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Cronopiando

¿No contamina la guerra?

Fuentes:

Por ahí anda Al Gore, aquel que cuando era vicepresidente estadounidense fue testigo de primera mano de la negativa de su país a firmar el protocolo de Kyoto, enamorado ahora del planeta cual nuevo gurú naturalista, reconvertido ecologista, predicando contra el cambio climático. Y dice Al Gore que el cambio climático es el problema. Falso, […]

Por ahí anda Al Gore, aquel que cuando era vicepresidente estadounidense fue testigo de primera mano de la negativa de su país a firmar el protocolo de Kyoto, enamorado ahora del planeta cual nuevo gurú naturalista, reconvertido ecologista, predicando contra el cambio climático.

Y dice Al Gore que el cambio climático es el problema. Falso, el maligno tumor que afecta al planeta no es el problema sino la consecuencia de un modelo de vida depredador y absurdo, y en ese modelo hay que buscar, porque ahí es que se encuentra, la razón de ser de un cambio hasta cuyo nombre es un vano eufemismo por esconder la gravedad del caso.

El mal llamado cambio climático supone tal cúmulo de transformaciones, de incidentes que, a su vez, multiplicarán sus efectos, que difícilmente podríamos aventurar ni la mitad de los cambios que se avecinan. No es sólo el clima lo que va a cambiar como sugiere el trillado titular de «cambio climático»

Y de que no están tan lejos esos cambios, mueve a sospecha el que, para comprobarlo, ya no nos sean necesarios los laboratorios, los más precisos medidores de aire y temperatura, los telescopios o cualquier otro sofisticado artilugio. Ni siquiera necesitamos las opiniones de los expertos. Nos basta con abrir la puerta de casa en invierno y encontrar la primavera, nos basta respirar por la calle.

Al Gore apela a la conciencia ciudadana para que economicemos energía, para que usemos menos los vehículos, para que sembremos flores los domingos de campo, cuando no sean de golf.

¿Pero y la guerra? ¿Es que el plutonio en cualquiera de sus dos versiones no contamina? ¿Es que el fuego que se abate sobre Afganistán, Iraq y otras partes del mundo no es cómplice también del cambio climático? ¿Es que las bombas que caen sobre Bagdad no salpican también al resto del planeta?

Decía un general de la OTAN luego de que bombardearan Belgrado, que la destrucción había retrocedido a Yugoslavia a 50 años antes. Ignoro si Iraq, sigue buceando en los anales de la historia en busca de encontrar su referencia pero ¿hay alguien tan idiota como para creer que semejantes exhibiciones de químicos, metales, combustibles y demás ingredientes, durante tantos años, no va a afectar la vida en todo el mundo?

Al Gore, adusto y circunspecto, hubiera pasado desapercibido durante el gobierno de Clinton de no ser porque la prensa, muy entretenida con los arrumacos amorosos del primero al mando, un mal día para Al Gore, decidió pasarle revista. Descubrieron que si el estadounidense promedio entrega algo más del 2% para caridad o asistencia a sectores marginados, Al Gore, luego de hurgarse bolsillos y carteras, chequeras, cajas fuertes, incluso las medias, debajo de colchón… destinaba para los mismos fines la friolera de 0.0017% de sus beneficios.

Pero ahora, aquel avaro de Clinton, que no de Moliere, tiene la oportunidad de mostrarse generoso. Y siendo consecuente con su vibrante discurso en defensa del planeta, empujar al partido demócrata para que no sólo le regateen el dineto y la ayuda militar a Bush, sino para que lo enjuicien por crímenes de guerra, por inepto, por mentiroso contumaz, por traidor a la constitución de los Estados unidos… y salir inmediatamente de Iraq y del mundo que ocupan.

Entonces, le garantizo a Al Gore, que hasta yo mismo me sumaré al ahorro y apagaré una columna antes el ordenador.

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