Se afinan los detalles para una nueva aventura militar del premio Nobel contra Irán. Lo hemos venido advirtiendo como mucha antelación, «Estados Unidos (EUA) e Israel preparan un nuevo genocidio en la región del Medio Oriente, esta vez contra el noble y digno pueblo iraní». La misma estrategia comunicacional utilizada en la preparación la psiquis […]
Se afinan los detalles para una nueva aventura militar del premio Nobel contra Irán. Lo hemos venido advirtiendo como mucha antelación, «Estados Unidos (EUA) e Israel preparan un nuevo genocidio en la región del Medio Oriente, esta vez contra el noble y digno pueblo iraní».
La misma estrategia comunicacional utilizada en la preparación la psiquis del pueblo norteamericano y europeo para la guerra en Irak, hoy se repite para justificar la agresión contra Irán, hoy acompañada de una superior campaña de desprestigio y manipulación para el asalto final. Pues, los Think Tanks no buscan acusar a Irán de una supuesta conexión con «Al Qaeda, de Osama Ben Laden», como en el pasado lo hicieran las mayores transnacionales privadas de la comunicación contra Irak (una de ellas, el Observer de Londres, en 2001, cuando publicó una serie de reportajes en los que informaba de la «conexión iraquí» con Al Qaeda, llegando incluso a describir las supuestas «bases de entrenamiento terroristas en ese país», así como de un supuesto laboratorio en el que se producía el ántrax como arma de destrucción masiva. El mundo tarde descubrió que todo era falso. Nunca se encontraron las pruebas de esas acusaciones). Esta vez las transnacionales utilizan una mentira mucho más grave, un «falso positivo» superior a Al Qaeda y al Ántrax; acusan a Irán de estar desarrollando misiles nucleares dirigidos contra Los Estado Unidos, Europa e Israel. Sabemos, tampoco existen pruebas de ello. Incluso la misma Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) –a cuyos inspectores el gobierno iraní nunca les ha prohibido el paso a las instalaciones y demás lugares de Irán donde las diferentes Agencias de Inteligencia (la CIA, el MOSSAD, etc.) sospecharon existían programas nucleares para tal destino– ha admitido públicamente los objetivos pacifico-energético de dicho programa. Irán es firmante del Tratado de No Proliferación de Armas Atómicas, además, todos sus lideres religiosos han calificado como «Un pecado» las armas nucleares. Patológicamente, Israel posee más de 200 bombas atómicas, se opone a la inspección de la AIEA y se niega a firmar el Tratado de No Proliferación de Armás Atómicas.
En días recientes, la AFP, en Washington, resaltaba una noticia alarmante que viene a sumarse a la macabra estrategia comunicacional dirigida por los lobbys sionistas dentro de los EUA. Dice la AFP: «Casi nueve de cada 10 estadounidenses creen que Irán busca desarrollar armas de destrucción masiva, y la mayoría aprobaría un ataque para evitar que eso ocurra, según una encuesta publicada», y más adelante agrega:
«El 54% de los estadounidenses aprobaría un ataque contra Irán para evitar que se transforme en una potencia nuclear, según una encuesta de CNN».
«Más de seis de cada 10 hombres están a favor de la acción militar contra Irán. Las mujeres normalmente tienden a oponerse a apelar a lo militar en la mayoría de las acciones, pero en el caso de Irán están divididas en partes iguales», dijo el director de sondeos de CNN, Keating Holland.
«El 88% de los estadounidenses cree que Irán busca desarrollar armas nucleares, según la encuesta, que entrevistó a 1.038 personas entre viernes y domingo».
Hoy podemos tener respuesta la pregunta que muchos se formulan ¿A qué jugada responde la llegada al poder del disfraz «Barak Obama»? Obama era el cambio que los Halcones del Pentágono (el complejo Militar industrial y los Lobbys sionistas) esperaban ante la desprestigio de Bush y los Republicanos de los últimos años. Este siniestro personaje había descendido en popularidad a menos de aceptación 10% de la población norteamericana. Una cifra insoportable para seguir llevando la guerra en Irak y Afganistán con tranquilidad, más aun, frente al descalabro del sistema económico y financiero de los Estados Unido. El pueblo norteamericano comenzaba a cuestionar la guerra y al sistema en general. Urgía un cambio. Obama fue la respuesta.
No bastando con ello, la monarquía y burguesía noruega le otorgan a Obama el premio Nobel por sus promesas de cambio de su campaña electoral. «WE CAN CHANGE». Paralelamente a la entrega del premio, el gobierno de Obama autorizaba el aumento de las tropas militares desplegadas en Afganistán a más de 68 mil soldados, intensificaba los bombardeos aéreos contra la población civil de Pakistán, desplegaba la 4ta Flota en Centro y Sur América y continúa las negociaciones con el gobierno paramilitar y narcotraficante colombiano para el despliegue de Siete (7) nuevas bases militares en la región. El Nobel de la Paz le fue entregado por la burguesía noruega al imperio norteamericano para que continúe cumpliendo con su deber de salvaguardar al caduco sistema capitalista; para su guerra contra Irán y el mundo. ¿Quién podría cuestionar a un Nobel héroe negro que dice hacer la guerra por la Paz?
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.