En 2018, un cuartel policial en San Lorenzo fue destruido por un ataque con explosivos. Desde entonces, la violencia fue escalando en la provincia de Esmeraldas desde entonces. La presencia de grupos delictivos y del narcotráfico se intensificó debido, entre otras cosas, a la falta de atención y de inversión en sectores básicos por parte del Estado para con esta provincia.
Al respecto, entrevistamos a Juana Francis, activista de Mujeres de Asfalto, quien comentó que lo que se vive en Esmeraldas “es el resultado de una agenda institucional de ausencia de políticas públicas”.
- ¿A quién está afectando esta violencia criminal en Esmeraldas?
La situación que nos encontramos ahora en Esmeraldas en una situación bastante crítica con relación a toda la ola de violencia, pero también, hay que poner sobre la mesa que Esmeraldas ha heredado una maleta de problemas, de precarización hace mucho rato. Lo que estamos viendo y viviendo en estos momentos, es el resultado de una agenda institucional de ausencia de inversión pública, de ausencia de políticas direccionadas y efectivamente, pensadas para la provincia de Esmeraldas en las condiciones de lo que implica ser un territorio fronterizo, un territorio etnográficamente con poblaciones que históricamente han sido excluidas, que hemos sido excluidas, no pensando desde lo urbano y lo rural como ciudad y como territorio.
- ¿Quiénes son fueron las personas víctimas de lo sucedido en el Puerto Pesquero? ¿Por qué la violencia tuvo que ensañarse sobre los más vulnerables?
El desborde de violencia en que se encuentra ahora en Esmeraldas es muy crítico, pero desgraciadamente en esta guerra que se ha generado por la ausencia de la institucionalidad del Estado, de gobernabilidad, los que estamos en la mitad somos una ciudadanía común. La cartografía, la radiografía de lo que está sucediendo, somos la ciudadanía la que está en la mitad. Estamos ahí en la guerra, sin armas y sin nada para defendernos y cuando digo sin armas, no es necesariamente son las armas físicas, sino a dónde recurres cuando tienes un problema, dónde denuncias, quién te acoge. Desgraciadamente, esas ausencias tienen a Esmeraldas así. Estamos en esa situación.
Lo que sucedió no hay que tomarlo como un hecho aislado de lo que está pasando desde hace meses. Es el segundo ataque que tiene estas características en el país. El primero fue en el Guasmo, el año pasado. No es coincidencia que pasara en las condiciones que pasó. Es una provocación al Estado y lo otro que hay que tener sobre la mesa, es que Esmeraldas no se encuentra, ninguna parte del país se encuentra preparada para lo que estamos viviendo y no es accidental, sino que es justamente el reflejo de que esta ola de violencia nos va a continuar sorprendiendo, nos va a continuar doliendo porque obviamente son duelos comunes, comunitarios. Las muertes son los vecinos, el Señor que te vendía el pescado, el niño que ayudaba a sacar las compras del puerto pesquero y el que no te digan la lista con nombres de esos fallecidos también demuestra el problema de la institucionalidad que tenemos.
- De lo que tú has visto y de lo que han dado seguimiento desde las organizaciones de base ¿cuánto ha funcionado la política de decretos de estado de excepción, de militarización de diferentes sectores de la ciudad de Esmeraldas? ¿Ha funcionado esto en realidad?
Tenemos un problema y es que todas las intervenciones realizadas por el Ejecutivo o por el Estado en estos momentos en Esmeraldas han sido un fracaso; primero, porque han sido medidas que no dimensionan la dinámica cultural, la dinámica que tiene la provincia. Segundo, que han sido intervenciones que han sido un fracaso, porque en los estados de excepción continúan los sicariatos, continuaba pasando la bola de violencia porque el estado de excepción no representaba nada. No representaba seguridad, no representaba garantías; ni siquiera que la población se sienta segura. Más bien, repercutió en términos de turismo y de trabajo y cuando hablo de turismo y de trabajo, es que Esmeralda es una provincia que vive de la pesca, que vive del turismo, que vive del trabajo informal, porque el 70% de la población en Esmeraldas tiene como ingreso de vida, la agricultura y el trabajo informal.
