«Por oportunismo debe entenderse la política de aquel partido que adaptando su táctica a las condiciones cambiantes de la coyuntura política hace dejación de sus principios y termina negando su necesidad» El oportunismo Los líderes de Podemos se niegan a proporcionar definiciones. No quieren las diferencias claras. Es más niegan las diferencias históricas, como la […]
«Por oportunismo debe entenderse la política de aquel partido que adaptando su táctica a las condiciones cambiantes de la coyuntura política hace dejación de sus principios y termina negando su necesidad»
El oportunismo
Los líderes de Podemos se niegan a proporcionar definiciones. No quieren las diferencias claras. Es más niegan las diferencias históricas, como la existente entre izquierda y derecha. Hablan de que esa diferencia carece de sentido en la actualidad. Prefieren la diferencia entre los de arriba y los de abajo. Esa diferencia, la de los de arriba y los de abajo, pertenece al mundo de las grandes mansiones del siglo XIX donde los sirvientes representaban los de abajo y los señores de la casa a los de arriba. Al igual que el concepto de casta pertenece a la época feudal hindú. El partido que lidera Pablo Iglesias, en términos conceptuales, quiere la oscuridad de la Edad Media, prefiere más abstracción y más generalidad a la hora de establecer las diferencias sociales, esto es, prefiere unir la izquierda y la derecha. Cuando yo niego la diferencia entre izquierda y derecha, lo que hago es que uno izquierda y derecha, los hago iguales. Puesto que, y de acuerdo con esta catalogación, mientras gobernaba el PSOE las gentes de derecha eran las de abajo y los líderes del PSOE eran los de arriba. Así que ahora, de acuerdo con la nomenclatura social de Podemos, nos distinguiremos políticamente no por ser de izquierda o de derecha, sino por ser de los de arriba o de los de abajo. Debe pensarse que la diferencia entre izquierda y derecha es la expresión política de la diferencia entre capital y trabajo. Y el argumento teórico de Paul Krugman, uno de los referentes teóricos de Podemos, de enfrentar el 1 por cien más rico de la población al resto es un modo de atenuar, de disolver, la diferencia entre capital y trabajo.
Podemos sí tiene ideología, pero la ideología del oportunismo. Sus representantes teóricos afirman que Podemos no es oportunista. Argumentan que lo que en verdad hace el partido que lidera Pablo Iglesias es que se aprovecha de las oportunidades que da el momento. Pero si esos representantes teóricos no definen qué es el oportunismo, pueden afirmar lo que quieran. Hacer pasar el concepto de oportunismo por el tamiz del concepto de oportunidad es un engaño teórico. Sin definiciones, sin conceptos, no hay luz teórica. Y sin luz teórica se puede engañar cuanto se quiera. Los líderes de Podemos cuando carecían de poder estatal defendían que España tenía que salir del euro y no había manera de convencerlos de lo contrario. Ahora que Podemos ya forma parte del sistema de gobierno de la Unión Europea y que pronto lo será del sistema de gobierno del Estado español, Pablo Iglesias afirma que el euro es ineludible. Si cuando estoy fuera del sistema de gobierno del Estado afirmo A y cuando después estoy en el sistema de gobierno del Estado afirmo B, soy un oportunista. Carezco de principios. No cabe duda, si no se quiere incurrir en el dogmatismo, que los principios deben ceder ante las necesidades políticas del momento. Pero no deben negarse o convertir en principios conceptos que no deben serlo. En este error siguen incurriendo muchos líderes teóricos de la izquierda radical. Hablan sin sentido de Estado, fuera de la lógica del Estado del que son ciudadanos, al margen de las determinaciones histórico nacionales constitutivas de su personalidad. Les sigue faltando una enorme madurez. Por oportunismo debe entenderse la política de aquel partido que adaptando su táctica a las condiciones cambiantes de la coyuntura política hace dejación de sus principios y termina negando su necesidad. Para el oportunismo la conquista del poder político lo es todo y los objetivos de largo plazo carecen de validez. El oportunismo carece de dimensión histórica. Por ejemplo, IU es un partido que defiende la propiedad pública sobre los medios de producción. No obstante, puede reconocer que en la actual etapa histórica ese principio no puede realizarse. Pero no niega el principio de la defensa de la propiedad pública como seña de identidad ideológica. Otro principio de la izquierda radical puede ser la defensa de la ley del valor de Marx, que no es otra cosa que reconocer que las cosas tienen valor por el trabajo humano gastado en producirlas. Este principio tiene como consecuencia el principio del derecho de propiedad basada en el trabajo propio. Pero el oportunismo de Podemos se manifiesta en su negación a establecer principios ideológicos claros y precisos. No quiere afirmar nada que lo comprometa para siempre o para periodos históricos largos. La ideología clásica la rechaza. Solo quiere adaptarse a la coyuntura política. Y por esa adaptación hace dejación de lo que haya que hacer dejación.
