La guerra no determina quién tiene la razón, solo quién queda. Bertrand Russell
Con la libertad, los libros, las flores y la luna, ¿quién no sería perfectamente feliz? Oscar Wilde
Si todos nos damos las manos, ¿quién sacará las armas? Bob Marley
Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Ryszard Kapuściński
Hay quienes pasan por el bosque y solo ven leña para el fuego. Proverbio ruso
El Ciclo El Periodismo visto por el Cine, del Cine-Club Al Filo del Tiempo, continúa con el filme Another Day of Life (2017) o Un día más con vida, del navarro Raúl de la Fuente y del polaco Damian Nenow, abordado aquí desde la columna La Fábrica de Sueños. Basado en el libro homónimo (1) del también polaco Ryszard Kapuściński (en adelante, Ricardo), narra las experiencias vividas como corresponsal de guerra y reportero gráfico, de la Agencia Polaca de Noticias (PAP, por su sigla anglo) en los últimos tres meses de Angola como colonia de Portugal y el comienzo de la guerra civil en el contexto de la mal llamada Guerra Fría, toda vez que siempre ha sido más caliente que las otras dos guerras mundiales. Con el trasfondo de la soledad, así como su Leitmotiv junto al término Confusão, el filme sigue a Ricardo, en modo cómic/serio en tanto ya ha muerto, en una Road Movie hacia la frontera sur que resulta ser una suerte de suicidio anunciado que, por fortuna, nunca cuaja. Mixtura de animación, crónica/periodismo, literatura, documental y ficción, el filme es una prueba de periodismo comprometido, de militancia política aun dentro de la anonimia, de disensión contra la guerra, una guerra que, como la de Angola, duró 27 años y que convirtió a Ricardo en escritor.
Un día más con vida podría asumirse desde una triple perspectiva: el texto escrito, la mezcla animación/documental, la puesta en escena perfectamente sincronizada entre un pasado que se fue y un futuro que se proyecta/adivina. Basado en una historia real, el filme vasco/polaco tiene muchas virtudes, recursos, complejidades, así como la historia escrita por Ricardo se resiente a veces de equívocos enfoques socio/políticos y humanísticos, así esa no sea su intención expresa. En el paso de lo escrito a lo mostrado hay algunas diferencias tanto en lo referido a personajes como a situaciones y/o hechos. En todo caso, con estas tesis solo se pretende hacer claridad y no quitarle peso ni valor a una obra cinematográfica mixta con más aciertos que fallas en su narrativa audiovisual. Si Sostiene Pereira, al decir de María del Rosario Calvo, uno de los miembros del Cine-Club, ‘es un poema’, lo mismo puede decirse de Un día más con vida: se trata de otro poema visual y narrativo, igual que de una crónica.
1975: ‘Basado en una historia real’. Vietnam terminó. La Guerra Fría hace estragos. EEUU y la URSS desgarran al mundo por expandirse a costa de los pueblos, dice Ricardo. Es el imperio gringo el verdugo de la Humanidad. Así como el nazismo, según Patricia Agosto y su libro, es la otra cara del capitalismo, EEUU, que es su encarnación, es la otra cara del nazismo. (2) Los dos monstruos de la época, nunca enemigos, Nixon y Kruschev: aquél depositario y portavoz callado del Informe sobre Stalin, que se le ocultó al mundo más de 60 años: el ‘Discurso secreto’ de 1956 del XX Congreso del PC de la URSS. Por eso, Grover Furr escribió el libro Kruschev mintió (3), en el que v. gr. desmiente el caso Kírov, cuya orden de asesinarlo se atribuye a Stalin: ‘Esa era parte de su plan [el de Nikita] para declarar que todos los acusados en el juicio eran inocentes’. Se refiere a los Juicios de Moscú (1936-38), derivados, justo, del asesinato por Leonid Nikolayev, quien le disparó y cayó en flagrancia y del que dijeron, como de Oswald sobre Kennedy, ‘actuó solito’: Stalin habría incriminado a los otros; entonces, ellos declararon en el marco de los juicios y a la postre, eso: ‘inocentes’.
