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Entrevista a Alberto Acosta

«Para 2013 esperamos tener un candidato o candidata propia que levante el entusiasmo del pueblo»

Fuentes: Vistazo

Alberto Acosta Espinosa es fundador e ideólogo del movimiento PAIS y promotor de la candidatura de Rafael Correa a la Presidencia en 2006. Entonces Vistazo lo llamó «El álter ego de Correa». Cinco años después dice que busca levantar la tesis original de izquierda para que revivan las esperanzas del país. Su oficina no es […]

Alberto Acosta Espinosa es fundador e ideólogo del movimiento PAIS y promotor de la candidatura de Rafael Correa a la Presidencia en 2006. Entonces Vistazo lo llamó «El álter ego de Correa». Cinco años después dice que busca levantar la tesis original de izquierda para que revivan las esperanzas del país.

Su oficina no es precisamente grande pero está acostumbrado a esos espacios. Su despacho como Presidente de la Asamblea Constituyente de Montecristi no era precisamente más amplio que éste que ocupa ahora en el edificio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO. «Pero tenía su propio baño», acota y sonríe. De su participación en la construcción de la última Carta Magna han pasado poco más de tres años y no son pocas las cosas que han cambiado. Ya no milita en las filas del gobierno y, por el contrario, es quizás uno de los críticos más agudos del comportamiento del régimen. Lo conoce por dentro. En un corcho se superponen media docena de afiches y hay uno que destaca lleno de significados. Es el que promocionaba el Primer Encuentro de Ecologistas Infantiles que se desarrolló en Quito el 13 de marzo de 2010. Un poco más allá, enmarcado, su nombramiento como titular de la Constituyente y un dibujo de Eloy Alfaro, de trazos duros, que lo muestran tan de estos lados, tan mestizo. Cuenta que con aquel que se declarara «el primer acostista» se vieron por última vez el 28 de septiembre de 2008. Desde ese entonces no han vuelto a hablar.

¿No lo llamó el 30 de septiembre?

«No, ese día me movilicé para que los movimientos sociales salgan a defender la Constitución. No lo logré». Ahora está dedicado a la cátedra. Su escritorio está lleno de informes, de apuntes, de libros. Uno de Vladimir Ilich Ulianov estaba en posición de consulta. Parecía que era el último que había revisado.

A la política no la extraña «porque estoy haciendo política -a mi manera- cuando comento algo, cuando asumo posición sobre un tema, cuando cumplo mi tarea y ahora que estoy empujando la conformación de esta Coordinadora Plurinacional por la Unidad de las Izquierdas también».

¿Y cómo marcha eso?

Mejor de lo que habría esperado. Estamos trabajando con mucha seriedad con distintos grupos de izquierda. Trabajamos en diversos niveles: el de los partidos y movimientos políticos donde constan el MPD, Pachakutik, Participación (el grupo de Gustavo Larrea); tenemos otro nivel donde están los movimientos sociales, algunas centrales sindicales del FUT y naturalmente la Conaie, así como otras organizaciones grandes y pequeñas. Luego hay otro nivel que lo conforman unos 150 gobiernos autónomos alternativos donde hay prefecturas, municipalidades, juntas parroquiales. Y finalmente uno donde están los y las asambleístas del bloque progresista de izquierda.

-¿Y el gobierno dónde queda, ellos dicen que también son de izquierda?

-Pues hay gente del gobierno que es de izquierda pero, lamentablemente, el conglomerado del gobierno no resulta ya de izquierda. Y yo creo que, en algunas de las políticas, el gobierno se está distanciando cada vez más de los planteamientos iniciales de lo que fue el plan de gobierno 2007-2011 del movimiento PAIS, elaborado en 2006, que sentó las bases de una propuesta de izquierda. En la práctica el presidente Correa está dando la espalda a los orígenes de la Revolución Ciudadana. Es como el conductor de un bus que pone direccionales a la izquierda y vira hacia la derecha. Eso genera una confusión.

– Entonces, ¿este gobierno que se dice de izquierda no es de izquierda?

– Eso no llegaría a decir. Hay elementos de izquierda en este gobierno, yo no tengo por qué negarlo, pero el eje vertebrador cada vez está más distante de esos planteamientos iniciales. En lo económico, en lo político, en lo social no tenemos este rato una propuesta realmente revolucionaria. Yo creo que lo positivo del gobierno del presidente Correa pertenece al pasado. Lo que entusiasma, lo que moviliza, lo que genera esperanzas pertenece al pasado. Si vemos hacia adelante tenemos mucha preocupación de lo que está sucediendo y de lo que va a suceder.

– ¿Cuál es ese pasado de luces?

-El proceso que se siguió para elaborar la Constitución de Montecristi, un proceso participativo, una amplísima discusión. ¿Qué queda de eso? Prácticamente nada. El gobierno busca tomar distancia de los mandatos constitucionales, el gobierno ya no discute con la sociedad las leyes, las impone, recurre a mecanismos ilegítimos en términos de representatividad democrática y participación ciudadana. Veo como positivo que este gobierno procure descubrir todo lo que ocurrió alrededor de los hermanos Restrepo pero me llama la atención que se preocupe de un hecho del pasado -con lo cual estoy de acuerdo- y hacia adelante, en la actualidad, esté generando situaciones de mayor represión y de intolerancia. Hay más de 200 luchadores populares, defensores de la vida, del agua, de la naturaleza, perseguidos y acusados de saboteadores y terroristas en un país donde a todas luces no hay terrorismo.

– Más allá de esas acciones, el Presidente sostiene que es de izquierda.

