Que de todas las personalidades que se citan en el libro 25 militares de la República (Ministerio de Defensa, 2011), siete murieran asesinados por los franquistas, 15 en el exilio y sólo tres en España tras años de exilio es, según Javier García Fernández (Madrid, 1949), «una característica muy específica de cómo actuaron los vencedores […]
Que de todas las personalidades que se citan en el libro 25 militares de la República (Ministerio de Defensa, 2011), siete murieran asesinados por los franquistas, 15 en el exilio y sólo tres en España tras años de exilio es, según Javier García Fernández (Madrid, 1949), «una característica muy específica de cómo actuaron los vencedores de la Guerra Civil».
Precisamente esa actuación y 40 años de dictadura condenaron al olvido a los militares que se mantuvieron leales en la defensa del marco democrático de la II República. García Fernández ha reunido sus biografías en un libro en el que han colaborado historiadores de la talla de Ángel Viñas y militares en activo. Sus principales objetivos: desechar «el mito» de unas Fuerzas Armadas que se alzaron en bloque contra la República, y destacar la «profesionalidad» de los oficiales republicanos.
¿Han calculado cuántos militares de la II República se mantuvieron leales al régimen democrático?
Entre oficiales del Ejército, probablemente la mitad no participó en el golpe. Realmente pensábamos, por la propaganda de la dictadura, que el Ejército se había levantado en armas para salvar España. Pero en realidad, el golpe de Estado triunfó allí donde tenían habilidad para hacer saltar el golpe. ¿En qué se diferencia Sevilla de Madrid? Pues en que Queipo de Llano fue más audaz o tuvo más inteligencia que Fanjul, que estaba en Madrid, y que como elemento de la sublevación lo hizo muy mal.
¿Por qué se han decidido por estos 25?
Me he decidido yo. Quería hacer un libro de homenaje a los militares profesionales republicanos. Tenemos la imagen de que los militares del Ejército republicano eran unos aficionados. Pero había oficiales profesionales de todos los empleos: de general a teniente.
¿Hubo factores que provocaron que muchos militares republicanos cambiaran de mando?
Hubo un porcentaje de ellos que estaban en la zona republicana, y que se pasaron a la zona rebelde. Pudo ser por pura alineación ideológica, o por situaciones más complejas, como que tuvieran a la familia en el otro lado. Pero tampoco era fácil pasarse de un lado a otro. Algunos fueron leales por convencimiento, otros por comodidad, otros por supervivencia…
¿Hay alguna diferencia de edad entre los oficiales leales y los golpistas?
En materia de generaciones les tocó lo mismo. Cuando Azaña aprueba las leyes de reforma militar y eso posibilita que muchos oficiales se retiraran de las Fuerzas Armadas hubo promociones de todas las edades que se retiraron. Sí se puede decir que, entre la élite golpista, el pequeño grupo de oficiales que prepararon el golpe eran comandantes, generales y coroneles, es decir, jefes. Pero los hubo a favor y en contra de la rebelión de todas las edades.
¿La lealtad tuvo que ver con la ideología o se debió más al respeto a la soberanía nacional?
Fue por su respeto a la legalidad. De estos 25 militares, ¿cuántos en el 36 estaban afiliados a partidos políticos de izquierdas? Muy pocos, cuatro o cinco. Algunos de ellos, sobre todo en el empleo de generales, se podían considerar conservadores o incluso muy católicos, como el general Aranguren, el general Escobar o el propio general Rojo. Había otros que habían ido evolucionando, como el general Martínez Cabrera, que se fue aproximando del conservadurismo a un centro izquierda. Pero no más allá. Aceptaron el régimen establecido.
Ha hablado de la profesionalidad de los militares republicanos. ¿Qué ocurrió para que finalmente perdieran la Guerra Civil?
Muchas cosas. Un elemento central fue la ayuda en material, armamento y personal que las potencias fascistas, Alemania e Italia, dieron a los rebeldes. También la no ayuda que Francia y Reino Unido dieron a la República. Si triunfaron los golpistas fue porque pudieron consolidar aparatos de guerra muy potentes. Estaban en mejores condiciones que el Ejército republicano, que fue desestructurado. Además, aunque es verdad que en el Ejército republicano hubo una represión que desde el punto de vista de hoy en día nos repugna, esa no fue la represión sistemática y fría del bando golpista.
¿Ha habido un reconocimiento suficiente a los militares republicanos por parte de la democracia?
Durante mucho tiempo, hasta mediados los noventa, no se planteaba nada. Después, por parte de las fuerzas más conservadoras ha habido un movimiento para legitimar a los rebeldes y para poner en cuestión al bando republicano, que era el que representaba la democracia. Eso ha provocado que en un momento hayan proliferado historiadores y pseudohistoriadores que han tratado y están tratado de rehabilitar a los rebeldes con los mismos argumentos y las mismas zafiedades que hacía la biografía de finales de la guerra. Las mismas patrañas, las mismas mentiras que decían los historiadores franquistas del 39, otra vez nos las vuelven a decir. Y era necesario decir que había gente de orden que trataban de mantener el orden de la República, que era un régimen democrático.
¿No le acusarán de reabrir viejas heridas?
Las heridas se provocaron durante la guerra y después de la guerra. Si alguien en España no ha querido reconciliarse es el franquismo y la derecha que ha estado con el franquismo. Ya no se trata de juzgar a los buenos y a los malos. Simplemente de que la gente tenga la información. No de hacer juicios morales, eso le corresponde a cada uno.
Muchos militares fueron fusilados o tuvieron que exiliarse. ¿Tienen derecho sus familias a la indemnización?
En el año 77 algunos hijos sí recibieron pensiones o indemnizaciones. Y es que la represión franquista duró tanto tiempo que en algunos casos no sólo mataba sino que arruinaba a la gente.