La religión
El caso Charlie Hebdo está siendo utilizado por el Papa Francisco para la defensa de los intereses de la religión. Escuchemos sus ideas en torno a la relación entre libertad religiosa y libertad de expresión:
La libertad religiosa: «Creo que los dos son derechos fundamentales, tanto la libertad religiosa como la libertad de expresión. Pero… ¿Usted es francés? Vayamos a París, hablemos claro. No se puede esconder la verdad: cada uno tiene del derecho de practicar su propia religión sin ofender, libremente. …Segundo, no se puede ofender, o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, es decir en nombre de Dios.»
La libertad de expresión: «Cada uno no sólo tiene la libertad, sino que tiene el derecho y la obligación de decir lo que piensa para ayudar al bien común. Si un diputado o un senador no dice lo que piensa que es el verdadero camino, no colabora al bien común. Tenemos la obligación de decir abiertamente, tener esta libertad, pero sin ofender. Porque es verdad que no se puede reaccionar violentamente. Pero si el doctor Gasbarri, gran amigo, dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal! No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. No se puede».
El papa Francisco tiene derecho a practicar la religión que quiera, nadie se lo prohíbe. Pero aquí hay un engaño: El papa Francisco hace política con la religión. Lo hacen los religiosos católicos, lo hacen los judíos y lo hacen los musulmanes. Luego no estamos hablando de la religión como ideología pura, sino como ideología política. Cuando el papa Francisco afirma que cada uno tiene derecho a practicar la religión sin ofender, eso no es cierto. Todos los religiosos invaden el terreno de la ética, esto es, la relación de valores entre los ciudadanos, y llaman asesinos a quienes ejercen el derecho al aborto y llaman enfermos a los homosexuales. Los religiosos si ofenden. Desde que actúan en el marco de las relaciones éticas entre los seres humanos ofenden tanto como cualquier otra ideología.
Para el papa Francisco la fe será muy importante, pero para otros es mucho más importante la ciencia. Y la ciencia y la religión están en lucha. Esa lucha debe ser libre. La religión no puede ser considerada una esfera de la vida humana intocable. No pueden quedar libres de los dardos de la crítica y de la satírica. Los religiosos siempre han criticado duramente a los ateos y los han catalogado como impíos. Ningún dios ha creado el hombre. Por el contrario: los dioses son creaciones de los hombres. Los dioses son imágenes mentales. Mahoma o Jesucristo como hombres históricos, y seguro que no fueron como nos lo cuentan, no son más que Marx o Lenin o cualquier otro líder histórico. Ningún hombre es más que cualquier otro hombre. Así que libre de la satírica no puede haber nadie.
La religión no es una cuestión de fe. Esa concepción lo será para el hombre religioso. La creencia en Dios es obra de la necesidad. El hombre pobre, enfermo y desdichado necesita de la religión. La religión es una necesidad para el hombre deshumanizado. El ser humano que ha perdido su sentido en la tierra quiere encontrarlo en el más allá. El hombre rico, satisfecho y culto puede ser religioso, pero lo es por costumbre o tradición. Su riqueza y satisfacción hace que su vida tenga un gran sentido en la tierra. La religión no solo es ideología sino también filosofía. ¿Por qué la religión es filosofía? Porque representa una determinada concepción del mundo. Y ¿por qué es ideología? Porque es la expresión de determinados intereses económicos, sociales y políticos. El papa Francisco ha querido aprovechar el atentado terrorista contra la revista Charlie Hebdo para fortalecer la religión como ideología en las sociedades occidentales. Sin duda que está más cerca de los musulmanes, que son igualmente religiosos, que de los artistas satíricos adscritos al ateísmo. Pero los ateos, los agnósticos y los religiosos occidentales que hacen de su religión un asunto exclusivamente privado no quieren que la religión determine su vida social. Los valores del Estado de derecho, con todas las libertades conquistadas en Occidente desde la revolución francesa, y los principios de la razón y del laicismo son los que deben presidir las relaciones éticas de los ciudadanos de la Unión Europea. Lo contrario, que la religión tome carta de ciudadanía en nuestra convivencia social y política, significaría dar pasos hacia la oscura Edad Media.
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