El documental ¿Non dago Mikel? (¿Dónde está Mikel?) es una auténtica película de terror que nos hace estremecer cada vez que sus protagonistas cuenta las torturas de que fueron objeto en el cuartel de la guardia civil de Inchaurrondo. El largometraje trata sobra la detención en 1985 de Mikel Zabalza y toda su familia, acusados de colaboradores de ETA, encarcelados y torturados por números de la Benemérita. Como resultado de estas torturas, Mikel Zabalza murió y los demás llevan desde entonces sufriendo estrés postraumático. Estos son los hechos que recoge este escalofriante documental de Amaia Merino y Miguel Angel Llamas ‘Pitu’, un desgarrador largometraje sobre el dolor que producen las torturas en las víctimas; unas torturas que se practicaron feroz e indiscriminadamente, siguiendo indicaciones del gobierno, en la Euskalerría de 1985.
Inchaurrondo es un pueblo orgullosamente euskaldún, profundamente comprometido en la defensa de sus derechos y de su tierra. Un día, el oficial al cargo del cuartel benemérito, Enrique Rodríguez Galindo, decidió castigar el imbatible coraje independentista de Inchaurrondo. Eligió al azar a una familia de clase media, la de Mikel Zabalza, y la golpeó con toda su inhumana bestialidad. Todos, hasta la madre de Mikel, fueron detenidos, incomunicados y torturados por números de la Benemérita. Galindo, amparado por la complicidad del entonces criminal ministro del Interior, José Barrionuevo -que acusa de terroristas en el documental a todos aquellos que no acepten la versión oficial de la fuga del detenido, mientras aparece flanqueado por Virgilio Zapatero y Alfonso Guerra-, se propuso hacer todo el daño que pudiera a Mikel, a su familia, a su pareja y a su entorno social. En su enferma mente de psicópata pensó que con atrocidades como ésta se haría respetar entre la población. Hacer daño a otros seres humanos se había convertido en un hábito cotidiano desde que fue destinado a Inchaurrondo. Bajo las órdenes de Galindo, las despreciables hienas que torturaron a Mikel Zabalza acabaron con su vida. Su cuerpo aparecería en el río Bidasoa casi un mes después. La versión de la guardia civil fue difundir la falsa noticia de que se había fugado del cuartel. Así, con la despreciable complicidad de la justicia española, intentaron ocultar su asesinato. Aun hoy día ningún juez digno se ha atrevido a revisar el caso. Los asesinos de Mikel y torturadores de su familia siguen campando a sus anchas.
El documental recoge incluso las declaraciones del abogado que representaba a los beneméritos torturadores, advirtiendo a los informadores que no se les ocurra ni tan siquiera sugerir en sus informaciones que Mikel Zabalza había sido asesinado por números de la guardia civil. Ninguno de estos torturadores ha sido procesado aún. Los degenerados números de la Benemérita que asesinaron a Mikel, que torturaron a su pareja, a sus hermanos y a sus amigos, siguen impunes y libres, posiblemente practicando las mismas torturas que el documental recoge, 36 años después.
La pregunta que continuamente planea sobre el espectador a lo largo de la hora que dura este desgarrador documento es: ¿Siguen los asesinos, 36 años después del caso Zabalza, en la misma situación de inconcebible y abyecta impunidad que se expone en la pantalla? ¿Sigue el Estado español estimulando la tortura entre sus cuerpos represivos? Cuando el documental sea difundido en Europa, que inevitablemente se difundirá tras haber recibido el premio Lauaxeta 2020… ¿Qué pensarán nuestros vecinos europeos de la sistemática impunidad de que gozan los torturadores del régimen en la “plenamente democrática” España de 2021?
Al estreno del documental en Madrid, el pasado 26 de febrero, acudió en vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, que al finalizar la proyección dirigió unas palabras de apoyo y solidaridad con las víctimas de estas torturas.