Furr: “Todo el ‘discurso secreto’ está hecho de fabricaciones. ¡Esta es la ‘gran hazaña’ por la cual Taubman alabó a Kruschev!” Y agrega que un artículo separado, ojalá más corto, pudiera exponer las falsedades de William Taubman en el NYT ‘celebrando el rimbombante discurso’, al que el Telegraph inglés llamó ‘El discurso más influyente del siglo XX’: En la Introducción del libro, Furr destapa la mentira: ‘La Escuela de Falsificación de Kruschev’. (4) El mismo año 75, cae el imperio portugués tras cinco siglos colonizando África: la última y más codiciada ‘Joya de la corona’, Angola, se independiza el 11.nov.1975. Los portugueses huyen con lo que pueden. Estalla la guerra civil aupada por EEUU para saquear diamantes y petróleo. De un día para otro, como hoy Ucrania tapa con una mano el falso sol del virus, Angola es nuevo ajedrez de la Guerra Fría. Combaten el MPLA socialista apoyado por la URSS; los capitalistas FNLA y UNITA por EEUU. Ricardo: ‘Están armados hasta los dientes y buscan el poder a cualquier precio. […] ese precio es la sangre de sus propios hermanos’.
Por contraste con la historia de Kruschev/Stalin, en Un día más con vida, aún con la evidencia del montaje, no hay ‘fabricaciones’ ni ‘falsedades’, solo la verdad propia de la empatía entre el autor referido y los cineastas que lo adaptan, basados en el dibujo. Dibujo que va más allá de la ilustración, para intentar lo que pedía Cortázar hacer con la escritura y ahora hacen De la Fuente y Nenow: completar al autor con su lectura/representación. Así se recurra a la violencia, la guerra, la muerte, también cabe la armonía, la serenidad, la vida. El ‘dibujo’ de Ricardo deja de serlo durante el metraje y se le siente todo el tiempo vivo, como si fuera el personaje, no su ilustración. Ese emblema de la soledad, que él es a lo largo de libro y filme, con respecto a la destrucción, Confusão, paranoia y caos reinantes en Angola y, en particular, en Luanda, principal puerto mundial de carga de esclavos, puede definirse como hacía A. di Benedetto, en dic.1986, para revista Quimera, es decir, la soledad como forma de protección contra lo que destruye y golpea, palabras en las que solo hay que cambiar Zama por Ricardo, así como separar el carácter entre uno y otro personaje, sin vicios de maniqueísmo: “Bueno, la soledad es una forma de protección. La soledad es una coraza contra la destrucción y contra el golpe ajeno. Zama [igual que Ricardo] es un ser solitario que se defiende de los demás”.
Con imágenes animadas de Luanda arranca el filme. Para Ricardo la gente está segura de que Angola será un infierno. Así como todo el mundo huía, en especial los portugueses, él ‘estaba loco por llegar’. Un volante: ‘Muerte a los comunistas – Muerte al MPLA’. En el muro la palabra Confusão = Confusión. Eso es la guerra. Y confusión su síntesis. Lo que se dice al final del libro, aquí al inicio: ‘Es la palabra clave. Lo sintetiza todo. Y vale para todo’. En el libro: ‘Confusão es la palabra clave, una palabra que lo sintetiza todo. Simplificando mucho, confusão quiere decir desorden, desbarajuste, estado de caos y anarquía’. (5) Ricardo: ‘… y cubro 50 países de todo el mundo. En Angola está naciendo una nueva África. Y no me lo iba a perder por nada del mundo. Y esto es Luanda. Ciudad de paranoia y de caos. Mi favorita. Bienvenidos a mi jaula’. Con imágenes de personas reales el título: Another Day of Life. (6)
Aparece Nelson. Ricardo quiere ir al Sur. El único puesto allí, Pereira de Eça, lugar clave. Sudáfrica está muy cerca, solo los divide Namibia, y EEUU los apoya, como sabe Nelson. La mención de Namibia tiene hondo sentido. Angola es país de muchos ríos, como explica Ricardo al final de su libro, entre los claves: el Cubango, el Cuanza y el Cunene. Sobre este se construyó un sistema de 29 presas, que abastecen de agua y luz a Sudáfrica y ante todo a Namibia. La razón oficial de la intervención de tropas sudafricanas en Angola, fue, justo, la protección del sistema de hidroeléctricas sobre el Cunene, sin el cual la economía namibiana habría sucumbido. (7) ‘Y lo último que necesita el MPLA es un reportero muerto’, refiere Nelson sobre Ricardo. Éste, pregunta por un personaje eje en el Sur: Farrusco, a 1.500 km.
