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Novela negra italiana de valor

Fuentes: mientras tanto

Obras de Antonio Manzini y Gianfranco Carofiglio Pocas de las obras siguientes han sido traducidas al castellano. Casi en todos los casos han sido publicadas por Sellerio editore, de Palermo, la editorial que publicaba al fallecido Andrea Camilleri. Aquí se hablará de ellas teniendo en cuenta que el italiano no resulta difícil de leer incluso […]

Obras de Antonio Manzini y Gianfranco Carofiglio

Pocas de las obras siguientes han sido traducidas al castellano. Casi en todos los casos han sido publicadas por Sellerio editore, de Palermo, la editorial que publicaba al fallecido Andrea Camilleri. Aquí se hablará de ellas teniendo en cuenta que el italiano no resulta difícil de leer incluso cuando no se ha estudiad, y también que es idioma conocido por muchos lectores de mientras tanto. Hay dos motivos para hacerlo: ambos autores tienen algo que decir además de saber elaborar un buen relato negro. En particular, en el caso de Carofiglio, del que hablaré en segundo lugar

*

La primera novela de Antonio Manzini traducida al castellano ha sido 7-7-2007, 2016, editada en 2018 por La Salamandra Black. Esta novela me sedujo. Posee el rasgo fundamental de la buena narrativa: exigir ser devorada.

Manzini ha inventado un tipo de investigador muy particular, Rocco Schiavone: un comisario de policía que de joven estuvo integrado en ambientes de la mala vita romana. Como policía es un investigador correcto, de una ética profesional ejemplar y una ética personal (si es que ambas no son una sola) muy particular: para hacer justicia Rocco Schiavone no vacila en robar a los ladrones para ayudar a quien lo ha menester, recurriendo para ello a sus antiguos amigos delincuentes, con quienes le vincula una estrecha amistad. No cede ante la criminalidad protegida desde las alturas, lo que le acarrea un traslado al valle de Aosta, entre la nieve. Los rasgos de la vida, tan difíciles de llevar al papel, se vuelven así densos. La ética está por debajo de toda la acción de las novelas.

Las ediciones Sellerio han publicado la serie con Rocco Schiavone como investigador protagonista. Se compone, además del ya citado 7-7-2007, de las obras siguientes (cabe que haya descuidado alguna reciente):

Pista nera (2013); traducción al castellano de T. Clavell Lledó para La Salamandra Black (2015).

La costola di Adamo ( 2014); 26.ª ed., 2019; traducción de Regina López Muñoz, La costilla de Adán, La Salamandra Black (2015).

Non é stagione (2015).

Era di maggio (2015); traducción de J. Osuna Aguilar, titulada Sol de mayo, La Salamandra Black (2017).

Pulvis et umbra (2017).

L’anello mancante (2018).

Fate il vostro gioco (2018).

Creo que resulta recomendable empezar por la que parece la mejor de todas, 7-7-2007 y seguir luego el orden cronológico de edición.

Las novelas de Gianrico Carofiglio valen para todos los buenos aficionados a la novela negra. Pero además son un verdadero lujo para los estudiantes de derecho, los abogados, los magistrados, los fiscales y hasta los periodistas. El autor es un magistrado completamente distinto de la idea que tiene cualquiera sobre los magistrados, siempre manifestándose con la característica máscara de distanciamiento a la que Pierre Bourdieu daba un nombre particular: el habitus. Resulta que el magistrado, en este caso, es también un excelente escritor. Su personaje protagonista es un abogado. Un abogado no especialmente penalista pero buen abogado penalista al que se le presentan casos en que tiene todas las de perder. En cada uno de los títulos se habla en realidad de algún problema del derecho procesal y penal: la prueba, los indicios los testimonios inconscientes, la duda razonable, la condena de un inocente… Y ello desde una consideración no solo jurídica, sino también de táctica procesal en el que el mundo de la administración de justicia se manifiesta tal como es desde el punto de vista sociológico: desde magistrados autoritarios a otros competentes o bien que se duermen, de fiscales burocráticos a los que desean realmente entender el caso; desde los abogados perezosos, malos defensores, a los capaces de ver no sólo lo que permite entrever la verdad sino también los ejercicios de táctica procesal en los que el tiro puede salir por la culata.

Creo que los libros de Carofiglio tienen el peligro de suscitar vocaciones jurídicas tardías o precoces. A quienes las experimenten he de decirles que no vale la pena estudiar derecho si no se hace hasta el final: hay que saber sacar el jugo de las lecciones universitarias, que son una especie de vaho o neblina que impide ver lo trágico de tantas situaciones de la vida y facilita la construcción de corazas mentales en que no cabe la duda, en que las ambigüedades son objeto de ambiguofobia, y los prejuicios o juicios apresurados introducen a las personas en túneles mentales en los que es imposible captar la complejidad de la vida real. La gente se pone a estudiar derecho creyendo que es una carrera universitaria fácil, y lo es; pero el trabajo del jurista no lo es, y la universidad no prepara para él. Los libros de Carofiglio son un antídoto (leve, claro) contra la mediocridad jurídica

Los libros protagonizados por el abogado Guerrieri son destacadamente los siguientes: Testimoni inconsapevole (2002), Ad occhi chiusi (2003), Ragionevoli dubbi (2006), Le perfezioni provvisorie (2014), todas ellas editadas por Sellerio, y La misura del tempo (Einaudi, 2010). Y no es exactamente novela negra, sino de intriga, otra novela excelente de Carofiglio, traducida al castellano con el título de El silencio de la ola (2011), publicada al año siguiente por La Esfera de los Libros en excelente traducción de Isabel Prieto. Se recomienda también calurosísimamente.

Excluyo de esta reseña la novela negra tremendista, como la de Luca D’Andrea, La sustancia del mal, excelente en este orden tremendista que quien suscribe aprecia cada vez menos. El libro de D’Andrea, de 2016, ha sido publicado por Alfaguara en 2017, traducción de Xavier Gonzalez Rovira. Añadiré una consideración final sobre la novela negra. Las hay terribles, como algunas de Highsmith, con el personaje de Ripley, en las que se lleva acaso perversamente al lector a adoptar el punto de vista del malvado (o del perturbado, por mejor precisar); el juicio de perversidad es dudoso, pues los seres humanos somos capaces de muchas cosas, y nos pueden pasar también muchas cosas: Highsmith puede estar advirtiéndonos. Están también las brutales novelas del autor de La dalia negra, que parece descender en sus siguientes obras por una escalera de caracol del horror; o las novelas ambientadas en la mafia mexicana. Las novelas europeas, desde Simenon y Camilleri son más sutiles, poco truculentas, en realidad hijas de maestros como Chandler o James Cain.

No es necesaria mucha truculencia para mostrar los horrores de la sociedad contemporánea. Bastaría adentrarse en las mentes de esos desgraciados mandamases que siempre quieren más, a toda costa, caiga quien caiga, criminales o demonios de guante blanco, bien defendidos (y las de sus defensores) para obtener buenas representaciones de la cotidianidad del mal.

Fuente: http://www.mientrastanto.org/boletin-186/la-biblioteca-de-babel/novela-negra-italiana-de-valor