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Notas sobre institutos de descolonización, «decoloniales» y colonialismo interno en Venezuela

Fuentes: Aporrea

Luego de la creación del Ministerio de Minería Ecológica, el Gobierno de los oxímoron ha anunciado que se creará el «Instituto Nacional de Descolonización de Venezuela». Se ha declarado pues, que vamos hacia la «descolonización definitiva e integral» de Venezuela, un propósito que parece plausible, sino fuese porque en realidad nos encontramos en el contexto […]

Luego de la creación del Ministerio de Minería Ecológica, el Gobierno de los oxímoron ha anunciado que se creará el «Instituto Nacional de Descolonización de Venezuela».

Se ha declarado pues, que vamos hacia la «descolonización definitiva e integral» de Venezuela, un propósito que parece plausible, sino fuese porque en realidad nos encontramos en el contexto de un brutal proceso de re-colonización del país en el cual, para rematar, el ejercicio de la violencia está jugando un rol cada vez más determinante.

A decir verdad, si quisiéramos iniciar pasos a la «descolonización definitiva e integral» del país, tendríamos que crearle competencias políticas a este Instituto Nacional de Descolonización para:

  1. Derogar el proyecto más racista que tiene este país que se llama «Arco Minero del Orinoco»
  2. Terminar de demarcar y titular las tierras para los pueblos indígenas
  3. Eliminar los operativos policiales en los barrios populares del país (tipo OLP) con trágico saldo en muertos en la población pobre, claramente racializada
  4. Derogar el decreto 1.425, que formaliza las zonas económicas especiales y permite una colonización express y radical de nuestros territorios
  5. Dejar de promover insistentemente la vieja cultura neocolonial del petróleo, pero ahora con el sello «revolucionario» y su respectivo Made in China
  6. En vez de exonerarlas, cobrarle impuestos a las corporaciones transnacionales, sobre todo por devastar nuestros territorios y ecosistemas
  7. Derogar la creación de la empresa mixta Carboturven y cualquier forma de colonización de la Sierra de Perijá
  8. Que PDVSA deje de crear y mantener zonas de sacrificio
  9. Condenar las burlas de diversos voceros oficiales para con los migrantes venezolanos, que sufren diversas formas de xenofobia y racismo fuera del país, mientras que son acusados de traidores a la patria adentro
  10. Permitir una auditoría de la deuda pública externa, a ver cuál es deuda odiosa y evitar arrodillar al pueblo ante el neocolonialismo financiero internacional
  11. Investigar sobre los asesinos intelectuales del cacique Sabino Romero
  12. Suspender el estado de excepción bajo el que nos encontramos desde hace casi tres años, y en fin, evitar controlar, cooptar y reprimir la irrupción de la subalternidad ante esta agobiante situación

Todo esto, sin cesar en el rechazo firme al agresivo intervencionismo estadounidense.

No hay otra forma de impulsar procesos de descolonización. Estas demandas son parte de sus principios ineludibles, por la que tantos pueblos del Sur Global han luchado por décadas.

 

Breve epílogo. No se puede ser «decolonial» eximiendo al colonialismo interno

Asumir la crítica decolonial en realidad no es fácil, porque no se trata sólo de epistemologías, de escuelas de pensamiento y patrones de conocimiento. Frantz Fanon lo explicó muy bien: la colonialidad es un hecho eminentemente violento. En todas sus escalas. Tanto en las sanciones de Donald Trump como en el Arco Minero del Orinoco.

No se puede ser «decolonial» eximiendo al colonialismo interno. Resistir al imperio estadounidense, imperio criminal, no puede representar una carta blanca para una política de reformas neoliberales, para el estado de excepción y la militarización de la vida, para la expansión de la devastadora corrupción gubernamental -que se ha devorado los fondos públicos-, o para agresiones contra organizaciones campesinas y comuneros, y contra protestas de trabajadores precarizados por la situación actual.

Y si no, ¿cuál es la diferencia entre esto y la idea de «daños colaterales» que usa el imperialismo cuando bombardea países?

Muy al contrario, ha sido el cercenamiento de la crítica uno de los factores que posibilitó la emergencia y consolidación de los nuevos colonos que surgieron en el seno del proceso bolivariano. El nuevo colonialismo interno no es otra cosa que la nueva forma de articulación de las élites nacionales con los grandes capitales foráneos y toda la operación de extracción y expolio del pueblo y la naturaleza. De ahí que no nos sirve de mucho la vocería de una «decolonialidad» que reivindica un antiimperialismo chucuto, que sólo quiere ver hacia afuera lo que en realidad también se articula hacia adentro. O bien que prefiere invisibilizar el rol de China, tal vez la fuerza más dinámica en el reforzamiento mundial de los patrones coloniales/imperiales, y uno de los varios responsables de la crisis que se vive en el país.

¿Qué sentido de ser, qué rol tienen las izquierdas, ante esta situación? ¿Cuál es el límite, el ¡ya basta!, el punto de honor? ¿Cuáles son sus principios irrenunciables?

Algunos hablan de evitar el derrocamiento del Gobierno actual a toda costa y lo que están derrocando es la reserva ética de la izquierda.

 

* Emiliano Teran Mantovani es sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, miembro del Observatorio de Ecología Política de Venezuela y mención honorífica al Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015.

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a271254.html