo que pudo haber sido una gran minga de producción nacional.
El tema de la producción se refleja en las cifras del comercio exterior. ¿No es ese el otro talón de Aquiles del Gobierno?
Cuando empieza la crisis el 2009, se recurre a las salvaguardias para protegernos, porque no tenemos política monetaria y cambiaria, y eso es un mérito del Gobierno haber enfrentado la crisis sin esta política. Luego se desarman a principios del 2010 y ahora volvemos a armar nuevas barreras. Esto quiere decir que hay una ausencia total de una estrategia productiva, quiere decir que estamos con marchas y contramarchas y sin una propuesta de largo plazo. Tenemos que diversificar nuestros mercados. El que hayamos llegado a otros países no es malo ahora pero, ¿en qué condiciones se llega? Tenemos que acercarnos a China pero no para ser simplemente productores (y)exportadores de materias primas. Estamos reinventando la forma de reinserción sumisa (y dependiente) con los chinos. No ha habido una transformación de la matriz productiva, no hay un cambio estructural.
En el ámbito político, ¿se ha establecido un manejo clientelar a través de los subsidios?
Lamentablemente sí. Es la «bonocracia». Es uno de los problemas de la política social porque todo ese enorme esfuerzo que hacen a la postre se diluye porque la persona que se beneficia termina siendo parte de una red clientelar. No se apropia de la política social. No entiende que no tiene que agradecer a nadie. Que recibir el bono, acceder a la educación, a la salud es su derecho como ciudadano. Eso (no) ha ido configurando esta «bonocracia».
Hasta ahora se oye que el Gobierno esté pensando en optimizar los subsidios. ¿Es un tema necesario?
Es indispensable. Yo planteé alguna vez al Presidente, cuando estaba de ministro, que estaba dispuesto a asumir el riesgo de proponer esta discusión a la sociedad. Le dije que si había un rechazo masivo yo renunciaba. Creo que es indispensable asumir esa discusión y si el Gobierno no la plantea tiene que plantear la sociedad porque no podemos seguir sosteniendo subsidios no solo tan cuantiosos sino tan inequitativos.
¿Hay que focalizarlos mejor?
Hay que pensar con creatividad. Hay que focalizar pero con inteligencia.
Usted dijo hace un tiempo que se iba consolidando una estructura personalista y vertical en el poder. ¿Cuál es su balance hoy?
Desde hace un tiempo atrás hablé del riesgo que se estuviera construyendo el gran conductor, del cual habló Gramsci.
¿Se concretó o se diluyó ese riesgo?
Ahora sí estamos en una situación en la cual la Revolución Ciudadana gira alrededor del presidente Correa. Se han limitado los espacios de participación, de debate interno en PAIS y dentro del Gobierno. Es difícil que una persona que haga alguna crítica se pueda mantener dentro del Gobierno y si vienen las críticas de afuera viene el desprecio, la diatriba, el insulto, la violencia. Eso le ha hecho mucho daño al presidente Correa. Yo sostengo que él ha terminado solo. Está rodeado de mucha gente, puede haber millones de personas en las calles aclamándole, pero humanamente está solo. No es parte de ese proyecto colectivo que trabajamos tanto inicialmente.
¿Se alejó tanto de ese proyecto como para que el constitucionalista Julio César Trujillo diga que, en el tema de la Justicia, Correa defiende las tesis de Jaime Nebot?
Coincido perfectamente con esa apreciación porque, a cuenta de ser popular, defiende una tesis de la derecha. No desconozco que hay un problema de violencia y criminalidad que hay que parar y los problemas que hay en las cortes. Pero no puedo creer en algo que no es cierto: que aumentando las penas desaparece la violencia. Lo primero que tenemos que hacer es que capturen a los delincuentes, que se les juzgue y se les sentencie y, luego, que se cumplan las penas. Es lamentable que el Presidente haya asumido esa posición de la derecha que era socialcristiana. ¿Será acaso que estamos ante un Gobierno que se pasa poniendo direccionales a izquierda y girando hacia la derecha?
¿Qué se responde usted?
En algunos casos sí.
Ustedes aceptaron la confrontación como mecanismo de Gobierno. Sabían que por esa vía se acababa el debate y quedaba solo una verdad en la palestra pública.
Pero está dándole malos resultados al Presidente. Él tiene una enorme popularidad pero las bases sociales no son muy sólidas, ya lo vimos el 30-S. ¿Quién salió a las calles? La convocatoria de ese día (debeieron ser) para defender la democracia, la Constitución y la vida del Presidente. Pero no hubo una gran movilización.
¿Usted dice que se distanció de sus bases sociales y no las ha recompuesto?
(Pierde) las bases en la izquierda y no es de confianza para la derecha. Se está configurando sus propias bases a base de clientelismo y a veces de temor.
¿No hay, entonces, un mayor proceso democrático y participativo como ustedes prometieron en un inicio?
Tenemos una Revolución Ciudadana en que el déficit de ciudadanía va creciendo. La mayor demostración es que ahora se quiere meter nuevamente las manos a la Corte afectando su autonomía y la autonomía de un embrionario poder ciudadano que lo van a matar apenas nacido. ¿Qué tiempo va a tomar la consulta? 195 días. En junio ya estaría funcionando el Consejo de la Judicatura nombrado por el poder ciudadano. Aunque ahora, ¿quién va a participar? Esto es una profecía autocumplida. No es que fracasó sino que le fracasaron.
¿Para qué, con qué motivo?
Volvemos a la vieja práctica de la partidocracia. De aquí a tres o siete años, si el presidente Correa es reelecto, el próximo presidente dirá que esas son las cortes de Correa y que hay que cambiar. ¿Cuándo vamos a institucionalizar las cortes? ¿Qué dijimos en este documento (Plan de Gobierno del Movimiento País 2007-2011)? Clarito: Independencia y corresponsabilidad entre las funciones del Estado. Y trabajábamos por una Función Judicial autónoma, independiente y no manejada por los partidos políticos. ¿Qué estamos haciendo? Que movimiento PAIS va a manejar las cortes. La misma práctica de la partidocracia. Cuatro reformas de las cortes en 15 años. ¿Qué hemos cambiado? Este es un golpe durísimo a la Constitución y no es que (recién) vaya a ser violentada. Lo ha sido ya varias veces.