Otto de la Rocha es, sin duda, el más original de nuestros creadores-cantautores. El más transversal y versátil. El que más talento ha derrochado y compartido con Nicaragua, con la región y el mundo. Compositor, arreglista, músico, intérprete, actor, productor, guionista, poeta, teatrista, humorista, educador popular, promotor sociocultural, fabulador, estudioso de la Cultura Campesina de Nicaragua, con alta capacidad para las onomatopeyas, grafismos, parodias artísticas y creación de personajes. Es, lo que podríamos llamar, en métodos actuales: un industrioso de la Cultura. Sujeto cultural por antonomasia. Maestro de una serie de buenos artistas que hoy sobresalen en Nicaragua. Comprometido con el rescate y fomento de los principios y valores de la nicaraguanidad y las luchas de nuestro pueblo. Esto, en términos culturales.
En términos sociopolíticos siempre tuvo la firmeza y claridad de posicionarse en el lado correcto. Jamás titubeó, cuando de identificarse con el Sandinismo se trató. Demostró con ello, consistencia política y coherencia en reconocer que ha sido el Sandinismo el único modelo que promueve y apoya la cultura, así como todos los ámbitos necesarios para que la ciudadanía mejore sus condiciones de vida, lo que, actualmente en Nicaragua se refleja en las políticas públicas inclusivas e incentivadoras implementadas por el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.
Ambas dimensiones convivieron en el maestro Otto. Su vida creativa jamás se divorció de su plano personal y político, en tanto se sabía portavoz de lo más íntimo del ser nicaragüense: trabajador, emprendedor, infatigable e inclaudicable en su causa. No se puede separar el sujeto cultural del sujeto político.
Reflexionaré e Ilustraré lo que vengo afirmando. En lo que refiere a la incidencia y alcance cultural de su obra en el pueblo, me lo demuestran los siguientes hechos: uno de los primeros temas que le escuché tararear a mi madre fue, precisamente, el icónico Una Canción, completo tema musical en el que se reflejan los extraordinarios elementos poéticos-amorosos del campo nicaragüense y su conjugación con la tupida naturaleza del país. Esto, acompañado de un arreglo en el que se juntan las notas del son nacional, con las implicaciones de la música internacional, lo que nos permite disfrutar una sonoridad entre lo local y lo cosmopolita, así como su ritmo acompasado que nos invita a bailar en clave nicaragüense.
Otros ejemplos, de lo que venimos diciendo son, la incidencia en el imaginario nacional de sus personajes que van desde el Indio Filomeno, Aniceto Prieto, Lencho Catarrán y su universo y microcosmo afincado en el Ojochal, hasta protagonistas musicales como Plutarco Malpaisillo, el Peón de su tema homónimo o La Palomita Mensajera que, protagonizada por Aniceto Prieto y el propio Otto en su capacidad de doblar personajes, adquirió personalidad propia, pues este programa cumplió función de vaso comunicante sociocultural entre el campo y la ciudad y viceversa. En este sentido, se puede rastrear su identificación con la sensibilidad popular, en tanto sus personajes y programas son prueba contundente de la huella del cantautor en su pueblo. Otro ejemplo es tener claridad que, en Managua, no se puede llevar a cabo acto cultural alguno en el que no se baile o cante su Managua Linda Managua. Tema magistral musicalmente hablando en el que consigue, por medio de metáforas poderosas personificar a la capital en una joven orgullosa de su fenotipo y cultura ancestral y en el que describe, también, la belleza exuberante y calidez de la ciudad.
Con relación al sujeto sociopolítico, lo demuestro. No dudó en comprometerse en la lucha contra la dictadura somocista, tampoco en unirse a los esfuerzos revolucionarios, durante la primera etapa de la Revolución. Hizo resistencia al neoliberalismo. De igual manera, durante la campaña electoral de las elecciones del 2006, no vaciló en firmar un Manifiesto de apoyo a la Candidatura del Comandante Daniel. Documento que, junto al también Maestro del periodismo nacional, Ricardo Trejos Maldonado, promovimos en esa fecha. Asimismo, cuando desde el Banco Central, institución en el que cumplí la misión encomendada por nuestro Buen Gobierno de promover la Cultura, llevamos a cabo junto al Instituto Nicaragüense de Cultura, un evento solidario con la Costa Caribe nicaragüense que se vio afectada por el Huracán Félix, Otto, fue el primero en anotarse para cantar por los hermanos caribeños. De igual manera, en el 2018, durante el violento intento de golpe de Estado, el Maestro mantuvo inamovible su compromiso con la Paz y el Sandinismo. Vivió, cantó y gozó la Revolución Sandinista en todas sus etapas.
Se puede continuar reflexionando y demostrando su capacidad creadora. Finalizaré elogiando su humildad, capacidad de trabajo y el saber ponerse a tono con los tiempos. Dueño de una imagen cultural integral de su arte sonoro, escritural, teatral y radiofónico. Figura central y soporte de la potencia cultural de nuestra Nicaragua. Otto, es el Maestro único y original. Vuelve efectiva nuestra Marca País. Resume, como lo demostramos en este escrito, la creatividad, el trabajo, alegría, capacidad, amabilidad, firmeza y convicción en sus principios, al igual que el pueblo nicaragüense.
* Carlos Midence, Embajador de Nicaragua en España.