*»…y vide un pedazo de tierra que se hace como isla, aunque no lo es, en que había seis casas, el cual se pudiera atajar en dos días por isla, aunque yo no veo ser necesario, porque esta gente es muy simple en armas, como verán Vuestras Altezas de siete que yo hice tomar para […]
*»…y vide un pedazo de tierra que se hace como isla, aunque no lo es, en que había seis casas, el cual se pudiera atajar en dos días por isla, aunque yo no veo ser necesario, porque esta gente es muy simple en armas, como verán Vuestras Altezas de siete que yo hice tomar para llevarlos y aprender nuestra habla y [de]volverlos, salvo que Vuestras Altezas cuando mandaren puédenlos todos llevar a Castilla o tenerlos en la misma isla cautivos, porque con cincuenta hombres los tendrán todos sojuzgados, y les harán hacer todo lo que quisieren…»
Más de 500 años han pasado desde que Europa nos introdujo el «desarrollo» a la fuerza. Hace más de 500 años comenzó una de las limpiezas étnicas más grandes registradas en la historia de la humanidad. Sin embargo hoy celebramos dicho proceso, solo recordando la importancia que tuvo para Europa la llegada de Colón al continente Americano, y le damos poca importancia al significado que tuvo para toda una civilización, ser desmembrada.
El «encuentro de culturas» no fue más que el fatídico día en el cual la brutalidad nos demostró su verdadero poder. Ese 12 de octubre en retrospectiva, debería ser comparado con la primera mirada lasciva que un pedófilo le lanza a su víctima.
En el colegio nos obligan a memorizar fechas, a recordar los nombres de los navíos españoles y nos dan la perspectiva de un grupo de valientes marinos que se atrevieron a cruzar el océano. Mencionan por encima las masacres y la crueldad española, todo dentro de un contexto estéril, que nos protege de desarrollar un lógico resentimiento hacia el país que algunos traidores llaman «la madre patria». Y es que este y cada 12 de octubre muchos procuran no mencionar a esa nación que nos esclavizo y despedazo, muchos tratan de dejar a España fuera de las atrocidades cometidas por sus mercenarios y realeza.
Cuantos hombres no presenciaron la violación de su mujer, cuantas mujeres no presenciaron el asesinato de sus hijos, cuantos abuelos no vieron a sus hijos esclavizados y tratados como animales…y todo para que 500 años después sus propios hijos celebren el día de la destrucción de sus culturas con alabanzas a los animales que les quitaron todo rasgo de dignidad.
Existen similitudes y claras diferencias entre nuestro holocausto y el judío a manos de los nazis; pero la diferencia más grande entre ambas es como el pueblo judío sabe vivir con dignidad nunca olvidando esas atrocidades «Nunca olvidar, nunca perdonar». Es cierto que para vivir en un mundo pacifico se necesita llegar a ciertas concesiones; y hace cientos de años nuestros gobiernos y el español han sabido convivir en paz y hermandad. Pero el 12, ese fatídico 12 de octubre no puede ser olvidado por lo que represento para esa familia que perdimos a manos de la locura, racismo, ambición y crueldad por parte de ese otro lado de nuestra descendencia.
El odiar a un país y a su gente por los crímenes que sus antepasados cometieron siglos atrás no es racional, pero comprensible… por eso este y todos los 12 de octubre, digámosle a España «Nunca olvidar, nunca perdonar».
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*Tomado del diario de Cristóbal Colón, 14 de Octubre, 1492 (diario recopilado por Fray Bartolomé de las Casas)
Fuente: http://revista-amauta.org/2010/10/nunca-olvidar-nunca-perdonar/