Traducido para Rebelión por Germán Lleyens
El Premio Nobel de la Paz nos trae otra sorpresa, u otra farsa. Depende del punto de vista de cada cual.
En la historia relativamente reciente fueron Henry Kissinger (1973), arquitecto supremo de ataques asesinos contra naciones soberanas, o las Naciones Unidas (2001), con su activo belicismo y sus holocaustos pasivos y silenciosos (pensad en los embargos de la ONU), los que convirtieron en una vergonzosa burla las aspiraciones expresadas por el fundador.
En 2002 fue Jimmy Carter, cuya ponzoñosa «Doctrina Carter» de 1980 incluyó la declaración del objetivo del control estadounidense del Golfo Pérsico como un «interés vital de EE.UU.» justificado «por todos los medios necesarios». En 2005 el Premio fue para el Organismo Internacional de Energía Atómica [OIEA], que promueve la energía nuclear, creando los contaminantes más letales a los que el planeta y su población han sido sometidos. Los desechos nucleares de la industria promovida por el OIEA ahora se onvierten en «convencionales», pero no menos nucleares y químicos, mediante un engaño a los ojos de proporciones históricas sorprendentes.
Barack Obama (2009) se ha revelado posteriormente verdugo, mediante el asesinato en cualquier forma, en cualquier momento, en cualquier sitio, en cualquier parte, de cualquiera que sea considerado por él (no por un juez o un jurado) conectado a lo que ahora incluye la palabra comodín «terrorismo» a medio mundo de distancia.
El campo de concentración de Guantánamo a cuyo cierre se comprometió inequívocamente Obama (en 60 Minutes del 17 de noviembre de 2008), afirmando:
«He dicho repetidamente que cerraré Guantánamo y lo cumpliré. He dicho repetidamente que EE.UU. no tortura. Y voy a asegurar que no torturamos… eso es parte integral de un esfuerzo por… recuperar la estatura moral de EE.UU. en el mundo». El gulag de Guantánamo continúa con sus prisioneros, patéticos, desesperados, no juzgados, o aquellos cuya liberación se ordenó, languideciendo año tras año. La «estatura moral» de EE.UU. ha caído más bajo que en los años de Nixon. Libia yace en ruinas, Siria apenas sobrevive, con los patrocinadores de terroristas ayudados a través de la miríada de puertas traseras de Washington, y en bases extranjeras globales prospera la tortura respaldada o instigada por EE.UU.
La Unión Europea, premiada con el Nobel de 2012, que desde su creación ha estropeado economías comerciales más pequeñas, ha establecido barreras, condiciones irrealizables, o por cierto, casi extorsión al comercio con países más pobres (a menudo excolonias.)
Los Estados Miembros de la UE también han impuesto embargos punitivos a las naciones más indefensas y han apoyado con entusiasmo que la última nación objetivo sea reducida a una era pre-industrial (corrección: sea liberada para acoger la democracia y las delicias del gobierno de déspotas impuestos, o una prolongada, asesina, irresponsable ocupación extranjera y apropiación de recursos.) El eminente experto en derecho internacional, profesor Francis Boyle, calificó el Premio a la UE de «Una broma enfermiza y un fraude demencial».
El Premio de la Paz de este año fue otorgado el viernes 11 de octubre a la Organización por la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), la organización basada en Holanda, fundada solo en 1997, desconocida por la mayoría, encargada de librar el mundo de armas químicas.
La OPAQ recibió el Premio UNOS días después de que un equipo suyo llegase a Siria para eliminar el arsenal de armas químicas de ese país. Una breve visita en Agosto que acabó en una huida cobarde a los pocos días. El presidente Asad había solicitado sus investigaciones en marzo, después de que se afirmó que las facciones terroristas habían utilizado armas químicas, insurgentes que ahora se cree que provienen de unos 83 países, respaldados primordialmente por EE.UU., el Reino Unido, Catar y Arabia Saudí.
El retorno de la OPAQ, el 1 de octubre, ahora se pregona como un logro ante un régimen intransigente que anteriormente siempre la había bloqueado -aunque abrió la puerta en marzo- un equipo presentado ahora como un alma valerosa que trabaja en una zona de guerra, en una insurgencia bañada en sangre causada por esa afamada «comunidad internacional».
