El 14 de abril, en Rebelión apareció un artículo de Luis Roca Jusmet, titulado «Dos medias verdades sobre la educación secundaria en nuestro país» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83762) en que hace referencia al manifiesto NO ES VERDAD y donde plantea «que hay que matizar sus afirmaciones concretas de que determinadas afirmaciones no se corresponden con la […]
El 14 de abril, en Rebelión apareció un artículo de Luis Roca Jusmet, titulado «Dos medias verdades sobre la educación secundaria en nuestro país» (http://www.rebelion.org/
«que hay que matizar sus afirmaciones concretas de que determinadas afirmaciones no se corresponden con la realidad»
Veamos cómo Luis Roca Jusmet justifica esta opinión:
En primer lugar el manifiesto afirma que
«No es verdad que en la escuela española actual predomine un modelo de enseñanza diferente al tradicional. Dice por el contrario que la cultura escolar dominante es España sigue basándose en la transmisión directa de contenidos inconexos y, no pocas veces, desfasados e irrelevantes, de aprendizaje mecánico y repetitivo, en la evaluación selectiva y sancionadora y en la prolongación de la jornada escolar de los menores con abundantes deberes y tareas » .
La primera afirmación puede ser cierta pero la segunda implica una desvalorización de lo que en la primera llaman el modelo tradicional, que tiene cosas a conservar y cosas a superar.
Bien, efectivamente la primera afirmación es cierta, hay varias tesis doctorales que la avalan, también la avala dar un simple recorrido por unos cuantos centros para comprobar cómo están dispuestos los pupitres, qué hacen los alumnos/as y los profesores/as, cómo está organizado el centro, cuál es su régimen horario… Hay muy pocos profesores que trabajen de forma alternativa, y lo hacen a contracorriente.
Por supuesto que el modelo tradicional (tan tradicional que ya en Summer, hace cuatro mil años, habían aulas similares a las nuestras) tiene cosas que conservar, pero desde luego no las que entran en contradicción, por ejemplo, con la actual investigación educativa, de no ser que tengamos una concepción de la educación acientífica y dogmática, y que consideremos la tradición como única fuente de conocimiento para la educación.
Pero en que se basan para decir que lo que se transmiten son contenidos inconexos , desfasados e irrelevantes? Me parece un claro desprecio por el serio trabajo que hace una cantidad importante de profesores respecto a sus materias y sin ningún tipo de contrastación clara de lo que dicen.
En primer lugar señalar que no encuentro el desprecio ni a los profesores ni a sus materias, ni mucho menos al serio trabajo que realizan (que realizamos, porque también somos profesores/as los que proponemos el manifiesto NO ES VERDAD). Los profesores/as trabajamos mucho, pero no nos luce, ¿Cómo se puede llamar sino al fracaso escolar generalizado que se está dando en la educación secundaria. En algunas comunidades se ronda o supera el 40% (http://www.magisnet.com/
Sobre los «contenidos inconexos , desfasados e irrelevantes», tenemos ejemplos a miles, ya que somos profesores o profesoras en activo y los vemos día a día. Los alumnos/as tienen que aprender la fotosíntesis cuando todavía ni imaginan la materialidad de los gases (por eso la mayoría de los que estáis leyendo este escrito seguís pensando que las plantas se alimentan del suelo), cuando trabajan la bioquímica en biología aún no han visto la química orgánica en química, etc. Es lo habitual, les damos a nuestros alumnos un montón de piezas de un rompecabezas con la vana ilusión de que reconstruyan ellos por su cuenta el conjunto, cosa que nosotros, los profesores y profesoras no hacemos.
Sobre la relevancia de los contenidos ¿Dónde está el zenit del petróleo como contenido? ¿Dónde el uso de uranio empobrecido en la munición actual? ¿Dónde los problemas socioambientales más agudos y próximos para nuestros alumnos y alumnas? Gran cantidad de contenidos son contenidos «fósiles», incrustados por tradición en los programas, con poca funcionalidad para nuestros alumno/as y cuya única utilidad es progresar en el sistema escolar (y después olvidarlos).
Solo una docencia que tuviese como eje problemas socioambientales permitiría la contextualización del saber que aportan las distintas disciplinas, y la relevancia de esos conocimientos estaría en relación directa con la relevancia y significatividad de los problemas abordados.
¿Qué es la evaluación selectiva y sancionadora ? ¿ No implica evaluar seleccionar ? ¿ Que quiere decir sancionadora, poner límites a unos mínimos necesarios?