El joven reaccionario Friedkin y el viejo progresista Artur, conversan. Aparece éste, primero en cómic y luego real. Un niño que creció entre injusticia y ausencia de libertad: ajena, no de la suya. Su madre le reiteraba a diario ‘estar siempre con los que sufren’. Por eso, se posicionó sin condición alguna junto al MPLA. El pueblo armó un ejército popular. En el fragor de la lucha, conoció a Ricardo en el 75. Un aviso en rojo lo recibe en el Hotel Tívoli: ‘Estás muerto, reportero socialista’. Cuenta que primero se fue la policía y el país se hundió en la ‘anarquía’: el sesgo sobre dicha voz es evidente, fruto del prejuicio fascista, nazista e imperialista, los tres la misma cosa; después, los bomberos; luego, los recicladores (no, ‘basureros’). Por último, los colonos despidiéndose de sus hogares africanos entre la rabia y la desesperación.
En Luanda surgió una nueva ciudad: la de madera. Los portugueses metieron sus vidas entre cajas. Entre más rico el dueño, mayor la caja. Había que apiñarlo todo. Después solo cabe cerrar la puerta y decir adiós para siempre. Solo querían salvar la vida, ya no a Angola, y sacar sus bienes: ejemplo del oportunismo y del capitalismo o esa hipérbole consumista de ver la vida. A propósito, Artur recuerda que los del FNLA y la UNITA eran no solo asesinos profesionales, es decir, mercenarios, sino también caníbales y que masacraban a los campesinos del norte de Angola con absoluta frialdad. En el mismo sentido, Un día más con vida, crónica y filme, es una mezcla de ironía y afrenta a la bipolaridad EEUU/URSS, no ‘Rusia’, porque se habla de los años 70 del siglo XX, cuando todavía estaba vigente la URSS.
Aparece Carlos. Le dice a Ricardo que es imposible acceder a Farrusco. Luego, Luis Alberto, en cómic y en vida. Después, la historia de Carlota, cuyo carisma conducía a la garantía de la victoria, certifica Luis Alberto. Aunque, como ella es generosa y romántica, o sea, mujer de acción y no Outsider, cree que Farrusco los llevará con el MPLA al triunfo final. ‘Es un honor luchar a su lado’, es decir, al lado del paracaidista traidor al ejército portugués. El que bajo la farsa ‘grupo de paracaidistas de élite’ fue llevado a Angola a luchar contra niños de 12 años. Por ello cambió de bando y se unió al pueblo angoleño. Una traición que se agradece. Carlota quizás sea ‘cirujana’. Pero, ‘a veces me desmayo cuando veo sangre’, dice. Lo que marca un abismo entre el hombre y la mujer que guerrean. Y le cuenta a Ricardo que en dos meses cumplirá 20 años, que quiere tener hijos pero que antes ‘debemos ganar esta guerra’.
