Ante la actual crisis del sistema capitalista, que es presentada como algo coyuntural o normal, desde el moderno mundo globalizado capitalista surgen infinidad de voces políticas de derecha, ¿obreras? tipo PSOE y otras [1] , sindicales, incluso de trabajadores de a pie manifestando opiniones sobre posibles soluciones que eluden entrar de forma radical en el […]
Ante la actual crisis del sistema capitalista, que es presentada como algo coyuntural o normal, desde el moderno mundo globalizado capitalista surgen infinidad de voces políticas de derecha, ¿obreras? tipo PSOE y otras [1] , sindicales, incluso de trabajadores de a pie manifestando opiniones sobre posibles soluciones que eluden entrar de forma radical en el fondo del problema. De alguna forma dan por validado el llamado «Estado de Derecho» interclasista, basado en la solidaridad para producir bienes sociales, pero in-solidario a la hora del reparto de esos bienes generados solidaria y colectivamente gracias a la mayoría social, a la que no tienen más bienes y supervive gracias a la venta de su fuerza de trabajo y que es usureramente comercializada en el llamado mercado laboral, donde el ser humano es considerado un objeto más de usar y tirar.
Cuando nos hablan de nacionalizar parcial o en su totalidad algún banco, nos están introduciendo un nuevo elemento de confusión sobre la sociedad dividida en clases sociales antagónicas. De alguna forma se sitúa al Estado capitalista como algo al margen de las pugnas entre las clases sociales que está por encima de la sociedad. Como si fuera el estado benefactor de ricos y pobres que sale al paso de la crisis, pretendiendo salvar al país, cuando lo que están salvando es al sistema capitalista, al gran capital oligárquico que es el máximo responsable de la crisis.
El diario PUBLICO, en su edición en papel del 10-10-08, nos sorprende con un montaje del dólar USA y la figura de Marx [2] en el centro del billete, que titula «Bush planea nacionalizar parte de la banca». No son los EE.UU. los únicos que se plantean esas medidas correctoras salvadoras de las grandes oligarquías financieras y monopolistas, como vemos en todos los países del llamado primer mundo están adoptando medidas de ese tipo con los fondos sociales que controlan los gobernantes defensores del Estado de Derecho capitalista, no los van a poner en manos de una banca pública para atender las necesidades del pueblo trabajador, dada la inseguridad laboral y el constante encarecimiento de los prestamos, sino en las mismas manos usureras que provocan la crisis.
En el caso español la banca a pesar de la crisis, en el primer semestre de este año han obtenido los siguientes beneficios en millones de euros: BBVA 2.928 un 11,6%+; Santander 4.730 un 22%+; Popular 674,8 un 10,1%+; La Caixa 1.228 un 20,3%+; Cajamadrid 733 un 19,2%+.
El Banco de Santander obtuvo en 2007 unos beneficios de 9.060 millones de euros y aspira, a pesar de la actual crisis actual, obtener este año un 10,3% más, 10.000 millones de beneficio neto, así lo dice Botín en el artículo que publica PÚBLICO, el martes 23-9-08. El BBVA volvió a batir el pasado ejercicio su récord de resultados con un beneficio de 6.126 millones de euros, un 29,4% más que el año anterior.
En el llamado mundo desarrollado nacionalizan parcial o en algún caso en su totalidad bancos, pero no se plantean nacionalizar las deudas hipotecarias insoportables por la constante subida del llamado Euribor, ese agente inventado y controlado por la banca, subida que según dicen se produce porque así lo deciden los bancos al no fiarse de ellos mismos y no concederse créditos unos a otros, repercutiendo la subida sobre las sufridoras gentes trabajadoras que tuvieron que recurrir a la hipoteca para conseguir una vivienda.
Recientemente recibí un comunicado del que entresaco las siguientes frases:
«Los miembros de la rama española de ASALARIADOS SIN FRONTERAS (ASF), coordinados con las demás ramas regionales de nuestra organización, que se extiende ya por 222 países, deseamos manifestar lo siguiente:
…proponemos organizar la RETIRADA MASIVA DE LOS DEPÓSITOS BANCARIOS que tenemos cada uno de los trabajadores en sus bancos. Como la liquidez bancaria es una pequeña proporción del total de los depósitos, sólo hace falta que la parte más consciente de los trabajadores vaya a su banco a sacar el saldo íntegro de sus cuentas corrientes y de ahorro para que, un banco tras otro, todo el sistema bancario se vea incapaz de hacer frente a sus obligaciones con los depositantes. La crisis bancaria en que ellos mismos se han metido nos abre a los trabajadores una vía factible de poner fin al poder de los agentes máximos del capital».
Estas manifestaciones, desde posiciones de derecha radical o reformista, incluidas las más radicales de izquierda, no se plantean que sean los propios trabajadores de la banca y de las demás empresas monopolistas las que se planteen nacionalizar y asumir el dirigir ellos mismos esos emporios claves del Estado capitalista, lo que sería un golpe mortal para la gran oligarquía que controla los llamados Estados de Derecho y por ende al propio sistema capitalista. No hemos visto manifestarse por la necesidad de la revolución antioligárquica y antimopolista como primer paso en el avance hacia la plena solidaridad sin explotados ni explotadores.
