Y dice usted que el PowerPoint nos vuelve estúpidos… Primero lo dijo el general Mattis del cuerpo de los marines americanos denunciando la colonización del ejército por el pensamiento PowerPoint.¡Pero si son cuatro filminas y cinco sentencias para vendernos algo!Ese es precisamente el problema, que un soporte que se creó para vender productos se ha […]
Y dice usted que el PowerPoint nos vuelve estúpidos…
Primero lo dijo el general Mattis del cuerpo de los marines americanos denunciando la colonización del ejército por el pensamiento PowerPoint.
¡Pero si son cuatro filminas y cinco sentencias para vendernos algo!
Ese es precisamente el problema, que un soporte que se creó para vender productos se ha infiltrado en las organizaciones, en los gobiernos, en el ejército, en la educación…, en la transmisión de la información y el saber.
¿Todo bien simple y esquemático?
El PowerPoint nos presenta el mundo condensado, simplificado y más llano. Elimina toda capacidad de razonar, discutir y criticar.
Obliga al espectador a la pasividad.
Las diapositivas se suceden y nos conducen, a menudo sin lógica, a una conclusión. Nadie puede interrumpir, discutir una retórica que transforma, por ejemplo, una reducción de plantilla en «optimización de recursos humanos». E introduce imágenes que nos llegan a las emociones.
Entiendo, igual que nos venden teléfonos, nos venden despidos o guerras.
Así es. El PowerPoint es simultáneamente un lenguaje, una forma narrativa y una puesta en escena. Maestros de ese lenguaje son Steve Jobs, Al Gore o Colin Powell explicando ante la ONU que había que invadir Iraq. Pero hay una diferencia entre vender un teléfono, una guerra o la gripe A.
Célebre exposición la de Colin Powell.
Sí, destinada a demostrar la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq; es decir, de la necesidad de una guerra. En ella se echó mano de todos los artificios posibles que ofrece el programa.
Tres años después, el secretario de Estado reconoció haber mentido.
El famoso documental sobre el calentamiento climático de Al Gore es un PowerPoint ampliado: datos y esquemas, imágenes espectaculares y teatralidad. Es decir: un espectáculo. Esa simplificación estúpida de la realidad se ha extendido a sectores donde no tiene razón de ser, como la gestión de hospitales públicos o la educación.
¿Y por qué?
Es muy fácil de utilizar. No hace falta explicar nada, en cuatro diapositivas muy sencillas están plasmados los cuatro conceptos esenciales. Comunicar es hoy el fundamento de nuestra sociedad, y este sistema ofrece la fórmula mágica: rápido, ágil y económico.
Asusta su aplicación militar.
En el Pentágono y la Casa Blanca el PowerPoint no es sólo la herramienta esencial para estudiar y mostrar una operación militar, también es irrenunciable en el terreno, lo vimos claramente en Iraq.
Pues eso es estúpido y peligroso.
Muchos generales se han quejado argumentando que es ridículo explicar una guerra y operaciones militares con veinte diapositivas. Una de ellas explicaba con un colorido esquema que los asuntos internos de Iraq se resolverían en 40 meses con 5.000 soldados estadounidenses. Siete años más tarde hay más de 100.000 soldados todavía en Iraq.
Grave.
Ocurre lo mismo en la NASA. El accidente del Columbia se produjo porque en lugar de hacer un informe hicieron un PowerPoint, y una información esencial se recogía en un cuerpo de letra más pequeño y abajo del todo. Nadie lo leyó, es el problema de jerarquizar la información.
No se salvan ni los científicos.
Tampoco el mundo académico: en universidades e institutos los profesores exigen a los estudiantes que presenten los trabajos bajo esa fórmula, con lo cual el esquematismo se lleva hasta el extremo.
Y así se crean mentes PowerPoint.
Sí, un pensamiento irreflexivo, que no tiene ninguna contextualización, que es simplificador, esquemático. Introducir el PowerPoint en los colegios como método de enseñanza prepara a los niños para que se conviertan en mercancía del mundo laboral, más que en estudiantes que reflexionan. ¿Es ese el papel de la educación?
Entonces este programa tiene consecuencias en la manera de pensar…
Por supuesto, cualquier decisión que se tome viene determinada por tres ideas, dos objetivos y cuatro acciones, pero el proceso de toma de decisiones requiere algo más, entre otras cosas veracidad y legitimidad.
Pues el PowerPoint permite al orador tirar pelotas fuera.
Es un efecto muy perverso, el que expone no se siente implicado por lo que aparece en la pantalla, el «yo pienso esto» se traduce en «es así porque lo pone aquí». En los despidos masivos es una herramienta muy útil. Me impactó una exposición de France Télécom a sus trabajadores.
…
En cuatro diapositivas pasó de «nuestro mercado se reduce», mostrar una serie de cifras a velocidad del rayo, nuestro usuario envejece, a hay que hacer reformas y, conclusión: echar a 20.000 personas.
Extraño razonamiento.
Sí, es el principio de falsa causalidad.
En la empresa hemos pasado de la jerarquía explícita a una falsa horizontalidad.
Sí, en la que la gente se relaciona a través del ordenador, sin debate, es una manera de neutralizar a las personas. El PowerPoint es un documento al alcance de todos, pero sigue habiendo uno que emite y el resto que escucha. Crea la ilusión de intercambio.