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Palacio y Plaza en el momento actual (o el horno y los bollos)

Fuentes: Rebelión

Verso il Palazzo Voz dentro de la berlina : «¡Cochero, deprisa, a palacio!. ¡¡Y pon el jamelgo a galope!!» Voz desde el pescante : «Quien sabe manda. Como ordenen sus señorías»   …Los arúspices escrutan señales en las entrañas de las aves…Y hasta el ruido de la cisterna del retrete del vecino les suena a […]

Verso il Palazzo

Voz dentro de la berlina :

«¡Cochero, deprisa, a palacio!. ¡¡Y pon el jamelgo a galope!!»

Voz desde el pescante :

«Quien sabe manda. Como ordenen sus señorías»

 

…Los arúspices escrutan señales en las entrañas de las aves…Y hasta el ruido de la cisterna del retrete del vecino les suena a graznido de las Ocas del Capitolio…

…El 15 de mayo de 2011 un movimiento juvenil imprevisto se apoderó durante unos meses de las calles de muchas ciudades españolas. Fue éste el primer acto descollante de una catarata de acontecimientos, político institucionales y socio económicos que se sucedieron en cadena y que surgieron al margen de unas descolocadas y timoratas fuerzas políticas de izquierda. Pero como consecuencia de la participación muy activa de las fuerzas políticas y sociales de la derecha. Desde los escándalos económicos que involucraban a la clase política incluida la familia real, al estado de excepción económico provocado por la recesión y sus consecuencias espléndidamente catastróficas para la débil economía española. La situación se saldó con la aceptación de los dictados de Bruselas y el desmantelamiento del mínimo estado social; con el crecimiento del paro, la desregulación y liquidación de los derechos laborales etc. Y con una nueva oleada de acumulación capitalista por desposesión de las clases subalternas, no solo en dinero contante y sonante -«capitalizar» la banca, etc- sino también con la oleada de privatizaciones de sectores públicos, etc.

El resumen de la cosa es que se produjo una doble situación: la emergente consciencia popular de rechazo al estado de cosas actual, que se expresa en movilizaciones, y la confrontación entre diversas fracciones territoriales de la oligarquía del régimen -robbers barons/ big stick- para conseguir mayor zarpazo en el reparto del pastel que existe, y que es el que surge del robo del estado, y de la desposesión de los explotados.

Estos acontecimientos produjeron una sensación de labilidad de la situación política. De fin de régimen, fin de ciclo, fin de época y fin de todos los fines habidos y por haber. Estábamos ante la madre de todos los finales.

Esta percepción se extendía por igual entre la clase política de izquierdas ya constituida como tal, IU, IC -excluimos de tal denominación a las fuerzas turnantes del régimen, centrales o regionales, exornadas o no con bigudíes republicanistas- instalada en los aparatos de los partidos, y también entre grupos de intelectuales de clases medias que hasta entonces no habían participado activamente de la política (Guanyem, Proces constituient, Podemos, Cup, Ttlm -tutilimundi-, etc. novedades). Unos, desde principios de los 80. Otros, los jóvenes más jóvenes, en realidad, nunca, a pesar de haber pertenecido a tal o cual juventudes políticas.

Todas las fuerzas de la izquierda, viejas y nuevas, se pusieron como motos -«deprisa, deprisa»-, y por eso mismo, al rebufo de la doble situación señalada, declararon fenecido y enterrado el régimen postfranquista, se pusieron a hablar de nueva transición y procesos constituyentes, y se proclamaron dispuestos a soportar humildemente sobre sus frágiles hombros -bien preparados, eso sí, ¡hombre!-, la pesada carga que la historia les deparaba. No se había asado, pero ahora se procuraba pringar.

Se producía un movimiento en estampía de motor bifásico: un análisis compartido de la situación económica en la que no se explicitan los culpables últimos responsables, ni se enumera los principales problemas, ni se apuntan las necesarias soluciones y la crudeza del esfuerzo a hacer -¿euro?,¿falta de modelo productivo?, ¿Capital bancario corsario?…¡no, no, no!: quitar a los malos, poner a los buenos-, y, junto al análisis, un inaugural proceso de creación a toda mecha de nuevas formaciones políticas electorales y/o de remozamiento -mozos, mozas, telegenia- de los ya existentes. En total, un discurso de tufos regeneracionistas al estilo del mejor don Rafael de Altamira, pero sin levita…

…y aquí es donde nos encontramos ahora.

Cuando se objeta, ante todo esto, que se habla mucho de participación, cambio y recambio, pero que todos los recursos que movilizan se destinan a la creación de fuerzas políticas institucionales de representación, se concede que eso es verdad, que lo institucional va por delante, pero se contraargumenta a continuación que la urgencia de los problemas que nos aquejan no permite aplazar la cosa y aplicar marchas lentas. Y que ellos han encontrado, son, un atajo. Tal como el PSOE en 1982, cuando estaba formado por apuestos jóvenes que no habían metido la mano en ninguna caja -«aún»-.

En fin, que toda la pólvora se emplea en lo de siempre: elaborar nuevas fuerzas electorales, nuevas candidaturas que declaran, ante opus, ¡ritornare vincitor!. Y que se justifican ante dios y la historia como necesarias y hasta como providenciales, ¡ahora o nunca!