¿Se justifica el Premio Nobel a una organización que, a pesar de la pesadilla de los peligros para toda una población, ha aceptado destruir 1.000 presuntas toneladas de agentes químicos altamente peligrosos (si creemos lo que nos dicen) en unos meses?
En ese contexto, EE.UU. todavía tiene el triple de armamento químico (calculado en más de 3.100 toneladas) y ha desafiado el plazo especificado de abril de 2012 para su eliminación, sobre la base de que los peligros son tan grandes que no puede completar la construcción de las instalaciones apropiadas hasta 2020 (algunos informes hablan de 2023). Por los mismos motivos de obstáculos técnicos y de seguridad, se cree que a Rusia le queda por destruir cinco veces la cantidad estadounidense (1). Los vergonzosos dobles raseros siguen dominando.
Wade Mathews, quien trabajó en la destrucción del arsenal químico de EE.UU., no está seguro de que Siria pueda cumplir el plazo. Señala que la eliminación en EE.UU. costó miles de millones de dólares, la cooperación de muchos niveles del Gobierno -incluyendo a los militares- y un entorno seguro, para garantizar que la destrucción se ejecutara con seguridad. (Vea 1)
Para un observador puede parecer que la OPAQ se ha encargado de una empresa de alto perfil, apresurada, imprudente, bajo presión de EE.UU. y la ONU, que podría tener el potencial de envenenar al pueblo y el medio ambiente de Siria en una magnitud mayor que la de los supuestos horrores desencadenados, con seguridad casi absoluta, por los insurgentes.
¿Entonces cuál es el posible motivo del Premio Nobel a la OPAQ y por qué ahora? Es interesante que el director general de la OPAQ, Ahmet Üzümcü, sea turco, excónsul en Alepo, Siria, exembajador en Israel, exrrepresentante permanente de Turquía en la OTAN y luego en la ONU en Ginebra.
Aparte del hecho de que el director general Üzümcü obviamente tiene algunos caminos internos notablemente útiles, Turquía, vecina de Siria, es el único Estado Miembro de la OTAN en Medio Oriente (no importa que no tenga conexión con el Atlántico Norte, al encontrarse entre el Mediterráneo, el mar Egeo, el mar Negro, el mar de Mármara, el Bósforo y los Dardanelos).
La OTAN ciertamente no se queda dormida cuando tiene que ver con Siria, ni tampoco la Unión Europea, de la cual Turquía -a pesar de ser la «Puerta de Oriente» al que pertenece la mayor parte del país- también aspira a miembro. Gran Bretaña y Francia son, por supuesto, miembros de la UE, unidas con Turquía en la interferencia en Siria.
Hace tiempo que la OTAN busca puntos de apoyo más al este. En una carta esclarecedora citada frecuentemente en estas columnas, pero que vale la pena revisar, el 26 de junio de 1969 el general Alexander Haig, jubilado de su puesto de Comandante Supremo Aliado de la OTAN en Europa, escribió al entonces secretario general, Joseph Luns.
El enfoque entonces, por supuesto, estaba en el contexto de la Guerra Fría, sin embargo la geografía regional y la habilidad diplomática del presidente Putin y del ministro de Exteriores Lavrov en la crisis siria hacen que las tácticas delineadas vuelvan a ser fuertemente relevantes, especialmente ya que se puede decir que el presidente Obama y el secretario de Estado Kerry han sido eclipsados diplomáticamente hasta volverse casi irrelevantes.
Las aspiraciones de EE.UU.-UE-OTAN para la ruta Bagdad-Damasco que lleve a Teherán (con o sin «gran avance» diplomático) nunca deben desestimarse. Tampoco, por cierto, cómo se ha demostrado desde la caída del Muro de Berlín en 1989, el deseo de cercar Rusia como lo confirma el establecimiento de bases de EE.UU.-OTAN a una velocidad sorprendente y con igual descaro (2).
Se puede decir que las tácticas de la carta a la OTAN son tan relevantes para los objetivos actuales como cuando se escribió, aunque los objetivos, las circunstancias, el terreno (o la guerra planificada) se han ampliado. El penúltimo párrafo dice:
«Deberíamos tener en cuenta siempre la necesidad de dirigir continuamente la atención a la… amenaza y a activar más nuestra colaboración con los medios de masas.
