«It’s not an election, it’s a selection. That’s the subtle difference «. Keith Rockwell, portavoz OMC. El Embajador de Brasil ante OMC, Roberto de Azevedo, ha recorrido un camino lleno de asechanzas en su exitosa candidatura para el cargo de Director General de la OMC. No hay un proceso para presidir organismos multilaterales que sea […]
«It’s not an election, it’s a selection. That’s the subtle difference «. Keith Rockwell, portavoz OMC.
El Embajador de Brasil ante OMC, Roberto de Azevedo, ha recorrido un camino lleno de asechanzas en su exitosa candidatura para el cargo de Director General de la OMC. No hay un proceso para presidir organismos multilaterales que sea más turbio que ese. Es tan opaco, que ante las críticas de los miembros y de los observadores, el portavoz de la OMC, Keith Rockwell, justificó las trampas apelando a la retórica sofista y afirmó que el proceso para nombrar al Director General de la OMC «es una selección y no una elección; esa es la diferencia sutil». La sutileza puede que sea la falta de transparencia.
En 2009, la anterior elección para el cargo de Director General de la OMC, estuvo desierta; por eso se renovó el mandato al francés Pascal Lamy, antiguo Comisionado de la Unión Europea, aunque no tuviese algún activo que presentar. Esta vez el candidato debía ser de un país en desarrollo; así hubo 9 candidatos propuestos por: Brasil, Costa Rica, Corea del Sur, Ghana, Indonesia, Jordania, Kenia, México y Nueva Zelanda. Fuera de Brasil y Nueva Zelanda, los demás son más o menos clientes de Europa o Estados Unidos. La estrategia era inundar para evitar la polarización y abrir espacio de maniobra. La táctica era dividir a los países en desarrollo y favorecer al candidato de un país que ya hubiese suscrito todo lo dictado en acuerdos bilaterales de comercio (TLC o AAE).
Los candidatos
El primer candidato fue John Kyerematen de Ghana, escogido además por la Unión Africana. La segunda fue Anabel Gonzalez, de Costa Rica, con claro beneplácito de Estados Unidos y la Unión Europea. Luego se postularon Mari Elka Pangestu de Indonesia, Tim Groser de Nueva Zelanda, Ahmad Thougan Hindawi de Jordán, Taeho Bark de Korea del Sur. África se dividió cuando Kenia propuso a Amina Mohamed y ante la debilidad de Anabel González, México presentó a Herminio Blanco.
Una candidatura de Brasil era obvia y esperada desde un principio, porque Brasil es un país en desarrollo de gran importancia, y el mayor país latinoamericano con una política comercial independiente. Que escogiese a Roberto de Azevedo es lógico: un embajador muy popular, con una larga experiencia en OMC, de talento conciliador y aglutinante, dotado de gran capacidad técnica y cuya reputación no arrastra un pasado de político.
La mecánica electoral
En la OMC no se vota, como en otros organismos internacionales, de manera pública y con escrutinio público. Al principio el Director General se elegía por consenso. En 1999, cuando no hubo, se partió el período entre los dos candidatos asiáticos: el neozelandés Mike Moore y el tailandés Supachai Panitchpakdi. Para disimular la falta de consenso, desde 2005, cuando se eligió a Pascal Lamy, se usa un sistema confesional. El árbitro ahora es una Troika, compuesta por el Presidente del Consejo General, el pakistaní Shahid Bashir; el Presidente del Órgano de Solución de Diferencias, el canadiense Jonathan Fried; y el Presidente del Órgano de Examen de Políticas Comerciales, el sueco Joakim Reiter. Estos escuchan en secreto la opinión de los miembros, contabilizan en secreto las preferencias y proclaman al ganador.
Según la tradición en los organismos multilaterales, las regiones se turnan en los cargos directivos. Por esa razón, el Director General de OMC, escoge cuatro adjuntos de regiones distintas a la suya. Lamy, europeo, tuvo un asiático, un estadounidense, un africano y un latinoamericano. La Dirección General tocaba ahora a un africano o a un latinoamericano, pero Lamy dijo que eso no estaba escrito y permitió candidatos de cualquier región.
El método de expresar y contar votos se decide ad-hoc. Cuando fue elegido Pascal Lamy eran sólo tres candidatos y fue cuestión de aritmética simple. Con nueve candidatos pudo aplicarse la misma aritmética electoral, con segunda vuelta para los dos más votados; pero no fue así; era demasiado simple. El Presidente de la Troika anunció que cada país podía señalar cuatro preferencias, que tendrían el mismo valor. Cuando la Unión Europea señaló a cinco, se dijo -a posteriori- que lo de cuatro había sido sólo una recomendación.
Los primeros resultados
Luego del primer sondeo, con cuatro o cinco preferencias del mismo valor, el Presidente de la Troika, Shahid Bashir, informó a los candidatos de Costa Rica, Ghana, Kenya y Jordán que habían sido eliminados de la competencia. Quedaban en liza los candidatos de Brasil, Roberto de Azevedo; Corea del Sur, Taeho Bark; Indonesia, Mari Elka Pangestu; México, Herminio Blanco y Nueva Zelandia, Tim Groser.
Los segundos resultados
Para la segunda vuelta se pidió a los miembros que pronunciasen sólo dos preferencias, y -después de la trampa de los europeos- se especificó que no menos de una, ni más de dos. Luego de ese nuevo sondeo sólo quedaron Roberto Carvahlo de Azevedo y Herminio Blanco.
Quien es quien
Roberto Carvahlo de Azevedo tiene una vasta experiencia en asuntos relacionados con la economía internacional y políticas comerciales, incluyendo disputas comerciales. Antes de venir a Ginebra como Embajador de Brasil ante la OMC, la OMPI, la UNCTAD y UIT, fue Vice-Ministro de Relaciones Exteriores, a cargo de asuntos económicos y tecnológicos.
Antes aún había sido Director del Departamento de Asuntos Económicos y de la Unidad de Solución de Diferencias, donde logró un acuerdo con Estados Unidos después de haberlo vencido en la OMC, en el caso de los subsidios norteamericanos al algodón. Participó en todas las rondas de negociación y fue parte de la Misión de Brasil en Ginebra en los albores de la OMC.
Herminio Blanco es muy conocido como un veterano negociador. Como Ministro de Comercio e Industria y antes aún como Viceministro para Negociaciones Internacionales, convirtió a México en Campeón Mundial, por cantidad (34) de bilaterales de comercio, entre ellos NAFTA con EEUU (1994) y el Acuerdo de Asociación Económica con la UE (2000).
Conclusión
La candidatura brasileña de Azevedo es bienvenida en todas las regiones, en todos los grupos de países, desarrollados y en desarrollo. Azevedo es el candidato que puede unir a todos los miembros de OMC en una agenda equilibrada hacia un desarrollo común.
La candidatura mexicana de Blanco es la favorita de los intereses que predominan en Estados Unidos y Europa. Es el hombre que conviene a la agenda que Wall Street en Nueva York y la City en Londres dictan a Washington y Bruselas.
– Umberto Mazzei es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Genebra.