Entonces tienes estas intervenciones de estado de excepción que la gente no puede estar en la calle; entonces tienes a una violencia que no para y tienes a una población obligada a parar porque el Estado interviene con unas medidas que te obligan a parar. No generan condiciones para que te desarrolles, generan condiciones para que exista un retroceso y, además, no hubo transparencia de esas medidas.
Esmeraldas hace rato que necesita que se establezca una mesa ciudadana para trabajar temas de seguridad y no solamente desde el tema armamentista, pero nos han hecho creer que se necesita más armas de fuego para resolver el tema de violencia de Esmeraldas. No. Esmeraldas necesita una mesa integral de seguridad. Se viene el ingreso a clases en la región Costa y Esmeraldas se está preguntando si van a mandar a sus hijos, si van a mandar a sus familiares a clases; se lo están pensando porque ni siquiera hay garantías ni siquiera para acceder al derecho a la educación, ni siquiera al derecho a la salud. Entonces cuando hablamos de seguridad, en Esmeraldas si se tiene que hablar, en el país se debería hablar de la seguridad apuntando a reconocer unas necesidades de deuda social y una agenda de seguridad que tiene que ver con cómo se sostiene la vida y qué garantiza una vida segura para la gente que habita Esmeraldas.
- Hay un fuego cruzado entre el gobierno nacional y el crimen organizado y en la mitad está la ciudadanía. Para ustedes, desde la población en Esmeraldas ¿cuáles serían como las posibles salidas que se darían para encaminar, enrumbar nuevamente hacia un tema de solventar la vida en Esmeraldas?
Lo primero es recuperar el espacio que vincula la institucionalidad con la ciudadanía que no lo hay. Segundo, es devolver a Esmeraldas la institucionalidad. Esmeraldas no las tiene, no tiene recursos ni equipo de personas que tengan la predisposición de trabajar estos temas. Han politizado el tema de Esmeraldas desde los partidos y desgraciadamente eso también ha sido un problema porque esto no es una lucha de egos, de qué autoridad sale más en una entrevista.
Desgraciadamente, Esmeraldas no han tenido una mesa de intervención, no han tenido la ejecución de una mesa ciudadana, ha tenido muchas promesas en la institucionalidad, pero no ha tenido una mesa de trabajo con los barrios, con las comunidades. No ha habido una estrategia pensada orgánicamente en lo qué se debe intervenir para que las infancias estén protegidas, para que el sistema de protección en Esmeraldas no está desgastado, no está usado que es mucho más grave y no está usado porque no cuenta ni con los recursos económicos ni con los equipos técnicos para resolver. Cuando hubo esta famosa reducción del Estado en el 2018, nos dejó, en el caso de Esmeralda sin institucionalidad, sin presupuesto de las instituciones públicas para ejecutar política pública. Nos dejó nuevamente desprendidos de atención y no hubo ni siquiera un proceso para hacer una intervención de seguridad en frontera, mucho menos, en las ciudades principales. Con esto quiero decir que, además, hay un análisis de la provincia de Esmeraldas que lo hacían desde la frontera.
Lo que pasó los sacude porque se tiene que voltear a mirar a Esmeraldas como un espacio integrado, como una provincia como tal, pero hay un desprendimiento forzoso que hace la institución, que hace el gobierno, para decirte que el problema son los de allá y no los de acá, cuando la ola de violencia está en toda la provincia de Esmeraldas
No existe una agenda política para hablar sobre acuerdos de paz y sobre restitución de la paz en la provincia de Esmeraldas. Eso hace también pensar en cómo está mirando el Estado los problemas, cuando escuchas la intervención de un funcionario de alto rango del gobierno. El Capitán Zapata decía que ¡lo que pasa es porque no quisieron pagar la extorsión! O sea, además, debemos recurrir por fuera del Estado para tener garantías de seguridad en la provincia; o sea que los culpables es la gente que no pagó. Los culpables, los responsables, los criminalizados continuamos siendo la ciudadanía porque no aceptamos, porque no nos permitimos vivir en estas condiciones.