‘Quizás un día leeré sobre mí, ¿eh? Asegúrate de que no nos olviden’, le pide a Ricardo. Alguien avisa que en el bosque está el enemigo, el mismo que allí solo ve leña para quemar, cerca de Balombo. Farrusco, por su parte, le asegura a Ricardo que el FNLA ‘tiene el puto dinero de la CIA’. Como ya lo tuvieron los contrarrevolucionarios en Haití, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Granada. Le muestra a la octogenaria que hace el pan; no es partidaria de unos ni de otros, solo del pan y de la vida: ‘Y eso es más que suficiente’. En PPP, Farrusco, Joaquim Antônio Lopes, quien relata a Ricardo que la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) asesinó a su hijo, ‘solo porque es hijo del general Farrusco’. Él, a favor de los humillados, es el que al ser herido de gravedad le dice a Ricardo: ‘Un día más con vida, polaco’. En el libro lo hace Nelson (p. 101), primer personaje citado en el filme, cuando paran a ver qué pasa en ruta hacia Benguela pero no hay seres vivos de ninguna clase.
Para Artur es la CIA contra Angola: ‘… organizó todo’. El ejército sudafricano invadió la meseta central. Tomó Benguela, Lobinho y siguió. Ricardo: ‘Es el racismo llevado a toda África. Si estos tipos ganan, vamos a tener apartheid en toda África’. La URSS abandonó al MPLA. En cambio, Fidel no esperó ninguna orden del Kremlin y envió ayuda a Angola. El mito lo amplía el tiempo: de cien mil se pasó a un millón de soldados. Por parlantes, como Hitler con otros fines jodió a los judíos, se avisa ‘a cuatro días está la independencia’. Ricardo llama a lo de Angola Guerra Fría, la que nunca termina: se ve hoy con la invasión de Ucrania por EEUU y la OTAN. A lo que ahora se suma la noticia de que Hunter Biden, dueño de la mayor empresa gasífera de Ucrania, Busimar Holdings, tiene participación económica en los biolaboratorios en Ucrania para uso militar, tal como lo denunció el Gobierno ruso a través del Tte. Igor Kirillov, quien aseguró que Biden creó una ocasión para trabajar con patógenos.
En cuadro uno de los mayores instigadores de la guerra a escala mundial, Kissinger, quien habla de impedir quitarles Angola a EEUU/Sudáfrica: ‘Si la URSS y los militares cubanos siguen llevando a cabo acciones [allí], resistiremos, sin la menor duda’. Se le opone la figura de Castro, quien de paso alecciona al rey de la avaricia y, así no parezca, lacayo del Imperio sionista-gringo: ‘Porque lo tenía todo planeado para apoderarse de Angola antes del 11.nov. Nosotros [en Angola] no buscamos petróleo, diamantes, ni ningún interés material’. ¿No es lo contrario de lo que hace EEUU en cada invasión/guerra provocada en todo el planeta? La guerra allá duró 27 años, se reitera, hasta 2002. Hubo un millón de desplazados. Cerca de 500 mil muertos. Hacia 2020, Fosa Común tenía la cifra más alta de desplazados internos forzados en el mundo, por sobre Siria, con ocho millones de personas. (8) Hay, además, diez millones de víctimas del conflicto entre violentados, desaparecidos, muertos y expoliados.
En un télex, Ricardo: ‘Sudáfrica invade a Angola con la ayuda de EEUU’. Dice, además, tener una primicia: uno se pasa la vida esperando algo como eso. Así, decide solicitar ayuda soviética o cubana. Artur sostiene que aquél se convirtió en luchador por la causa angoleña. ‘No tengo más noticias’, escribe el polaco, tampoco dinero y espera salir pronto de Angola. La ofensiva cubana se llama Operación Carlota. Si los subtítulos dicen que la mitad de los cubanos descienden de angoleños no ‘esclavos’ sino esclavizados, eufemismo que tanto daño ha hecho a lo largo de la Historia y de la histeria humanas, otro tanto ocurre en Brasil y en Rep. Dominicana. En Angola, se reitera, hay una voz para lo que pasa allí: Confusão. Estado de absoluta desorientación. Alguien quiere hacer algo, pero se le escapa como agua entre los dedos, quiere actuar pero algo lo paraliza, quiere crear algo pero lo que crea es más confusão.