Incluso los propios gobernantes reconocen que hay que salir de la situación con parches que no cuestionan el cambio de sistema, de alguna forma, el propio PP en su crítica sobre las medidas del gobierno se atreve a denunciar que no se tienen en cuenta, algo muy peligroso debemos admitir, la falta de ayuda a las pequeñas empresas, generadoras del 80% de la mano de obra, y que van a ser junto a los trabajadores los que más van a sufrir la desastrosa crisis del capitalismo imperialista mundial.
Los «grandes» políticos obreros, incluidos los más radicales, no se plantean un programa estratégico y táctico con un programa antioligárquico y antimonopolista que uniese a los elementos sociales y productivos, a los trabajadores y los pequeños empresarios dominados y dependientes del gran capital oligárquico.
Un programa que se plantease la nacionalización de la banca y las grandes industrias, incluidas todas las que son de servicio público: transporte, sanidad, educación, ocio y cultura. La ayuda a los pequeños empresarios que además de ser los mayores generadores de empleo, ofrecen los elementales servicios de comercio y alimentación al conjunto de la ciudadanía.
¿Y por qué los partidos, con objetividad que vaya más de simples palabrerías, no se pueden plantear ese programa estratégico y táctico? Sencillamente, porque no existe una organización revolucionaria que tenga en cuenta aspectos básicos de la filosofía marxista desarrollada al actual momento histórico. No existe una comprensión objetiva sobre la función histórica del Estado, de cómo se constituye la organización política y administrativa productiva de la clase social minoritaria capitalista estructurada de arriba abajo, y cómo debe ser la de los trabajadores organizados como clase dominante, al revés, de abajo arriba ejerciendo el control de forma directa y permanentemente. Cómo esa forma de poder no se debe improvisar, sino que se tiene que ir generando y desarrollando desde el capitalismo mediante la organización de lucha alternativa, que en su desarrollo cuestiona el estado capitalista y se constituye en el nuevo poder alternativo.
No se comprende lo que supone la división del ser humano alienado, dividido política y productivamente, es decir, dividido en sociedad civil y clase política. La clase política dedicada a gobernar, y los «limitados» (por la gracia de dios) y pobres seres humanos que solo sirven para producir, ¡a producir!, y de vez en cuando, (por aquello de las apariencias democráticas) cada equis años, llamados a depositar el papelillo en la urna de cristal burguesa con la que se «eligen» a los partidos de turno administradores del orden capitalista.
No se comprende cómo instrumentalizar de forma revolucionaria los resquicios legales del aparato estatal burgués, para que en vez de como pretenden los reformistas queriendo perfeccionarlo, generar organización alternativa revolucionaria hasta destruirlo y reemplazarlo por el de los trabajadores organizados como clase dominante.
No se comprende lo que debe ser un partido revolucionario, el papel de los militantes revolucionarios, porque desgraciadamente todos en mayor o menor medida, estamos limitados en nuestros conocimientos de la filosofía marxista y sobre todo de su método de análisis basado en el materialismo dialéctico que nos permita con objetividad analizar las causas profundas que dan lugar a los múltiples efectos en que se manifiesta la barbarie capitalista, y desde ese análisis poder ofrecer alternativas objetivas. Militantes revolucionarios fundamentalmente educadores, no pretendidamente suplantadores del protagonismo revolucionario que les corresponden ejercer a todos los que sufren la explotación capitalista.
Y si no existe organización revolucionaria con militantes formados que puedan vincularse a las grandes masas de ciudadanos explotados y alienados para poder ejercer su influencia educadora y concienciadora, difícilmente se puede aprovechar la actual crisis del capitalismo mundial imperialista y oligárquico, para darle la puntilla y rematar al sistema desde la grave crisis que estamos viviendo. No existe organización partidaria con células y comités en los centros de trabajo, en los barrios, asociaciones culturales o de ocio y cultura, donde militantes revolucionarios puedan trabajar y fomentar la concienciación de los trabajadores, que permita a estos ir organizándose hasta conseguir ser clase dominante y conquistar el poder.
Es triste comprobar, cómo gracias a ese bajo nivel ideológico de los miembros de los partidos, las luchas internas, en vez de ser desde posiciones ideológicas revolucionarias, se establecen por cuestiones burocráticas entre los clanes enfrentados, para intentar hacerse con el poder de la organización. Evidencian la concepción burocrática del partido y del estado, la influencia nefasta de la ideología dominante burguesa basada en el individualismo, la insolidaridad y la competencia.
¿Cómo esas pretendidas organizaciones revolucionarias, desde esas posiciones que mantienen pueden ser ejemplo y vanguardia del proceso revolucionario?.
Deberíamos plantearnos cada uno, como en su momento histórico se planteó Vladimiro Illich Ulianov, por donde empezar para un «Qué hacer» objetivo. Qué es lo que debemos priorizar desde nuestras limitaciones ideológicas y tiempo de dedicación disponible, para poder superar la dispersión individual y grupuscular a la que nos tiene sometidos la ideología dominante e in-solidaria burguesa con el apoyo de las ancestrales ideologías religiosas, que prometen la felicidad en el «Más allá celestial» si somos buenos corderos alienados y manejados por los dominadores del «más acá».
[1] Pretendidamente a la izquierda del PSOE que no cuestionan el llamado Estado de Derecho. Analice el lector que personajes representativos de esos partidos constantemente se les llena la boca en su defensa del llamado Estado de Derecho cuando se refieren a las acciones de ETA, o de nacionalistas radicales.
[2] ¿Burla marxista?, o subliminal mensaje «progresista», por la defensa que hace PUBLICO de la política Zapatera.