- Mencionabas que, durante horas, no se conoció la lista, los nombres de las personas que fueron asesinadas en el centro pesquero y esto me recuerda a lo sucedido en las masacres carcelarias, cuando las familias tenían que esperar horas, días para comprobar si sus familias se encontraban ahí. Además, veíamos imágenes donde eran los propios pescadores, la gente, la que tenía que meterse en el agua a buscar y rescatar a las víctimas. ¿Hay un estado de desamparo?
Hay algo en que nosotras hemos estado insistiendo mucho y es que nos quieren hacer creer que nuestras muertes no son nuestras, que nuestros procesos de duelo no son nuestros, que lo que estamos viviendo es una ficción de la gente que habita Esmeraldas; como que hay unas cosas del Estado y otras cosas relacionadas con la ciudadanía.
Y desgraciadamente duele mucho porque es invisibilizar el proceso de duelo de la gente, es como hacernos borrar todo esto que es una memoria de dolor dura que se está viviendo. Es borrarla, es como desprenderla y conquistarla, pero, además, en un territorio negro como el nuestro, donde tenemos procesos de duelo específicos. Pretendan borrar, como dejar una muerte sin nombre, es una política de muerte direccionada hacia el territorio, es como como que si fuéramos seres indignos. Eso también preocupa, cuando la institucionalidad te voltea a mirar desde esa postura, es reconocer que no van a ser absolutamente nada, es ubicarnos en una realidad cruel, no hay institucionalidad que quiera hacer algo por Esmeraldas.
- En la provincia de Esmeraldas se han establecido actores o actorías políticas que son corresponsables de lo que está sucediendo; por ejemplo, la Gobernación, las autoridades locales, de Justicia. Para que no continúe esta impunidad ¿Qué sería necesario que establezca el Gobierno Nacional?
Creo que este sería el peor momento para empezar a cambiar funcionarios, pero sí es el momento para tener personas que desarrollen estrategias pensadas en solucionar el problema. Desgraciadamente, la gente cree que es llegar al cargo público y empezar a improvisar y poner parches sobre heridas que se están desangrando y desangrando. No se les ocurre mirar una estrategia integral desde las instituciones porque no lo están pensando así.
Lo otro es que, desgraciadamente como este sistema de violencia es tan cruel, te hacen pensar que lo que tienes que defender es el cargo público y no defender lo que se necesita para la comunidad. Desgraciadamente, este gobierno se ha dedicado a improvisar constantemente sobre la violencia y cuando te digo que se ha volcado a improvisar, es porque no sesionan en Esmeraldas ¿Por qué no bajan y perdón que use esta palabra, “al territorio”? ¿Por qué no sesionan en Esmeraldas? ¿Por qué no está todo el Ejecutivo desconcentrado con sus ministros, pensando y, además, viendo cuáles son las deudas del año pasado? ¿qué han dejado pendiente, desde reconstrucciones, desinversión escolar, desinversión en salud? ¿y por qué no ha habido la transparencia en esos estados de excepción sobre cómo se movilizaron las platas? En los estados de excepción se movilizan recursos para garantizar la seguridad, pero las instituciones que están en estos momentos en Esmeraldas, tampoco han hecho un esfuerzo por informar a la ciudadanía en qué es lo que se ha invertido, cuánto y cómo.
Desgraciadamente nos encontramos con un estado que no nos ha volteado a mirar. No es posible llevar tantos meses con estas crisis de seguridad tan altas, con estas muertes violentas; en lo que va del año, llevamos 114 muertes violentas en Esmeraldas y lo justifican diciendo que son temas delincuenciales, narcotráfico, extorsión y etcétera, pero no se puede justificar eso cuando había adolescentes de 14 años, niños de siete años, entre esas muertes; mujeres que estaban dentro de sus hogares, secuestros.