Bueno, una de las facetas de nuestro sistema escolar es que efectivamente funciona valiéndose de una evaluación selectiva y sancionadora y eso si que se hace bien, seguramente es lo mejor que hace (http://www.redires.net/?q=
Uno de los instrumentos para conseguir esos resultados tan notables es una evaluación sancionadora, es decir, centrada en el «castigo» de los fallos. Además, la mayor o menor cantidad de «fallos» y su gravedad se utiliza para seleccionar a los alumnos/as, es decir, para que aprueben o no. En la escuela entran numerosos alumnos/as con carencias de formación, algunas graves, y con ese tipo de evaluación pronto se convencen de que la escuela no es para ellos/as, y abandonan.
Frente a ese concepto de evaluación está la evaluación formativa que lo que busca es diagnosticar carencias y contribuir a su solución. Esta concepción de evaluación acompañada con una calificación basada fundamentalmente en el trabajo y el esfuerzo genera, desde nuestra experiencia como profesores/as, menos discriminación en función del origen familiar y menos abandono escolar.
Dice también que no que no es verdad que se han bajado los niveles de exigencia . Pero ¿ exigencia con respecto a que?
Pues bien, si yo doy un repaso a los libros que estudié durante el franquismo, empezando con la Enciclopedia Alvarez, siguiendo con los de la LGE de Villar Palasí de 1970, los de la LOGSE y los actuales, lo que se observa es que los contenidos antiguos por lo general no desaparecen, quedan ahí para siempre, fosilizados, pero a ellos se les van sumando nuevos contenidos. Lo que varía es su errática distribución a lo largo del tramo educativo. Y eso no solo ocurre con los contenidos de una asignatura, sino con las propias asignaturas. ¿Qué contenidos o asignaturas han desaparecido de la educación secundaria? Y sin embargo ¿Cuántos contenidos o asignaturas nuevas se han incorporado en los últimos años? Ir añadiendo contenidos y asignaturas en el mismo tramo educativo ¿Es bajar los niveles de exigencia?
Dice que los estudiantes fracasan porque el modelo educativo vigente hace tiempo que ha caducado . Puede ser parte de verdad pero la otra parte es que la sociedad ofrece a estos adolescentes todo a cambio de nada y que es evidente que la cultura del esfuerzo no la tienen interiorizada porque no están acostumbrados a esforzarse. Y porque la ideología dominante es hedonista y consumista. Los jóvenes inquietos y responsables son una minoría ( como antes).
Pues bien, si la sociedad -evidentemente- ha cambiado y la ideología dominante pretende convertir a los jóvenes (y a nosotros) en consumidores compulsivos, ¿Que debemos hacer? ¿Enrocarnos en las prácticas tradicionales? ¿O echar mano de las abundantes evidencias establecidas por la investigación educativa para cambiar nuestro modelo didáctico por uno que vaya en otra dirección? ¿No sería maravilloso que desde el sistema escolar pusiésemos arenilla en los engranajes que lubrica la ideología dominante? ¿O mejor quedamos con los brazos cruzados? En la Red IRES estamos por la primera opción.
No es verdad que los alumnos y alumnas sea peores que los de antes . Los alumnos sí son peores que los de antes.
(…) la influencias de la televisión, de los videojuegos, de internet es, en general negativa porque los dispersa, les influye con estereotipos superficiales y con valores egoístas y consumistas que los convierte en peores alumnos, menos disciplinados y receptivos.
¿Peores alumnos por ser menos disciplinados y receptivos? ¿Culpa de la televisión, los videojuegos e internet? No será que la escuela esta muy lejos (pero muy lejos) de lo que es hoy la normalidad de nuestros jóvenes. Y si es así, ¿No será que son menos receptivos porque la escuela no les aporta nada funcional y significativo para sus vidas? Y si es así, ¿Cómo sería yo de disciplinado si me obligasen a estar un montón de horas al día, todos los días, en un lugar que no me está aportando nada?
Es cierto que disfrutamos de una TV infame, y que hay videojuegos de juzgado de guardia, pero ¿Por qué se valora tan poco los conocimientos y las destrezas ligadas al mundo digital de nuestros jóvenes? Conocimientos y destrezas que, en muchos casos, no poseen sus propios profesores/as, algo lógico por otra parte, ya que han nacido, y les ha tocado vivir, en un mundo distinto y más complejo que el nuestro.
También es cierto que al no haber una selección a los catorce años que expulsaba a los que estaban en peores condiciones esto también dificulta el tipo de alumnado que tenemos.
