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Globalismo vs antiglobalismo

Paradójicas contradicciones en un mundo en vertiginoso movimiento

Fuentes: Rebelión

Desde hace unas décadas, cuando el mundo monopolar empezó a resquebrajarse, se produce una disputa vigente a la fecha, entre dos polos de disputa en los bloques de poder: el globalismo y el antiglobalismo. Esta disputa obviamente, tiene que ver con el resquebrajamiento consecuente de una de las crisis graves del capitalismo a nivel mundial, que si bien puede tener las características de ser  terminal, no significa que estemos asistiendo al final del capitalismo. En todo caso, a la caída irreversible de la hegemonía de EEUU, y en contrapartida, la emergencia hegemónica de China.

La política expansionista bélica que caracterizó a la hegemonía norteamericana, encontró su propia contradicción cuando los mercados comenzaron a saturarse y a declinar la tasa de ganancia en la economía real de bienes y servicios. Fue cuando el capital tuvo que refugiarse en el negocio financiero y/o la corrupción, buscando compensar esa caída. China aprovechó muy hábilmente el ingreso de la industria de occidente apropiándose de su tecnología, convirtiéndose en el nuevo taller planetario.

 Ante  la saturación del mercado global, aparecen líneas hegemónicas que tienden a cerrarse o abroquelarse respecto al mercado mundial y adoptan una política proteccionista y de cerramiento. Surge así una línea neofascista con identidad propia  respecto al fascismo europeo de los año 30. Se propone desarrollar su industria interna, su autoabastecimiento y desarrollo del mercado interno, liberado de toda contaminación de las tensiones registradas en el escenario global. Lo que diferencia a este fascismo de nuevo cuño con el fascismo original, es que no es expansionista ni imperialista (recuérdese que tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán tenían como referencia sus pasados imperiales). Es similar en cuanto a reforzar la identidad nacional. Por eso ex xenófobo; cierra sus fronteras a la inmigración venida del tercer mundo  para preservar  la ocupación de nacionales. Así también refuerza lo tradicional con posturas ultra conservadoras como la preservación a ultranza de la familia, el combate al aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo etc. Las iglesias evangélicas ofician de “sociedad civil” en términos gramscianos.

 En el otro polo,  está  la línea calificada como globalista, que propugna una política expansiva e invasiva, con ribetes bélicos. En occidente se da la disputa de las dos líneas  y a nivel global, Rusia y China adoptan políticas hegemónicas más tiradas hacia ese nacionalismo . Y los partidos considerados conservadores de occidente siguen la tónica antiglobalista. En EEUU  esa dicotomía se expresa en el partido Demócrata hoy en el gobierno como expresión globalista, con una política exterior por demás belicista,  con el objeto de mover la estantería del complejo industrial militar , promoviendo guerras a diestra y siniestra. Es la política del escenario actual que está por reventar el planeta. La contrapartida norteamericana es la línea trumpista, antiglobalista, cuyo propósito es repatriar la industria norteamericana que  se le escapó con la deslocalización hacia China, a los efectos de levantar la grave desocupación que afecta seriamente a la clase media blanca estadounidense. Siguiendo la línea xenófoba que caracteriza al emergente neofascismo, dice que hay  que hacer muros para preservarse de la inmigración de los latinoamericanos que desesperados, quieren ingresar a EEUU. A propósito, cabe aclarar que el famoso muro en la frontera con México lo inició Clinton y Trump avanzó  poco  o nada en el proyecto.

A qué nos conduce esta disputa hegemónica

Esta disputa nos está conduciendo a un escenario con características catastróficas. Pero, si bien tiene similitudes con los escenarios que dieron lugar a las llamadas dos guerras mundiales, la que se viene, tendrá consecuencias devastadoras, tanto que arriesgan la existencia humana en el planeta. Porque si las dos guerras mundiales, sacrificaron millones de vidas, la que puede venir, o está viniendo, simplemente puede llevar al exterminio  total de la vida.

Desde esa distópica perspectiva, paradoJicamente, los signos políticos que se adscriben al neofasismo en el mundo , son menos peligrosos que los que  se adscriben a la línea globalista.

En esta coyuntura global hay dos focos de tensión que son muy peligrosos: la guerra en curso en Ucrania y el posible enfrentamiento militar en el estrecho de Taiwan y el mar meridional de China.

La anglósfera o mundo occidental liderado por EEUU no parece hasta ahora frenar su ímpetu bélico. Europa en general, perdiendo toda compostura y dignidad, sigue a pie juntillas los dictados estadounidenses.

La nueva contradicción

García Linera dice que el proceso histórico está en permanente movimiento y en la praxis se presentan contradicciones a las que califica de creadoras. La contradicción propia de la presente coyuntura en el mundo, es que la política anti globalista tiene una posición mucho menos bélica, lo que es coyunturalmente válida para la preservación planetaria.

Algunos signos políticos de esa línea son críticos a la OTAN  y si fuera  por ellos, tendría que desaparecer. De hecho, estaba  por desaparecer en el gobierno de Trump, cuando se negaba a seguir aportando y exigiendo a los países de Europa, que incrementen sus aportes si quisieran preservarla.

Ahora estamos viendo que gobiernos pro OTAN como los de Francia, Alemania y Reino Unido, al priorizar los gastos militares para verter combustible a la guerra en Ucrania, están sacrificando a sus pueblos y eso provoca protestas. El gobierno de Macrón por dedicar más recursos al rubro bélico en detrimento de la cobertura para pensiones, está provocando un gran estallido social. Lo que invierte el gobierno francés en armamentos para apoyar a Ucrania es cuatro veces más de lo que implica la reducción de recursos levantando los años requeridos para jubilación de 62 a 64 años.

 A la luz de este espectáculo nos podemos dar cuenta de que una política fascista como la de Marine Le Pen hubiese sido mucho menos peligrosa de lo que es Macrón en el poder.

Lo mismo se puede decir de Donald Trump, que irradia una imagen no muy digerible para las fuerzas democráticas y progresistas, pero que en la disputa electoral que se realizará el año que viene en EEUU , se puede esperar que tenga una política que podría contribuir a finalizar la guerra en Ucrania y aflojar las tensiones que en esta coyuntura ponen en peligro la existencia en el planeta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.