Hay que hablar también de esto porque presentar este problema con estos datos es como naturalizar lo que ha pasado y, además, alimentar ese discurso de “se están matando entre ellos” cuando es la ciudadanía entera, en general, quienes estamos en medio y que, además, sentimos y vivimos estas afectaciones y el despojo de nuestras comunidades.
- El presidente Guillermo Lasso presentó la tendencia y el porte de armas y ahí preguntarle ¿cómo desde la provincia de Esmeralda se toma esta medida en medio justamente de todo lo que lamentablemente se está viviendo?.
Lo principal es rechazarlo porque cómo va a pensar eso. Primero, porque el libre porte y tenencia de armas abre la puerta para criminalizar justamente los cuerpos empobrecidos, los cuerpos negros, los cuerpos de pueblos y nacionalidades. En comunidades como Esmeraldas, decir que vas a legalizar un libre porte de armas es no dimensionar.
A mí me preocupa pensar que un niño tenga mayor acceso a un arma que un plato de comida o que a un libro para estudiar. Es no dimensionar, además, que la crisis de violencia y la precarización han llegado a tal punto, que nuevamente las familias se preguntan a quién mandar a estudiar. Sacan como política de solución al problema de seguridad, el libre porte de armas por decreto cuando ni siquiera mandan los recursos necesarios para reparar las escuelas, para que el sistema de protección de derechos en la provincia de Esmeralda funcione. Inauguraron un centro violeta, pero no le inauguraron con todo el personal técnico necesario para acompañar, ni siquiera para garantizar un poco de la seguridad que se necesita.
¿Por qué creen ustedes que algunos medios de comunicación en Esmeraldas no están contando lo que está pasando? porque no hay condiciones de seguridad ni para los medios de comunicación ni para quienes hacen comunicación. No sé si es el imaginario o esa ficción de país que tiene en estos momentos el gobierno, que le hace pensar, que sí hay formas para generar esos vínculos.
Hay una relación entre las armas y los cuerpos negros que ha sido devastadora. No hay lugar en el mundo donde te pueda decir que se soluciona un conflicto de este tipo, armando a la ciudadanía. Y uno de los ejemplos son justamente las comunidades negras donde se dieron estos temas y era realmente un ejercicio de exterminio territorial porque era volver a armar a quienes sí podían tener el poder de acceder a las armas y de exterminar a los que no podían, a los que no tenían.
- En los medios de comunicación se pone la imagen de las personas, de los sectores en donde ha permeado la delincuencia, el crimen organizado, incluso, a niños, niñas, adolescentes que están armados, que han cometido algún delito, pero no se pone en escena a los líderes del crimen organizado o incluso, a quienes gestionan recursos con el Estado ecuatoriano, con estas denuncias de corrupción para utilizar flotas pesqueras, para utilizar empresas públicas para que continúe este sistema de narcotráfico como se está criminalizando nuevamente en medio de todo esto también sin deslindar responsabilidades
No es posible pensar que los excluidos asumamos la responsabilidad que le corresponde al Estado. No es posible que la ciudadanía asuma esto del libre corte de armas, de las problemáticas, de lo que está pasando nuevamente. No es posible que nos hagan creer, que nos pretendan hacer creer que nosotros somos responsables de todo lo que está pasando en esta ciudad o en esta provincia.
Creo que es importante reconocer a la ausencia del Estado, poner sobre la mesa, además, la urgencia y la necesidad de que el Estado reconozca que esto se le fue de las manos y que no saben qué hacer, no saben cómo intervenir y que pidan ayuda a quiénes conocen del tema, pero desgraciadamente nos están costando a nosotros mismos y nos está costando pensarnos un futuro. No hay plan de vida en estos momentos en Esmeraldas para la ciudadanía y creo que parte de eso tiene que ver con la ausencia de quien asume o no la responsabilidad.
Fuente: https://wambra.ec/juana-francis-violencia-ausencia-estado-esmeraldas/