Recomiendo:
4

Entrevista a Mario Amorós sobre ¡No pasarán! Biografía de Dolores Ibárruri, Pasionaria (y II)

“Pasionaria fue la mujer que simbolizó universalmente la militancia comunista en el siglo XX”

Fuentes: El Viejo Topo

Mario Amorós (Alicante, 1973) es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado y doctor en Historia por la Universidad de Barcelona. Ha sido profesor invitado en la Universidad de Chile y entre sus obras destacan las biografías consagradas a Salvador Allende, Pablo Neruda y el dictador Augusto Pinochet, publicadas por Ediciones B. También Argentina contra Franco. El gran desafío a la impunidad de la dictadura (Akal, 2014), la única monografía sobre la llamada Querella Argentina. En su faceta de periodista escribe en medios de comunicación relevantes, tanto españoles como chilenos. Su último libro es ¡No pasarán! Biografía de Dolores Ibárruri, Pasionaria (Akal, 2021), en élcentramos nuestra conversación.

Nos habíamos quedado en este punto. ¿Pronunció Pasionaria el discurso de despedida de las Brigadas Internacionales en la Diagonal de Barcelona? Así se ha dicho durante décadas…

Para mí fue una gran sorpresa constatar que el bellísimo texto de Dolores Ibárruri de despedida de las Brigadas Internacionales, en el otoño de 1938, no fue un discurso pronunciado en el desfile del 28 de octubre de aquel año en la Avenida 14 de Abril de Barcelona (la Diagonal), puesto que en aquel acto, en el que estuvieron presentes Azaña y Negrín entre otras muchas personalidades, no hubo discurso alguno… La prensa del día siguiente (La Vanguardia, El Socialista y los diarios comunistas Frente Rojo y Mundo Obrero) no deja espacio a la duda.

¿Entonces?

En realidad, aquel texto fue escrito a los pocos días del anuncio de la retirada de los brigadistas por parte de Negrín ante la Sociedad de Naciones y su publicación, en Barcelona en un documento en español, francés e inglés, tiene fecha de septiembre de 1938. Este mismo folleto lo editó el Partido Comunista Francés a fines de aquel mismo año y en marzo de 1939 incluyó el texto en una de sus revistas.No ha sido nada fácil aclarar este episodio, pero creo que lo fundamento con solvencia en las seis páginas del libro que le he dedicado.

¿Qué pudo significar para Pasionaria la derrota republicana?

Como han explicado Ángel Viñas o Paul Preston, la II República tuvo la peor de las derrotas, la más amarga: el golpe de Estado del 5 de marzo de 1939 fue una verdadera puñalada por la espalda que, junto con la huida de la flota desde el puerto de Cartagena, desbarató los planes de evacuación de miles de combatientes y cuadros políticos republicanos previstos por Negrín. Como ha examinado Fernando Hernández Sánchez, la dirección del PCE se vio sorprendida y enfrentó el fin de la guerra sin ninguna preparación para la nueva etapa que venía.

Dolores Ibárruri partió al exilio desde el aeródromo de Monóvar (Alicante) en la mañana del 6 de marzo de 1939. En abril de 1939 llegó a la Unión Soviética y en Moscú le sorprendió el pacto germano-soviético y el estallido de la II Guerra Mundial. A pesar de la amargura de la derrota, hay que destacar la voluntad del PCE de no ser un partido de personalidades en el exilio, sino de continuar la lucha en condiciones muy difíciles en el interior de España, a un coste humano elevadísimo.

¿Qué relaciones mantuvo con Stalin?

Desde diciembre de 1933 hasta la celebración del 70º cumpleaños de Stalin en el teatro Bolshoi en 1949 (ocasión en que le remitió una carta inédita que reproduzco y se conserva en el Archivo Nacional de Cataluña) se encontraron en varias ocasiones. Por ejemplo, en febrero de 1945 (días después de la Conferencia de Yalta) Dolores Ibárruri se despidió de él antes de emprender un largo viaje a la Francia liberada. Seguramente, el encuentro más trascendente fue aquel de agosto de 1948 en el Kremlin, cuando Stalin, Mólotov y Súslov recibieron a la secretaria general del PCE, a Santiago Carrillo y Francisco Antón y el propio Stalin les recomendó (en los inicios de la Guerra Fría) “paciencia”. Aquella reunión fue el punto de partida del viraje de la estrategia del PCE que llevó en el plazo de algunos años al abandono de la lucha guerrillera y la opción por el entrismo en los sindicatos verticales.

¿Fue Francisco Antón el amor de su vida? ¿Por qué fue tan criticada la relación que mantuvieron?

