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Mujeres piden cambiar reglas en pro de equidad

Fuentes: IPS

Las elecciones del próximo domingo en Brasil mantendrán muy reducida la participación de las mujeres en el poder político, como ya se sabe por las listas de candidatos, frustrando así a las activistas que luchan por igualdad y una reforma institucional que la haga posible. Datos oficiales de la Justicia Electoral indican que la cantidad […]

Las elecciones del próximo domingo en Brasil mantendrán muy reducida la participación de las mujeres en el poder político, como ya se sabe por las listas de candidatos, frustrando así a las activistas que luchan por igualdad y una reforma institucional que la haga posible.

Datos oficiales de la Justicia Electoral indican que la cantidad de mujeres aspirantes a la Cámara de Diputados, de integración proporcional, equivale a menos de 14 por ciento de los 19.166 nombres propuestos, pese a que rige desde 1997 una legislación por la cual se establece que cada partido debe presentar por lo menos 30 por ciento de candidaturas femeninas.

Ningún partido cumplió con la cuota en las listas para estos comicios generales, pero no les pasará nada, porque la norma no fijó penalizaciones. Aun si cumplieran, se duda de que los resultados fueran muy distintos. Es que la medida es insuficiente, ya que el aumento de la representación femenina en el parlamento fue lento y tiende a estancarse, concluyeron activistas.

La ciudadanía de Brasil está convocada a las urnas este domingo para elegir al presidente del país, los gobernadores de sus 27 estados y legisladores respectivos, los 513 diputados nacionales, así como 27 de los 81 miembros del Senado (los otros dos tercios se renuevan en 2010).

En la actual legislatura. el parlamento brasileño cuenta con sólo nueve senadoras (del total de candidaturas, esta vez sólo 16,2 por ciento son mujeres) y 42 diputadas, aunque habían sido elegidas 45 en los comicios de 2002.

Brasil ocupa el puesto 122 en una lista de 168 países clasificados por la Unión Interparlamentaria de mayor a menor proporción de mujeres en el parlamento. Ese lugar implica que es el peor de América Latina, con 9,1 por ciento, junto a Haití, y largamente superado por Cuba y Argentina, los mejores colocados en la región con 36 y 33,6 por ciento respectivamente.

«Faltan condiciones objetivas», en términos de capacitación política, recursos financieros y medios de divulgación para que las candidatas puedan competir con los hombres. Así como está la situación, las cuotas sólo constituyen una recomendación «puramente formal», señaló a IPS Luiza Erundina de Sousa, diputada del Partido Socialista Brasileño.

Las mujeres tampoco disponen de «autonomía para dinamizar sus candidaturas», ya que dependen de la dirección partidaria dominada casi siempre por «machistas», acotó.

Para reducir un poco las desventajas, la diputada presentó en 2002 una propuesta de ley para destinar 30 por ciento del fondo partidario a acciones destinadas a ampliar la participación femenina en el poder político, además de asegurar a las candidatas 30 por ciento del tiempo de propaganda electoral que las emisoras de radio y televisión tienen que ceder a los partidos.

Pero el cambio decisivo para multiplicar rápidamente la presencia femenina en el Poder Legislativo sería adoptar las listas cerradas de candidatos, con las cuales se eligen los primeros en el orden establecido por cada agrupación partidaria.

En Brasil, se elige por persona, triunfando las más votadas dentro de cada partido, en un sistema que estimula la disputa interna y debilita las agrupaciones, dificultando el ascenso de principiantes, como en general son las mujeres.

Además el movimiento de mujeres considera indispensable que en esas listas se alternen los candidatos por sexo, de preferencia uno a una, para elevar la representación femenina hasta la mitad de la Cámara de Diputados.

Si hay resistencia a esa paridad, entonces que se establezca una alternancia de dos candidatos a una, asegurando así un tercio de los escaños para las mujeres y una ampliación gradual para el futuro, sugirió la diputada Erundina de Sousa, quien fuera alcalde de Sao Paulo entre 1989 y 1992.

La reforma electoral que defienden el movimiento de mujeres y las 54 diputadas y senadoras actuales, unidas en cuestiones de interés de género por encima de sus respectivos partidos, comprende también el financiamiento público de las campañas electorales, eliminando las contribuciones privadas que tradicionalmente sostienen los candidatos en Brasil.

Campañas alimentadas con dinero de particulares representan la «privatización de la política», favorece la corrupción, la influencia de grupos económicos poderosos y candidatos capaces de atraer muchos recursos, en general por defender intereses de sus donadores, sostiene el Centro Feminista de Estudios y Asesoría, en su folleto que difunde «El punto de vista feminista sobre la reforma política».

Esa organización no gubernamental (ONG), con sede en Brasilia y que impulsa proyectos favorables a las mujeres en el parlamento, defiende «acciones afirmativas», como las propuestas por Erundina de Sousa, para «asegurar la participación de 50 por ciento de cada sexo» en la Cámara de Diputados.

Desde 2002, las mujeres son mayoría en el padrón electoral brasileño. Actualmente ellas suman 51,5 por ciento de los 125,9 millones de ciudadanos habilitados para votar el domingo, lo cual acentúa el desequilibrio de género en el poder político.

La ley de cuotas «fue positiva», ayudó a ampliar la presencia femenina en el parlamento y en las direcciones partidarias, pero «estamos lejos de la paridad pretendida», evaluó para IPS Sonia Wright, cientista política del proyecto Mujer & Democracia, desarrollado por tres ONG en Recife, capital del nororiental estado de Pernambuco, para ampliar la representación política de las mujeres.

Uno de los factores de la baja representación actual es el propio feminismo que «no luchó suficientemente por la democracia representativa», al priorizar la «democracia participativa, confundiendo el movimiento de mujeres con la izquierda», reconoció la experta, para luego indicar la corrección de rumbos que pretende impulsar con su proyecto.

La unidad de parlamentarias en la llamada «bancada del lápiz labial» sólo tiene lugar en el Congreso Nacional, pues no se extendió a la esfera estadual y municipal, precisó Wright.

«Aún ocurre cierto aislamiento» de las mujeres que actúan en política, exigiendo más diálogo entre parlamentarias de distintos niveles, las que ocupan cargos ejecutivos y los distintos Consejos de Derechos de la Mujer, opinó.

La participación femenina es muy limitada en todas las instancias políticas. En el gabinete del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva sólo hay cuatro ministras, que equivalen a 11 por ciento del total. Apenas dos de los 27 estados brasileños y 7,5 por ciento de los municipios son gobernados por mujeres.

En tanto, en los concejos municipales, las representación femenina no alcanza a 13 por ciento, al igual que en las Asambleas Legislativas estaduales.

Los seguidos escándalos de corrupción, que golpearon la credibilidad y la legitimidad de los políticos de distintos partidos, especialmente de los legisladores, crearon condiciones coyunturales favorables a una reforma política, coincidieron Erundina de Sousa y Wright.

Es el momento de luchar por reglas menos desfavorables para las mujeres, aunque aún es fuerte la resistencia en los partidos, donde predominan los varones y las actitudes machistas, sostuvo la diputada. Puso como ejemplo los obstáculos que enfrentan sus propuestas.

Las mujeres tienen que enfrentar «una triple y a veces una cuarta jornada de trabajo» para «ocupar espacios políticos», concluyó.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38863