Ahí si tienes razón, en los datos que dispongo de 1981 cuando ya llevaba cinco años dando clase en institutos (con mis alumnos/as sentados en grupo, aunque aún no existía la LOGSE) la población total escolarizada era de solo del 50%, y eso si, «los mejorcitos» (el 33%) estaban en BUP. y si, eran más buenecitos que los de ahora, y se podía «dar clase». Eso es lo que parece añorarse, pero mis colegas no se dan cuenta de que entonces, en los institutos, se estaba dando clase aproximadamente al 33% del total de la población escolar de ese tramo de edad.
¿Cómo pretendemos comparar el BUP (el 33% mejorcito) con la ESO (100%)? ¿Es malo haber escolarizado a todos los jóvenes hasta los 16 años? ¿O es simplemente que no sabemos trabajar con ellos (como apunta el manifiesto)? ¿Lo mejor es cerrarles la escuela para volver a la situación de antes?
Parece que eso es lo que estamos haciendo, a la vista de las estratosféricas cifras de fracaso escolar.
Pero es cierto que no podemos proyectar nuestra impotencia en estos adolescentes que son producto del sistema en el que vivimos. Pero este sistema es el capitalista y éste es un sistema que hemos heredado y que funciona con lógica propia, al margen de la voluntad de los alumnos que vivimos en él. No se pueden diluir las responsabilidades porque es desde los centros de poder que se configura la ideología que les condiciona a ser lo que son.
Que párrafo más desmovilizador. En la Red IRES, desde luego, no pensamos así, y lo que venimos a decir -en nuestro anterior escrito- es que se pueden hacer cosas y se puede ir a contracorriente. No somos tan ingenuos como para pensar que así se puede cambiar todo, pero si podemos afirmar que cada uno puede cambiar su forma de trabajar en su aula, y ese cambio es importante y necesario para experimentar y consolidar alternativas que serán útiles, porque si se produce el cambio social profundo que se empieza a vislumbrar… ¿Los modos de la escuela seguirán siendo los mismos? Y si no deben serlo ¿De dónde saldrán las alternativas?
Lo que hay de razón es que hemos de asumir y responsabilizarnos de los alumnos que tenemos y que el profesorado también tiene que poner de su parte para cambiar las cosas, no limitase a la victimización.
Efectivamente, y una de las dificultades importantes para ese cambio es el modelo didáctico utilizado, anclado en la tradición, epistemológicamente absolutista, y socialmente autoritario. Hay que cambiarlo, y en la Red IRES estamos en ello.
En el punto que dice que no es verdad que los docentes españoles tengan un exceso de formación pedagógica y un déficit de formación en contenidos me parece que está fuera de lugar porque no creo que nadie afirme esto.
¡Vaya! Pues si que estamos despistados en la Red IRES que promovemos un manifiesto para denunciar, precisamente que » Se está generalizando una forma de pensar según la cual hoy en la escuela se enseñan pocos contenidos, se hacen actividades irrelevantes, los niveles de exigencia bajan, los alumnos y alumnas son peores que los de antes y hay «mucha pedagogía» y poca enseñanza.
Entrando aquí (http://www.antipedagogico.
Y lo bueno es que antes de la LOGSE, yo tenía que ordenar los pupitres en grupo al comenzar la clase porque me los encontraba desordenados dispuestos en filas. Durante la LOGSE me ocurría lo mismo, y ahora también. Siguen desordenados formando perfectas filas. Lo mismo les ocurre -y ha ocurrido- a los demás colegas que trabajan como yo. No parece que la LOGSE haya variado mucho más que el papeleo, la distribución y salpicado de los contenidos a lo largo de los cursos, y otros aspectos superficiales, ninguno substantivo relacionado con lo realmente importante: Cómo trabajar con los alumnos/as.
Lo cierto es que tengo una cierta desconfianza en la formación psicopedagógica porque me parece excesivamente teórica y es desde la práctica como nos podemos ir formando en este sentido, no a través de supuestos expertos que no han pisado un aula.
Bien, en el caso del manifiesto, los que lo hemos elaborado somos profesores y profesoras, de todos los niveles, desde educación especial hasta universidad, pasando por infantil, primaria y secundaria. No hacemos más que pisar aulas, es nuestro trabajo.
Por supuesto que los centros de secundarias necesitan un cambio ( hablo de este nivel porque es el que conozco pero me parece que las diez propuestas son una simple declaración de buenas intenciones que casi no se concretan en nada. Sí hay alguna propuesta que me parece interesante son las más modestas, como el del profesorado ayudante y en prácticas, el de una ratio razonable y el de una enseñanza laica.. Lo demás son palabras que están en boca de todos, incluso de los que tienen más responsabilidades en el estado actual de las cosas.
Bien, veamos si las otras siete propuestas son tan triviales como dices:
Centrada en los estudiantes y en su desarrollo integral (corporal, intelectual, social, práctico, emocional y ético).