He podido consultar la ficha autobiográfica que Antón redactó para la Internacional Comunista en 1940, a su llegada a Moscú tras su liberación del campo de concentración de Vernet d’Ariège. Antón era casi catorce años más joven que Dolores Ibárruri, militaba en el PCE desde julio de 1931 cuando era empleado administrativo en la compañía de Ferrocarriles del Norte. Inició una escalada notable dentro de la estructura del PCE hasta que en abril de 1936 fue elegido secretario político del Comité Provincial de Madrid. A principios de 1937, cuando era miembro del Comité Central, mantenía ya una relación de pareja con Dolores Ibárruri que, según Irene Falcón y Carrillo, se prolongó hasta 1943 y, según Gregorio Morán, algunos años más.

Pasionaria seguía casada legalmente con Julián Ruiz, aunque la vida conyugal terminó en septiembre de 1931 con su traslado a Madrid. Si aquella relación de amor, que fue conocida más allá del núcleo dirigente del PCE, hubiera trascendido a la opinión pública hubiera sido motivo de escándalo en una sociedad moralista y conservadora, a pesar de los avances que se habían producido con la II República. Recordemos los ataques que sufrió Margarita Nelken por hacer uso de su libertad también en este terreno, muy bien descritos por Preston en el excelente perfil biográfico que trazó de ella en Palomas de guerra.

Entre 1951 y 1953, Antón sufrió un proceso de depuración característico del estalinismo, tras el que fue apartado de la dirección y enviado a trabajar a una fábrica en Polonia. La documentación se conserva en el Archivo Histórico del PCE y, desde luego, Dolores Ibárruri desplegó una gran dureza en sus críticas.

¿Desde cuándo fue la secretaria general del PCE? No recuerdo muchas mujeres que hayan dirigido partidos comunistas…

Después del suicidio de José Díaz en Tiflis (Georgia) en marzo de 1942, con la dirección del partido repartida principalmente por una URSS que sufría la embestida nazi y México, no se resolvió formalmente la sucesión al frente del PCE. La depuración de Jesús Hernández en 1944 despejó cualquier incógnita que pudiera haber y, con el apoyo soviético, Dolores Ibárruri se convirtió en la secretaria general. La primera noticia en prensa que lo indica apareció en L’Humanité el 28 de octubre de 1944. Fue la primera o una de las primeras mujeres en encabezar la dirección de un partido. En el caso de los partidos comunistas son contados los casos: Marina Arismendi en Uruguay (1992-2006) o Gladys Marín en Chile (1993-2005) me vienen a la cabeza.

¿Fue una estalinista convencida? ¿Cómo reaccionó cuando el informe Jrushchov destapó los crímenes del estalinismo?

Como todos los dirigentes de los partidos que fueron secciones nacionales de la Internacional Comunista, rindió un culto casi religioso a la figura de Stalin. En marzo de 1956 fue la primera dirigente del PCE que conoció el contenido del “informe secreto” que Jrushchov presentó ante el XX Congreso del PCUS. En su caso destaco que, a partir de entonces, jamás volvió a citar a Stalin en sus discursos. Y fue en septiembre de 1968, en la reunión del Comité Central del PCE que valoró la posición adoptada ante la invasión de Checoslovaquia, cuando hizo la reflexión más lúcida: “Vosotros recordáis la impresión que nos produjo el XX Congreso de la Unión Soviética. Tengo que deciros que es verdad que hubo algunos camaradas que lo consideraban todo a beneficio de inventario y no les parecía que eso tenía ninguna importancia. Pero el día que recibí el informe donde se planteaba el problema del culto a la personalidad y de lo que eso había significado, para mí fue -como dicen las mujeres en nuestro país- caérseme los palos del sombrajo. La fe, la confianza, la ilusión, la emoción que sentía por Stalin, que sentía por todo lo que representaba la obra que se había realizado, para mí fue como si me hubieran dejado vacía…”

Por cierto, el XX Congreso del PCUS, con su crítica al “culto a la personalidad”, puso fin a esta práctica dentro del PCE, que se había centrado en José Díaz y de manera especialmente exagerada en ella, principalmente con motivo de sus cumpleaños.

¿Por qué dejó de ser secretaria general del Partido?

Precisamente en 1956 se produjo el ascenso de Carrillo a la secretaría de Organización y la marginación de Vicente Uribe. Desde París, Carrillo y su equipo dirigían la actividad clandestina en España, mientras que Dolores Ibárruri vivía en Moscú, tras unos años en Bucarest y un breve periodo en la capital francesa, y por primera vez podía disfrutar de la vida familiar junto a su hija Amaya y sus tres nietos, Rubén, Fiódor y Lola. La imposibilidad de permanecer en Francia terminó por imponer el relevo en la secretaría general, que se concretó en el marco del VI Congreso del PCE, celebrado en diciembre de 1959 en Praga. Carrillo asumió el timón político y ella ejerció un papel de representación internacional y mantuvo su rol simbólico ante una militancia repartida por tres continentes y que en España luchaba en condiciones muy difíciles.