«Si los argumentos, la persuasión y el impacto de los medios fallan, no nos queda otra alternativa que sacudir a los pusilánimes en Europa, mediante la creación de situaciones, país tras país, tal como se considere necesario, para convencerlos de dónde se encuentran sus intereses.
«El curso de las acciones en las que estamos pensando puede convertirse en el único camino seguro para afianzar los intereses de Occidente».
De vuelta al Premio Nobel de la Paz 2013. El noruego Fredrik Heffermehl, jurista, escritor, traductor, ex vicepresidente de la Asociación Internacional de Abogados contra las Armas Nucleares, entre muchos otros prestigiosos cargos internacionales, ha sido desde hace tiempo una espina clavada en el Comité Nobel basado en Noruega (3).
Heffermehl ha argumentado en su estudio publicado: «El Premio Nobel de la Paz. Lo que Nobel realmente quería», que el Parlamento noruego ha distorsionado la intención de Alfred Nobel para el Premio. Sus investigaciones encontraron numerosos estudios académicos que apoyaban sus tesis. El Parlamento noruego y el Comité Nobel enfáticamente no lo hicieron. Sin embargo su disertación se ha publicado y se ha divulgado en chino, sueco, finlandés, ruso y en diciembre de 2011 recibió el apoyo de Michael Nobel, de la Asociación de la familia Nobel, quien apoyo a Heffermehl en su afirmación de que por el camino actual, los políticos noruegos podrían perder su control del Premio de la Paz.
Noruega está, por cierto, en la «familia» de la OTAN. Es interesante el criterio para nombrar al Premio Nobel de la Paz. La web estipula:
«Plazo para la propuesta. El Comité basa su evaluación en las propuestas registradas antes del 1 de febrero de cada año… En los últimos años el Comité ha recibido cerca de 200 nominaciones de diferentes candidatos al Premio Nobel de la Paz. La cantidad de cartas de nominaciónes es muy superior, ya que muchas son para los mismos candidatos.»
¿Quién, por lo tanto, se apresuró en el año antes del 1 de febrero de 2013, a proponer la casi desconocida OPAQ? Y es concebible que podría haber habido algún ajuste de la fecha (Dios no lo quiera).
Bueno, a menos que seas muy joven, es posible que nunca lo sepas, habrá que esperar un cierto tiempo:
«Los nombres de los candidatos y otra información sobre las nominaciones no se pueden revelar hasta dentro de 50 años», señala la web del Nobel.
Podría valer la pena señalar que los miembros del Consejo Ejecutivo de la OPAQ para 2012-2013 incluyen países que han interferido más de un poco en los asuntos de Siria, entre ellos Francia, el Reino Unido, EE.UU., Catar y Arabia Saudí. Noruega también forma parte del Consejo de este año.
El ministro de Exteriores de Gran Bretaña, Hugh Robertson, envió felicitaciones entusiastas a la OPAC por el premio y agregó:
«El Reino Unido aporta una contribución inicial de 2 millones de libras para apoyar el trabajo de la OPAQ en Siria y estamos dispuestos a suministrar más ayuda» (4).
Robertson también alaba a la OPAC, refiriéndose a: «El reciente uso de armas químicas por parte del régimen en Siria…» una afirmación que no se ha probado y que se puede decir que es incluso difamatoria.
Le especulación, no obstante, de cómo tuvo lugar otro sorprendente Premio Nobel de la Paz carece de sentido. Sin embargo, vale la pena apostar a que dentro de cincuenta años, los historiadores honestos sacudirán sus cabezas como si no lo creyeran.
Otro Nobel, otra farsa.
¡Oh!, por si no lo habéis visto Monsanto y Syngenta, este mismo mes, obtuvieron el Premio Mundial de Alimentación, conocido como «el Premio Nobel de Agricultura» (5).
Vivimos tiempos muy extraños.
Notas
(1) http://edition.cnn.com/2013/10/11/us/u-s-chemical-weapons/
(2) http://www.globalresearch.ca/encircling-russia-us-nato-military-bases-in-eastern-europe
(3) http://en.wikipedia.org/wiki/Fredrik_Heffermehl
(4) https://www.gov.uk/government/news/fco-minister-congratulates-opcw-on-winning-nobel-peace-prize
Fuente: http://www.globalresearch.ca/another-nobel-peace-prize-another-farce/5354904
rCR