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Paco Ibáñez «La rabia en el corazón y en el cuerpo»

Fuentes: L'humanité

«La más española de todas las voces», según Dalí, vuelve este fin de año para cantar poesía de América del Sur. A los setenta y siete años este símbolo del anti-franquismo continúa siendo una voz de combate. (Traducido por Toni Chumillas)

Acaba de presentar en preestreno en el festival de los Sures de Arlés un nuevo repertorio compuesto por poemas latinoamericanos. En el corazón del Teatro Antiguo ha jugado mucho con el silencio. ¿Qué tipo de música es esta ?

Paco Ibáñez. El silencio es una música celeste, la más bonita en el mundo. Pertenece al espacio. Si no existiera el vacío ¿dónde pondríamos el lleno? Yo canto en diferentes idiomas y también hago participar al público. Es increíble cómo las canciones toman otra dimensión cuando el público canta «No soy de aquí». Las voces se convierten en armonía total. Es un momento mágico. Me costó continuar cantando. Después de momentos de emoción como esos la garganta se agarrota y uno no puede seguir. Esto me recuerda un concierto que di en Argentina, en la Escuela Mecánica, allí donde los fascistas torturaban a hombre y mujeres. La ultima canción era «Palabras para Julia». Se cernía un silencio tan fuerte que me habría resultado imposible cantar después. Cabe recordar que las mujeres cantaban este fragmento para darse ánimos mientras las torturaban. Fue una sensación muy fuerte…

¿Estos momentos de emoción han hecho evolucionar su relación con la música y con su instrumento?

Paco Ibáñez. Lo que ha evolucionado no es muy visible, esto ocurre en el interior, en la forma de cantar, el tempo. Hoy tomo más tiempo para cantar. No tengo pensados estos silencios, no tienen nada de aritmético. Poco a poco la canción se instala y me indica cuándo la he cantado demasiado rápidamente. De vuelta a casa me abronca hasta que la canto con el ritmo preciso. En cuanto a la guitarra, ella se adapta después a las notas exigidas por la canción, ni una más. Impresionar con mi juego de guitarra no me interesa, la guitarra sirve para acompañar. No se exhibe en ningún momento de no ser que sea «al interior». Los acordes y la armonía se pegan al texto.

¿Cómo nació este proyecto alrededor de poemas latinoamericanos ?

Paco Ibáñez. Hoy ha salido a la luz pública pero ya hace tiempo que vivía con la idea de estas canciones. Yo no soy quien decide, otra vez más, esto ocurre en el interior. Como si la decisión perteneciera a las canciones mismas. A partir de ese momento entran en el cuerpo y apetece grabar el nuevo disco. Sin esto es imposible cantar. Se me pone la carne de gallina al pensar en Pablo Neruda. Yo canto sus «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», «Juventud divino tesoro» del poeta nicaragüense Rubén Darío. También encontramos textos del cubano Nicolás Guillén acerca del Che Guevara y a la actriz argentina Alfonsina Storni.

Siempre ha estado enamorado del futuro y todavía canta un poema de León Felipe, «Como tú» «soy una piedra que tal vez está hecha para una honda». Qué sentido le da hoy en día a esta canción ?

Paco Ibáñez. Generalmente la gente percibe la honda como una cosa concreta. Es la historia de David contra Goliat. Yo la tomo también en este sentido, en el del pequeño frente al grande. Hoy luchamos contra el imperialismo estadounidense y los valores que introduce en el mundo. Yo no sé cómo uno puede conciliar el sueño frente a la rabia que provoca todo esto. En Portugal, una familia hablaba un inglés perfecto de Oxford… Yo, sin entender ese idioma, sentía que era melódico. Yo no iba a la playa para escucharlos, lo cual prueba que no soy fundamentalmente hostil al inglés. Pero este idioma, convertido en instrumento del imperialismo, me es insufrible. No puedo evitar percibirlo como un instrumento de colonización, un vector de trasmisión de decadencia a la sociedad. La música anglosajona se encuentra en todos los sitios y barre las otras culturas. Yo adoro las músicas tradicionales pero entreténgase buscando en internet música paquistaní. Como mucho encontrara dos o tres piezas típicas y el resto no será más que ruido y uniformidad. Hoy el sarod se deja a un lado para dejar paso a la guitarra eléctrica y a la máquina de machacar la mente. Cada día que pasa los Estados Unidos avanzan un poco más, se compran la salas de conciertos… Es la guerra limpia, otra forma de colonización seductora que pasa por «valores» detestables: McDonalds, el chicle, el equivalente del analfabetismo… Yo siempre digo que nosotros somos «mesopotámicos», tenemos en la sangre esa cultura, así como Grecia, la Roma antigua, los árabes, la revolución francesa. Ellos en cambio son «hipotámicos». En esa cultura todo es material y concreto. Solo importa el dinero. Para existir la gente vende su identidad para tener su parte del pastel.

Ha cantado en la Plaza de Cataluña, en Barcelona, para los indignados. ¿Cómo ha acogido usted a este movimiento ?

Paco Ibáñez. ¡Cómo alguien que no puede creer lo que está viendo! Yo no paraba de preguntarme dónde estaba la juventud. Pensar incluso si existía todavía. Yo los veía a todos muy bien educados y calladitos, masticando chicle. Y, de golpe, se escucha esa voz indignada que grita su hartazgo de la misma manera que yo lo hago cada día. Los jóvenes sufren lo insoportable cada día y se han hecho oír, he aquí algo que devuelve la esperanza. Un poco de sol ha salido en medio de esta noche del horror que estamos viviendo. ¡La rabia en el corazón y en el cuerpo!

Fuente :http://www.humanite-en-espanol.com/spip.php?article1016

rCR