En plena pandemia del coronavirus y en medio de los esfuerzos que se efectúan en todo el mundo para frenar su avance, el imperialismo estadounidense, ocupado en agredir naciones en vez de proteger y salvaguardar a sus ciudadanos, ha realizado una nueva serie de ataques y agresiones contra la República Bolivariana de Venezuela.
Desde hace días el presidente Nicolás Maduro Moro denunció la persecución que sufre toda embarcación que se dirija a Venezuela transportando ayuda humanitaria (medicinas y alimentos). En comunicación telefónica con su pueblo, Maduro indicó que “El Gobierno de EEUU está persiguiendo a todos los barcos y aviones que traigan comida o medicinas a Venezuela”, para luego recalcar que “No habrá sanciones criminales que puedan contra nuestro espíritu y nuestra moral”. Estas agresiones se han incrementado a partir de la consolidación de las relaciones con China y Cuba, quienes aportan recursos y conocimientos a la patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez para superar las afectaciones que COVD-19 está causando en todo el planeta.
También en días pasados el presidente Nicolás Maduro anunció que la Organización de Naciones Unidas les envió una carta mediante el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores en la que manifiesta su ayuda al Gobierno venezolano para combatir la actual pandemia, coordinándose con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Manifestaciones de apoyo que se suman a las expresadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), articulando así un bloque en favor del pueblo bolivariano ante la amenaza para la salud que representa el coronavirus.
Contrario a estas muestras de solidaridad internacional, el imperialismo yanqui se empeña en agredir al Gobierno bolivariano y a su pueblo, todo por la mezquindad de sus deseos de poder. La decadencia clara que vive el imperio de los Estados Unidos bajo la batuta de Donald Trump se refleja en el incremento deshumanizado y desvergonzado de sus actos y declaraciones, a toda luz se observa que para nada interesa al imperio dar “ayuda humanitaria” a ningún país, mucho menos a las patrias liberadas de su yugo como son Cuba y Venezuela.
La nueva agresión fue presentada hace apenas unas horas, siendo que los Estados Unidos en el colmo del cinismo acusan al presidente venezolano y a otros 13 altos funcionarios de practicar el narcoterrorismo. Una descabellada teoría que se desmiente con datos proporcionados por los propios organismos estadounidenses, pues la Base de Datos Antidrogas Consolidada de los Estados Unidos (CCDB) demuestra claramente que el flujo de cocaína hacia los Estados Unidos desde Sudamérica no sólo no tiene a Venezuela como principal importador, sino que en los últimos años ha disminuido el poco flujo existente, siendo Colombia el principal exportador de drogas a la nación americana. Dato que no es nuevo, es de conocimiento público la relación existente entre los cárteles de la droga, los grupos paramilitares, el Gobierno colombiano y su sometimiento en todo sentido a los mandatos de Washington. La denuncia, además de ser una calumnia, busca distraer la atención internacional sobre la gravísima crisis interna que afronta Trump, habiendo llegado los Estados Unidos a ser el primer país con mayor número de contagios con una tasa de crecimiento desmesurada.
William Barr, fiscal general de Estados Unidos, aseguró que “Este es el mejor momento porque los venezolanos necesitan un gobierno capaz de afrontar la pandemia”, al ser cuestionado por el anuncio, en claro queda el uso mediático y psicológico de las declaraciones del fiscal estadounidense. Descalificaciones contra el Gobierno bolivarianos que vienen a avivar el fuego de una agresión continua desde haces dos décadas e incrementada hace cinco años con el bloqueo que hoy se mantiene sin importar las necesidades humanas de la población venezolana. Mientras tanto la guinda la ha puesto el Departamento de Estado de la Casa Blanca, difundiendo un comunicado del secretario de Estado, Mike Pompeo, en el que anuncia una recompensa de 15 millones de dólares para quien o quienes den información que contribuya al arresto o procesamiento del presidente Nicolás Maduro. Un anuncio que busca por un lado incitar a los mercenarios y asesinos a sueldo que verán en esta oferta un aliciente, y por otro lado, con la acusación de narcoterrorismo y el lanzamiento de la recompensa criminalizan a Nicolás Maduro y sus funcionarios, preparando el terreno para agresiones de todo tipo, incluidas las acciones militares directas sobre la nación sudamericana.
Claro y transparente es el interés imperialista de adueñarse de Venezuela y someterla a sus mandatos, pero nuevamente olvida la soberbia imperialista que un pueblo consciente, emancipado y libre, guiado con los preceptos antimperialistas, socialistas y humanos, no aceptará jamás, volver a ser sometido del águila imperial carente de toda ética y humanidad.
* Cristóbal León Campos es Integrante del Colectivo Disyuntivas