Cualquiera que pise las aulas sabe que la obsesión de la escuela actual son los contenidos, no los alumnos/as. Para nosotros no, lo primero es el alumno, y los contenidos tienen un papel secundario, están al servicio del desarrollo de alumnos y alumnas. No nos parece, para nada, un principio trivial.
Con contenidos básicos vinculados a problemáticas relevantes de nuestro mundo, buscando la calidad frente a la cantidad, la integración de materias frente a la separación.
Parece que ocurre justo lo contrario, muchos contenidos están ahí porque lo han estado toda la vida, no tienen nada que ver con los problemas más acuciantes de la realidad, predomina claramente la cantidad, y se imparten siempre como asignaturas separadas. Tampoco parece un principio trivial, de hecho los miembros de la Red IRES nos encontramos con muchas dificultades para intentar aplicarlo.
Con metodologías investigativas que promuevan aprendizajes concretos y funcionales, al mismo tiempo que capacidades generales como la de aprender a aprender. Donde el esfuerzo necesario para aprender tenga sentido.
Para nada es trivial, los profesores y profesoras hacen lo que saben, que es reproducir las prácticas que han visto como alumnos/as, y adaptarse a la tradición del centro cuando llegan como profesores noveles. Es decir, reproducen la cultura escolar tradicional, no por que quieran, sino porque no han recibido una formación que les presentase otras alternativas.
Con recursos didácticos y organizativos modernos y variados. Una escuela que utilice de forma inteligente y crítica los medios tecnológicos de esta época.
¿En cuantas aulas hay ordenadores, cañón, retropoyector…? ¿Que llevan niños y niñas en sus pesadas mochilas? La respuesta es fácil, el recurso Rey de nuestro sistema escolar: el libro de texto, para gozo y beneficio del lobby mediatico-editorial.
Con formas de evaluación formativas y participativas que abarquen a todos los implicados (estudiantes, docentes, centros, familias y administración), que impulsen la motivación interna para mejorar y que contemplen a las personas en todas sus dimensiones.
Ya hemos reflexionada antes sobre la evaluación.
Con docentes formados e identificados con su profesión. Mediadores críticos del conocimiento. Dispuestos al trabajo cooperativo y en red. Estimulados para la innovación y la investigación.
Muchos de mis colegas no hacen más que renegar de su trabajo, de los alumnos/as, temen salirse de lo que marcan los programas… Que los profesores y profesoras amplíen el campo de su autonomía profesional, que sean ellos los que decidan, en función de los alumnos/as que tienen delante, lo que deben hacer o no, es un gran cambio pendiente.
Con un ambiente acogedor, donde los tiempos, espacios y mobiliarios estimulen y respeten las necesidades y los ritmos de los menores.
Miremos nuestros centros, ¿Cuanto sitio hay para que nuestros alumnos puedan estar, relajadamente, con sus compañeros/as? No siempre hay biblioteca (que funcione), hay aulas, y cada vez más en barracones, también la cantina, y el patio. ¿Algún sitio (tiempo o espacio) para oír música? ¿Para ver vídeos? ¿Para realizar proyectos? ¿Para pintar? ¿Es un precepto religioso la rígida estructura horaria? No es este un tema trivial, no depende además de la voluntad del profesorado, y hay muchísimo camino organizativo a recorrer para que lleguemos a tener unos centros escolares realmente atractivos para nuestros alumnos/as.
Cogestionada con autonomía por toda la comunidad educativa. Que promueva la corresponsabilidad del alumnado. Comprometida con el medio local y global.
Tampoco parece trivial esta propuesta. La LOCE del PP convi rtió los consejos escolares en elementos decorativos y a los directores en representantes de la administración y no del centro. Y así han quedado.
Decir que » estas propuestas son una simple declaración de buenas intenciones que casi no se concretan en nada» no tiene ningún sentido, nosotros somos profesores, no gobernantes, ponemos en práctica lo que depende de nosotros, y cuando no podemos, detectamos cuáles son las trabas que nos impiden desarrollar nuestro trabajo como nos gustaría, y pedimos ayuda a los sectores más progresistas de la sociedad con el manifiesto NO ES VERDAD, para intentar cambiar las cosas, o al menos, para defender un espacio de autonomía profesional para los profesores y profesoras más innovadores y peleones. Y si estas palabras «están en boca de todos, incluso de los que tienen más responsabilidades en el estado actual de las cosas» no nos debe extrañar, estamos en tiempos de una extraordinaria perversión del lenguaje, por ejemplo, a masacrar un país para robarle su petróleo se lo llama instaurar la libertad.