La UNIDAD de un proyecto político transformador se construye en el debate y en la acción. Por ello, me permito plantear mi posición en el debate que ha hecho público Rafael Correa, aunque creo que era más pertinente haberlo hecho primero al interior. Lo hago desde mi compromiso con un programa de acción y de […]
La UNIDAD de un proyecto político transformador se construye en el debate y en la acción. Por ello, me permito plantear mi posición en el debate que ha hecho público Rafael Correa, aunque creo que era más pertinente haberlo hecho primero al interior. Lo hago desde mi compromiso con un programa de acción y de gobierno al servicio de los pueblos, las nacionalidades y sus organizaciones.
Debo decir que en la lucha contra la corrupción estoy totalmente de acuerdo con las acciones que se están realizando. Como lo expresamos en campaña, en calidad de organización social, REDSOL Ecuador, y de ciudadano, esta debe ser una lucha sin cuartel, donde caigan todos los involucrados sin importan su partido político y el puesto que ocupe o haya ocupado en las funciones públicas.
Y si bien la corrupción debe ser combatida a través de los mecanismos institucionalizados del Estado, es absolutamente necesaria y complementaria la participación protagónica de la ciudadanía a través de diversas y múltiples iniciativas, como el Frente de Lucha contra la corrupción y la Comisión Cívica constituida para estos mismo fines. Respecto a la política que Lenin Moreno denominó como «mano extendida», considero que es fundamental para desmontar el escenario creado por la oposición de derecha buscando dividir en dos a nuestro país, con estrategias discursivas como la del «fraude» o el llamado y amenazas a movilizarse contra el nuevo gobierno.
Esta evidente mala intención de la derecha es para crear situaciones de ingobernabilidad y desestabilización de la voluntad soberana de la ciudadanía manifestada en las elecciones últimas. En este marco, creo fundamental el diálogo propuesto con todas las organizaciones y movimientos sociales, las que vinieron actuando desde la oposición, como también aquellas que han sido un sustento estratégico fundamental del proyecto político y por supuesto las que se definen como independientes.
Respaldamos además el proceso de amnistía a los dirigentes sociales que han sido judicializados por la protesta social, aunque tampoco este debe ser un instrumento para beneficiar a quienes hayan cometido delitos contra la vida o la administración pública. Y por supuesto coincidimos que se retome con fuerza las políticas interculturales en la educación, que deberían hacerse extensivas a todos los sectores, principalmente en los servicios de salud, desarrollo infantil, adultos mayores, ambiente, agricultura, turismo.
Sin embargo de estar de acuerdo con la política de «mano extendida», hay que considerar que los sectores de la derecha política, las élites económicas y sus grandes medios de comunicación privados, tratan de crear una imagen de división del MPAIS y de imponer su agenda programática, a pesar que perdieron las elecciones. Pero lo que más inquieta a la base social del gobierno, es que varios Ministros vinculados a los grupos empresariales han hecho declaraciones coincidentes con exigencias de la derecha, como volver a aplicar políticas de flexibilización laboral que afectan los derechos de los trabajadores; o que se apuran acciones para firmar un acuerdo comercial con los EEUU, el país que más subsidios tiene a favor de de su producción agropecuaria y que ha impactado muy negativamente en los pequeños productores de países que firmaron TLC con ellos, como México o Colombia; e incluso que, se va a entregar entregar el control del dinero electrónico a los banqueros, los mismos que boicotearon está iniciativa desde el Banco Central y que hoy están dispuestos a «sacrificarse» para incrementar sus beneficios especulativos.
La ciudadanía, las organizaciones sociales, los sectores de izquierda, progresistas y democráticos, debemos estar vigilantes para no caer en el juego de aquellos que pretendan dividirnos o que quieren cooptar al nuevo gobierno e imponer su agenda, especialmente en lo económico.
El pueblo votó mayoritariamente por mantener y profundizar los cambios positivos de la Revolución Ciudadana; así como para que se corrijan los errores, como la relación de subordinación o de hostigamiento a las organizaciones sociales, pueblos y nacionalidades; y además votó para que se impulsen con decisión las tareas pendientes: el impulso de la economía popular y solidaria, la revolución agraria, el Estado Plurinacional o la democracia efectivamente participativa.