Una nueva clase política que se autorrepresenta a sí misma, no orgánica de ningún movimiento asentado, ni de una cultura de vida nueva en ciernes; no controlada ni mandatada por nadie, se apresta a sustituir a otra vieja, nacida en su momento de condiciones muy semejantes, las bonapartistas surgidas de la debilidad -tan solo apuntada- de un bloque de poder y de la inexistencia organizada de un sujeto cultural alternativo.

Democracia sí, pero organización directa de la comunidad social en movimientos de masas para la lucha y la soberanía…

Es decir, unos representantes sin representado real, una democracia sin soberano.

«…un lujo que no podemos permitirnos»

 

E in Piazza

Voces del pueblo homenajeando a la Casta y la Susana:

«Unamore nayu na rubia

Hijasdelpue blo de Madrid

Medanelo pio con talgracia

Quenolopue do re sistir»

 

Entre tanto, al margen de todo esto, como resultado de la nueva experiencia que se acumula desde el 2008, emerge trabajosamente una nueva mentalidad o sentido común en la gente. Una mentalidad que no recibe ayudas intelectuales. Nunca las izquierdas trataron de generar debate, de democratizar la información, de constituir canales de comunicación propios, de declarar la verdad -¿quién nos prevenía de la burbuja inmobiliaria, y de tantas otras cosas cantadas que si se difundían podían hacer perder votos?-. Por otro lado, el internet, las redes, son minoritarias. Y además, el grueso de las mismas vehiculan espuma lait. Los argumentos de debate, la reflexión, no cabe en un wahsap.

Este nuevo buen sentido que se abre paso entre las clases subalternas, reflexión de la consciencia sobre la propia experiencia, pensamiento vivido, sin ayuda intelectual, entra disrupción respecto del mundo mental anterior. Se sale del sueño europeísta del progreso y bienestar garantizados e irreversibles.

La nueva experiencia vivida, por ahora, se expresa en un «esto no puede seguir así». Un «Hay que cambiar esto» que en realidad se traduce en un «alguien» debe impedir que esto siga así, «Esto debe ser cambiado por alguien». El mundo que debe ser cambiado es el nuestro. Las vidas sometidas a situaciones de sufrimiento y robo son las nuestras. Pero sin embargo cuando pensamos en el cambio, no sabemos analizar bien el sujeto de la frase, y le ponemos otra persona gramatical: en consecuencia, cuando nos preguntamos sobre quiénes deben ser los que eviten el robo, en vez de decir «nosotros», por ahora, decimos «ellos»: «esos jóvenes políticos nuevos» a los que vamos a votar para que nos lo resuelvan todo. Porque todo es, tan solo, cuestión de eficiencia y conocimiento -y de no robar-.

El malestar generado obliga a abandonar el conformismo, y eso se expresa en la búsqueda de nuevos representantes electorales. Pero aún se desea y espera que el solo votar pueda resolver el asunto. Sin necesidad de movilizarse y organizarse. Sin aceptar lo dura que va a ser la lucha.

Pero la situación terrible nos ha obligado a hincarle el diente a la ácida fruta del árbol de la sabiduría. Y la manzana ha comenzado a ser digerida.

Por el momento, en ese nuevo génesis, el extremo del índice del dedo del joven Adán recién despertado apunta a tocar la punta del dedo índice del nuevo dios político institucional que emerge.

Que la sociedad se orienta hacia ellos es, sin embargo, señal de que algo cambia de veras. De que se produce ruptura entre sectores populares golpeados por la depresión económica y las fuerzas políticas institucionales que han avalado al régimen. De que se quiere de veras que esto cambie. De que se rompe el bloque social sobre el que se asentó el posfranquismo y sus administradores. Debemos valorar el acontecimiento positivamente. Porque nosotros, los de antes, ya no somos los mismos. Esto es un acontecimiento esperanzador.

Debemos saber también, en consecuencia que lo nuevo apunta a nacer: en nosotros. Pero solo apunta. Y que debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a ayudarnos a que nosotros, los subalternos, nos organicemos establemente, y emprendamos luchas por lo inmediato en el radio de acción al que alcanzan nuestros actos. Lo que afecta a la vida cotidiana, lo que el sentido común sabe que es imprescindible. Si no se comienza un día, una vez, hoy mismo, mañana estaremos como ayer. Seremos tan ninguén como lo somos ahora, y como lo son, aunque no se lo crean, los nuevos políticos institucionalistas.

…esa es nuestra tarea, ser pacientes comadronas, ayudar un proceso cuyo decurso desconocemos, aportar elementos para debate, organizarnos y ser parte de la nueva experiencia.

*** *** ***

Por último, pero no en último lugar:

«Prohibido olvidarse del Kronprinz. Stop.

Líneas ejército del Kronprinz rotas en un frente de veinte kilómetros. Stop

Maniobras del Kronprinz para restablecer trincheras y casamatas. Stop.

Refuerzos y pertrechos llegados al Kronprinz desde el Kaiserreich. Stop

Kaiser-madre deja Berlín para entrevistarse con Kronprinz y abrazar al apóstol. Stop

Seguiremos informado en próximos cablegramas. Stop»

Fdo.: Dorio de Gádex -junto al Gran Berta-

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.