Como la que hay en la guerra, en la que al final solo se sabe quién queda, pero eso para nada le da la razón al vencedor o al vencido: al cabo, vencer a alguien es tan amargo como ser vencido por él, como dice Camus en El primer hombre. (9) Por eso, junto a las reflexiones de Ricardo surgen las de Artur, quien se pregunta dónde está la sociedad igualitaria, sus hermanos sin hambre, el socialismo y la revolución… Cómo no volver aquí sobre las alusiones a Carlota: ‘Yo estaba allí’. ‘Mira, yo tenía esta pinta’. ‘Esta era mi cara cuando estaba viva’. Todo ello lo dice Ricardo, en modo dibujo, sobre la imagen real de Carlota. Y ella sonríe: ‘Mírenme, solo un momento, antes de que se ocupen de otra cosa’. Sin embargo, el presente y el futuro no solo la miran, sino que habrán de tenerla en cuenta de cara a recuerdos, luchas y revoluciones, en las que la mujer ha sido protagonista siempre ocultada, más que por las historias oficiales, por el patriarcado, el machismo, el andro/falo/centrismo.
Pese a lo anterior, es un placer, eso sí, comprobar tres hechos relevantes: 1. Tras volver de Angola, Ricardo escribió su libro Un día más con vida; en total, publicó más de veinte libros, traducidos a treinta idiomas. Pero, el citado fue siempre su favorito, el más querido, el más personal. Fue testigo de decenas de revoluciones y guerras civiles en África, Asia y América Latina, como rezan los subtítulos finales: ‘Sabía que presenciaba acontecimientos que iban a marcar el destino de la Humanidad durante generaciones, siglos incluso: el nacimiento del Tercer Mundo [ese exabrupto]. Me identifico con los humillados y ofendidos, entre ellos me encuentro a mí mismo. La pobreza no tiene voz, que la voz de estas personas sea escuchada. Esta es mi misión’. R. Kapuściński la cumplió, antes de morir en Varsovia el 23.ene.2007.
2. En el epílogo, mientras se dice que ‘si puedes, debes guardar algo, porque las personas desaparecen sin dejar rastro’, de pronto, es decir, sin avisar, total e irremediablemente, en pantalla se ve a un niño, de ésos injustamente anónimos, avanzar hacia la cámara y detenerse frente a ella y justo al fondo hay dos barcos encallados: uno, a la izquierda, volteado, y otro, que lleva por nombre Karl Marx, a la derecha, por completo entre el deterioro y la oxidación, igual al Lura de Celia se pudre, como quien hace un contraste entre vida, ruina y muerte.
3. No es casual que, pese a las hondas diferencias en lo político, Brasil, aparte de tener la mitad de descendientes de angoleños, fuera el primer país en reconocer a la República Popular de Angola, ni que Cuba ofreciera, como siempre lo hace mientras otros se dedican a la guerra, la mayor ayuda a sus fuerzas de liberación ni que, en fin, el 10.dic.1956, de la Unión del Partido para la Lucha Unida de los Africanos de Angola (PLUA), con otros grupos de liberación más pequeños, se funda en Luanda el MPLA, que encabeza un médico y poeta de 30 años: el mismo poeta/presidente que se posesiona el 11.nov.1975, como se ve en el filme y que reúne los requisitos que Wilde propone en el camino al deseo de lograr ser feliz.
Estar presente siempre cambiará el destino
Entre las virtudes del filme: la sincronización impecable entre lo que ya no está, el reportero, v. gr., y los recuerdos que se tienen de él a partir de terceros, como se los muestra sin fisuras ya sea con los cambios de personaje animado a real; o de tiempos, del ayer incierto al hoy concreto. Lo que remite al prodigio de montaje que anima al filme de De la Fuente y Nenow y un paradigma al aplicar ‘la regla de seis’ de la que habla Walter Murch en su libro En el momento del parpadeo, acerca de la ‘continuidad tridimensional’, en la que la emoción es lo que debe conservarse sea lo que sea, por encima de argumento, ritmo, dirección de la mirada, etc. (10) La música también juega un papel clave en el éxito artístico final del filme, con la música incidental como con la partitura original de Mikel Salas. Otro acierto: la cuidada fotografía de De la Fuente y de Gorka Gómez, rica en recursos de color y de composición, tanto en tomas de corte realista como de corte onírico con base en tonos de azul y rojo fuertes.
