No es un libro de investigación propiamente. Es un libro que nos enseña a todos, con una excelente muestra y selección de fotografías relacionadas que ayudan a comprender visualmente nudos del tema. De ahí lo de “una guía visual” del subtítulo.
No hace falta presentar a los autores: activistas (de ahí la importancia que dan a las acciones de lucha y resistencia) y grandes conocedores de la industria criminal del amianto y de la persistente conspiración de silencio que la envuelve. Un ejemplo reciente: Stephan Schmidheiny (¡Doctor honoris causa por la Universidad católica A. Bello, en manos de los jesuitas de Venezuela!), el magnate suizo de esta industria antiobrera y anticiudadana, bloqueó la versión inglesa del libro dossier El gran proceso sobre el juicio italiano de 2015 contra Eternit, escrito por una de las fiscales del caso (Sara Panelli) y por la investigadora Rosalba Altopiedi. Poder es, en este caso, poder silenciar. Mi palabra vale, las otras no.
He escrito criminal y no he exagerado. Me he quedado corto. El número de fallecidos en el mundo por amianto a lo largo del siglo XX se calcula que fue de 8.750.000. El crimen sigue. En 2013 murieron en todo el mundo por cáncer de exposición ocupacional 194.000 trabajadores. Cada trabajador “perdió” una medida de 17,5 años de vida.
Los autores han estructurado el libro de la siguiente manera: una presentación, siete capítulos (“Conceptos fundamentales”, “Ciclo de vida del amianto”, “Producción (minería), industria, consumo y objetos de amianto”, “Su gravedad y magnitud: de la explotación laboral al genocidio pasando por el filantrocapitalismo pulvígeno”, “El amianto en España”, “Erradicar el amianto. Eliminar el octavo pasajero”, “La lucha contra el amianto y el futuro”), tablas (17), gráficos (19) y bibliografía consultada.
De las dimensiones del problema (en nuestro país concretamente) son claro indicio los siguientes datos: en España (fue prohibido en 2001) se producen unos 112.000 fallecimientos anuales de media.
Diferencias a tener en cuenta: el número de enfermedades profesionales relacionadas con el amianto reconocidas en Alemania son 51.582, y su consumo de amianto respecto a España es 4,1 veces más; en cambio, el número de enfermedades relacionadas con el amianto reconocidas en nuestro país es 406 (1/127 de las reconocidas en Alemania).
Más aún: los porcentajes de los hombres y mujeres que fallecieron en España entre 2007 y 2011 por mesotelioma pleural atribuible a exposición laboral al amianto que no han sido reconocidos por la Seguridad Social es de 93,6% y 96,6% respectivamente, y el porcentaje de los fallecidos por cáncer de bronquio y pulmón atribuibles también a exposición laboral al amianto que tampoco han sido reconocidos por la Seguridad Social es del 98,8%.
Desde un punto de vista político-ideológico, cabe destacar en este magnífico libro las documentadas críticas al filantro-capitalismo relacionado con el tema. Avina y Askoha son dos de los nombres. Con palabras de Puche y Bernardo: “Actúan en las organizaciones sociales alternativas como caballo de Troya. Hasta la fecha lo han conseguido con bastante facilidad y sin oposición interna de los movimientos sociales, más bien al contrario, una y otra vez vemos alianzas contra natura de las de dormir con el enemigo y las de matar al mensajero. Han penetrado en más de 15 organizaciones importantes de España y muchas más de Latinoamérica.” (p. 103).
El editor escribe en la presentación: “el presente libro, escrito al alimón entre Antonio Bernardo y Paco Puche, es un ejemplo más de trabajos colaborativos que ya vienen haciendo los dos autores, en esta ocasión con un interés sumamente pedagógico, para mejor contribuir a las luchas que se despliegan en todo el territorio nacional e internacional”. Tiene razón, da en el clavo.
Es un intento, añade, “de tratar de enfocar de manera sencilla e intuitiva todo lo relativo al amianto (o asbesto) en el mundo y en el siglo XX, a través de una guía visual que permite abordar la totalidad del problema, que los autores califican como genocidio, y que ha causado, sigue causando y lo seguirá haciendo tanto dolor, muerte y sufrimientos a todas las personas que de manera activa o pasiva se exponen a este mineral en todo el mundo, antes de prohibirse pero también después de hacerse y seguir instalado, y que como una telaraña global nos envuelve”. Tiene razón también.
Y es también “un escrache a los masacradores y a sus aliados. Unos han sabido ocultarse tras la discreción y el silencio, y ocultar la gravedad de sus actos; otros se han afanado en lavar su imagen con fundaciones, dinero y prebendas” (el caso de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela del que les hablaba). Para los lavadores de imagen cooptados, finalizan, “es un intento de no dejar de escrachearles hasta tanto no cumplan con el estatuto de las víctimas, que exigen verdad, justicia y reparación. A ello quiere contribuir este libro”. Contribuye… y mucho.
Para que nos hagamos idea de las dimensiones del problema conviene no olvidar que el amianto instalado en todo el mundo se calcula que es de 200 millones de toneladas. Son 55 los países en los que está prohibido actualmente; sigue estando permitido en los restantes países que representan el 70% de la población mundial. China y Rusia incluidas.
Tema pendiente, para nuestro futuro que es presente: el desamiantado (en condiciones, no de cualquier forma como sigue practicándose en ocasiones). A él dedican los autores el sexto capítulo. Lo más urgente: desamiantar colegios, escuelas e institutos. Por nuestros niños y niñas, y jóvenes.
La dedicatoria es amplia: “A todos los luchadores y luchadoras del amianto que han hecho posible este libro”. También a un verdadero maestro de todos nosotros, también de ellos: el extrabajador de Uralita Paco Báez.
Los autores, que abren con una cita de Romana Blasotti Pavese, 83 años, presidenta de la Asociación de Víctimas en Casale Monferrato (Italia) (“Eternit: la verdad ya la tenemos, ahora queremos la justicia”), se despiden así: “Este libro se acabó de imprimir en Málaga, en la primavera de 2019, cuando los vencejos que volvían nos fascinaban con sus vuelos colectivos”. Cerramos esta reseña con ambas citas: por la justicia, por la primavera y por los vencejos… y contra los descreadores de la Tierra y de sus habitantes.
Fuente: El Viejo Topo, diciembre de 2019.