– Yo a ratos comienzo a dudar. Yo creo que es un economista keynesiano progresista pero realmente de izquierda parece que no lo es. Parece que nos equivocamos porque alguien de izquierda tiene que trabajar por la ampliación de los derechos, de las garantías, de las libertades. Yo creo realmente que el presidente Correa está apostando por un camino diferente al que esperábamos muchos en el país.

– Sin embargo, tampoco llega a ser un hombre de derecha.

– Pero es una persona autoritaria. Ése es un rasgo característico de los gobiernos oligárquicos.

– ¿Esta Coordinadora de izquierdas en formación tiene fines electorales?

– Es también con fines electorales. Las izquierdas no solo tienen que organizarse para participar en las elecciones sino también para discutir las propuestas, para encontrar respuestas adecuadas a los problemas que tiene que afrontar el país. Habrá que hablar de elecciones en un momento dado pero ahora no estamos todavía discutiendo candidaturas.

– ¿La izquierda está lo suficientemente madura para cuajar en un candidato único que enfrente a Correa?

– Ese es el gran reto que tenemos este rato que abordar. Ojalá la izquierda demuestre suficiente madurez, coherencia y una gran apertura para generar un ambiente que nos permita no solo discutir quiénes serán los candidatos o candidatas sino cuál es la propuesta. Tiene que ser una propuesta convocante no excluyente.

– ¿Podría darse un acercamiento con la derecha?

– Personalmente no tengo nada que hablar con la derecha. ¿Cómo hablar con representantes de los gobiernos causantes de la gran debacle nacional? Representantes de los gobiernos de Bucaram, de Mahuad, de Gutiérrez, ¿qué tenemos que hablar con ellos? Debatir sí, plantear tesis, discutir respuestas y propuestas que son de interés nacional con todo el mundo. Pero, ¿hablar, hablar para qué?

– Y menos ir juntos en una elección

– Esa posibilidad no existe. Vamos a levantar una tesis desde la izquierda para convocar al pueblo a que vuelva a renacer la esperanza, en base a una democracia pero en base a una revolución radical también.

– ¿Esta unidad de las izquierdas se da porque este ha sido un mal gobierno?

Hay cosas en las que se ha avanzado. La política internacional, por ejemplo, es una política soberana, sustentada en el respeto. En lo macroeconómico veo también elementos interesantes en la medida que ha sido una política contracíclica. En el ámbito de la política productiva veo que el fracaso es total. Siendo el gobierno que mayores ingresos petroleros ha tenido de toda la historia, que se ha beneficiado de enormes ingresos tributarios gracias al trabajo del SRI y que ha obtenido también beneficios por la forma en que se renegoció la deuda externa en 2008, principios de 2009, no ha logrado todavía poner en marcha el aparato productivo. Es cierto que hay dos trimestres cuando la economía crece a un ocho por ciento pero eso es recién, estamos hablando al quinto año de gobierno.

– Estuvo en contra de la consulta, en la que Correa planteó meter las manos en la justicia. ¿Cómo ve el proceso?

– El hecho de plantear esta reforma de una forma errada, inconstitucional, nos está afectando derechos básicos. Está afectando la independencia de las funciones y esto se profundiza cuando el gobierno declara en emergencia a la justicia. Es una barbaridad. ¿Qué pasaría si la Asamblea Nacional, con otra mayoría, declara en emergencia al Ejecutivo y comienza a cambiar ministros? Reclamaríamos. Lo mismo está sucediendo este rato. En 18 meses no vamos a tener esa reforma profunda. A la vuelta de la esquina se acabará el gobierno. En 2013, en 2017, cuando desee el pueblo ecuatoriano, y habrá que hacer otro proceso para cambiar las Cortes de Correa. No habremos mejorado nada.

– La bronca con medios ¿tiene un fin?

– Yo no acabo de entender cuál es el fin del Presidente. Creo a ratos que él requiere levantar unos molinos de viento para tener a quien enfrentar porque en realidad, ¿qué es lo que se está haciendo? ¿Está enfrentando a los grupos de poder económico? No, no los está enfrentando. Los grupos de poder económico en este gobierno quizás ya no tienen la posibilidad de decidir quiénes son los ministros, eso es bueno, pero no han dejado de ganar y no han dejado de acumular. Si bien el gobierno ha llevado muchos recursos a los sectores populares lo ha hecho sin afectar esta excesiva e insultante concentración de riqueza en esos grupos económicos. No hay un proceso de redistribución, no hay revolución.

– Y, ¿por qué quiere silenciar a los medios Rafael Correa?

– Porque no es una persona que ha aprendido a vivir en democracia, seguramente. Creo que esa puede ser la razón fundamental. Cuando yo estaba en la Presidencia de la Constituyente me acusaba de ser demasiado demócrata, cuando se es demócrata o no se es demócrata. Y en caso de duda siempre más democracia, nunca menos. Creo que es necesario un control y regulación en el ámbito de los medios de comunicación, la Constitución establece las bases pero no se avanza a eso. Se siguen cerrando los espacios de crítica donde se pueden formular algunos cuestionamientos al gobierno y sin crítica ya no hay debate público. Y sin debate público ya no hay democracia. Y sin democracia imposible una revolución. 

– Por lo que dice, no votará por Correa.

– No, en 2013 esperamos tener un candidato o candidata propia que levante el entusiasmo del pueblo para hacer realidad las transformaciones planteadas hace cinco años.

– ¿Y quizás sea usted?

– De eso no estamos hablando ahora. Ya me cambió de tema.

Fuente: http://www.vistazo.com/impresa/pais/?id=4670

rCR