Entre los equívocos del tratamiento periodístico/literario, por parte de Ricardo: una especie de tácito desprecio por la etnia negra (que no raza pues solo hay una: la Humanidad); de maltrato hacia la mujer negra, a la que así sea de modo inconsciente se presenta como si solo se dispusiera al embarazo; de aceptación de una suerte de ‘fatum’, como en la tragedia clásica griega (Sófocles, Eurípides, Aristófanes). Pero, también, de exabruptos, como el de atribuir la ‘guerra civil’ al choque ‘entre dos facciones angoleñas’, máxime cuando él y los demás, todo el tiempo, viven citando que dicha guerra se hizo ‘con el dinero de la CIA’, como tantas otras en el mundo: la de Vietnam ya citada, Nicaragua, El Salvador, Chile: con el Golpe de Estado a Allende, patrocinado, aparte de la CIA, por Kissinger, Nixon, la ITT y Pepsi-Cola.
De la Fuente: “Prefiero pensar que [el filme] más que adaptar el relato [crónica periodística] lo completa”. Siempre supo que con la animación podría hacer lo que Ricardo: ‘Cruzar fronteras, ir de la realidad a la pesadilla’. Localizó a los parceiros sobrevivientes de su viaje e hizo de nuevo el camino: ‘Vamos más allá de la simple ilustración del libro. Por eso creo que lo completamos’. (11) Cierto, su obra va más allá de ilustrar/dibujar con base en la crónica original para derivar en otro material aún más rico y que pasa de la guerra fratricida (así sea artificial en parte) al sueño colectivo; del conflicto político a la paz de la poesía; de crónica y de periodismo en general a ilustración/dibujo, animación, documental. ¿La técnica? ‘Captura de movimiento’ que parte de lo real: personajes/historias/hechos. Nutridos viajes a Lisboa y a Angola para preparar todo; el guion, cantera de recuerdos, epifanías y cotejos en busca de quienes Ricardo ‘conoció y amó’. Sin esa arrogancia del que no sabe alabar a quien admira. Nietzsche: “Hay hombres tan arrogantes que no saben alabar a un gran hombre al que admiran, sin representarlo como un eslabón o un sendero que conduce a ‘ellos mismos’”.
Así como Ricardo pregunta qué impulsa a un hombre a ver mundo, si la curiosidad o el hambre de experiencias y luego afirma que si ya no se asombra queda vacío porque su corazón se apaga, igual puede preguntarse en torno al filme y a la vida: ¿quién podrá armar guerras si el pueblo se toma de las manos? Nada fácil hallar la respuesta necesaria/justa. Como difícil será recuperar el valor de la verdad hasta tanto la información siga siendo un negocio lucrativo y la abyecta herramienta para producir Fake-News, salvo si el pueblo retoma los derroteros del periodismo años 70, cuando seres como Jorge R. Massetti, R. Walsh y Ryszard Kapuściński hicieron de su labor un bastión de lucha social, defensa de los DDHH, conquista de la libertad. Para que los que vayan al bosque, no sigan viendo leña solo para la tea de la muerte. Proverbio ruso que aplica tanto al filmecomo a lo que hoy pasa en Ucrania.
Porque estar in situ siempre cambiará el destino de una persona, de una guerra, de todo un pueblo, la pregunta que con su praxis Ricardo respondió al joven de la U. de Varsovia. Que resonó en su memoria e hizo suya y resolvió como quien supo ponerse los zapatos del otro. O, caso de Carlota, a quien le cumplió, como en La promesa de los Dardenne el niño Igor le cumple a Assita, de Burkina Faso, y a su bebé al confesarle el crimen de su padre Roger. Al escribir sobre ella y sus parceiros, Ricardo guardó algo: los recordarán, dejarán su huella, permanecerán para siempre. Y el espectador ya no olvidará el valor de un día más con vida.
A Santiago, porque estar a su lado un día más con vida me permite/facilita seguir escribiendo y bregando.
A Valentina, quien aunque se fue hace ya mucho tiempo quedó en nosotros total e irreprochablemente.
A Marthica y a María del Rosario, quienes han soportado el golpe con la suficiente dosis de ataraxia.
Notas, enlaces y bibliografía:
(1) Kapuściński, Ryszard. Un día más con vida. Crónicas Anagrama, Barcelona, 2003, 182 pp.
(2) Agosto, Patricia. El nazismo. La otra cara del capitalismo. Ocean Sur, 2008, PDF, 201 pp.
(3) https://banderaroja.com.ve/organizacion/formacion/kruschev-mintio-por-grover-furr-descarga/
(4) Furr, Grover. Kruschev mintió. Vadell Hermanos Editores, Venezuela, 2014, PDF, 552 pp.: 17 a 22.
(5) 2003: 145 a 147.
(7) 2003: 164-165.
(8) Y lo dice un diario godo, no propiamente ‘comunista’. https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/06-2020-colombia-es-el-pais-con-mas-desplazados-internos-en-el-mundo
(9) Camus, Albert. El primer hombre. Tusquets Editores, Barcelona, 1994, 299 pp.: 135.
(10) Murch, Walter. En el momento del parpadeo: Un punto de vista sobre el montaje cinematográfico. Editorial Ocho y medio, 2003, 180 pp.: 30 a 33.
(11) https://www.elmundo.es/cultura/cine/2018/03/08/5aa19786268e3e7a4d8b468c.html
FICHA TÉCNICA: Título original: Another Day of Life. En español: Un día más con vida. País: Euzkal Herria / Polonia / Alemania / Bélgica / Hungría. Año: 2017. Estreno: 2018. Dir.: Raúl de la Fuente / Damian Nenow. Guion: R. de la F. / Amaia Remírez / David Weber / Niall Johnson. Género: Animación / Documental / Ficción / Crónica / Historia / Guerra. Formato: 35 mm; color y b/n; 85 min. Fot.: R. de la F. / Gorka Gómez Andreu. Mús.: Mikel Salas. Mon.: R de la F. Int.: Ryszard Kapuściński (Miroslav Haniszewski); Artur Queiroz / Luis Alberto Ferreira / Nelson (Vergil J. Smith); Joaquim Antônio Lopes, Farrusco (Tomasz Zietek); Carlota / Dona Cartagena / Dona a la carretera (Celia Manuel); Carlota / Dona Cartagena (Olga Boladz); Friedkin / Estudiante (Rafal Fudalej); Soldado portugués / Carlos (Pawel Paczesny); Luis Alberto /Nelson / Papá (Jakub Kamienski); Ryszard Kapuściński (voz) (Kerry Shale); Queiroz (voz) (Daniel Flynn); Farrusco (voz) (Youssef Kerkour); Carlota (voz) (Lillie Flynn); Friedkin / Estudiante (voz) (Akie Kotabe); Soldado portugués (voz) (Ben Elliot); Dona Cartagena (voz) (Emma Tate); Carlos (voz) (Jude Owusu); Luis Alberto / Nelson (Martin Sherman); Daddy (voz) (William Vanderpuye); Soldado (voz) (Wilson Benedito). Prod.: A Platige Films / Kanaki Films Production. Productora: Kanaki Films / Puppetworks Animation Studio / Animationsfabrik / Umedia / Walking the Dog / Wüste Film West GmbH / Eurimages / Programme Media de la Communauté Européenne / Polski Instytut Sztuki Filmovej. Distribución: Vertigo Média. Premios: Festival de Cannes 2018: Sección Oficial – Fuera de competición. Annecy 2018: Sección Oficial. SSIF 2018: Premio del Público a la Mejor Película.
* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución fue lanzado por la UFES, 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión, EE y Las2Orillas. E-mail: [email protected]
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.