Se ha afirmado que su intervención en la crisis Claudín-Semprún fue una demostración de su cerrazón política, de su antiintelectualismo, de su falta de finezza política y de su lejanía de la situación real de España en aquellos años. ¿Son justas esas apreciaciones?

He revisado especialmente las actas de aquella reunión del Comité Ejecutivo celebrada en un castillo checo a fines de marzo y principios de abril de 1964. Las intervenciones de Dolores Ibárruri de réplica a Fernando Claudín (el gran antagonista del momento, mucho más que Jorge Semprún) son muy interesantes, entre otras razones porque ofreció una síntesis de la evolución histórica del PCE desde su fundación. El tema de fondo era la discusión sobre cómo sería la salida de la dictadura franquista y, en función de estas previsiones, cuál debía ser el programa y la estrategia del PCE. Seguramente fue el debate interno más interesante de la dirección comunista en el exilio. Creo que tanto las posiciones que sostenían Carrillo, Pasionaria y el resto de dirigentes del Comité Ejecutivo como las que argumentaron Claudín y Semprún tenían razones de peso a su lado. Y, como sabemos, la Transición se ajustó más al análisis que entonces plantearon estos últimos. Hay desde luego “perlas” en las palabras de Dolores Ibárruri para sustentar las críticas que señalas (con la mítica frase de “intelectuales cabeza de chorlito” en primer lugar), pero, si las leemos en su contexto, yo no las asumiría, ya que también hizo un elogio de las aportaciones al PCE y a la lucha de una gran cantidad de intelectuales, profesionales y artistas.

¿Apoyó la posición (moderadamente) crítica del Partido, el “no aprobamos”, ante la invasión de Checoslovaquia por tropas de cinco países del Pacto de Varsovia? ¿Fue dura para ella esa posición teniendo en cuenta sus largos años de vida en la URSS?

Desde mi punto de vista, la posición de la dirección del PCE ante el aplastamiento de la Primavera de Praga, con su presidenta viviendo en Moscú y disfrutando de los privilegios de la élite política del país, fue firme y contundente. Para Dolores Ibárruri, desde luego, fue desgarrador, como confesó en la reunión del Comité Central de septiembre de 1968, pero la asumió con firmeza desde el primer momento. Ahora bien, aquí hay una diferencia importante: para ella fue un desacuerdo puntual entre el PCE y los dirigentes soviéticos; en cambio, para Carrillo y su equipo fue el punto de partida de un proceso de varios años que desembocaría en las tesis eurocomunistas, que Dolores Ibárruri no apoyó abiertamente, aunque tampoco cuestionó; sí respaldó, en cambio, la supresión del leninismo en la definición ideológica del PCE en su IX Congreso.

En 1977, cuando los soviéticos dieron una dura réplica al libro Eurocomunismo y Estado de Carrillo, Dolores Ibárruri guardó silencio y permaneció al margen de la polémica.

¿Y cómo cabe interpretar ese silencio?

Entramos en el territorio de la especulación… Posiblemente, para ella el enfrentamiento de Carrillo con los dirigentes soviéticos había llegado demasiado lejos. Pero, por su sentido de lealtad al Partido y a su dirección, no podía expresar un punto de vista diferente al que esta exponía.

¿Qué significó para Pasionaria la vuelta a España?

Regresar a una España democrática fue el anhelo más íntimo de su última etapa en el exilio, que se convirtió en un sentimiento de angustia cuando, tras la muerte del dictador, dicho retorno no se concretaba. A esa extrema derecha que intenta apropiarse de palabras como “España” o “patria” les recomiendo que lean algunos de los discursos en el destierro de Dolores Ibárruri, quien sentía profundamente sus raíces vascas y españolas, con “el recuerdo de España grabado en el alma”, como dijo en Montreuil en junio de 1971. Por fin, pudo volver aquel 13 de mayo de 1977, a tiempo para participar en la campaña electoral y ser elegida por Asturias. De los 473 diputados de las Cortes de la II República fue la única de todos ellos que volvió a sentarse en el hemiciclo.

¿Fue difícil para ella apoyar la aceptación de la monarquía juancarlista y la bandera bicolor? ¿Apoyó la política del Partido durante los años de transición?

Como sabemos, fue Santiago Carrillo quien negoció con Adolfo Suárez los acuerdos y transacciones de la Transición. Dolores Ibárruri jamás los cuestionó; su papel era ya eminentemente simbólico y en los mítines que protagonizó en Bilbao y Asturias en mayo y junio de 1977 sus discursos no duraron siquiera diez minutos. Ella, que era la secretaria general cuando en junio de 1956 el PCE lanzó su Política de Reconciliación Nacional, valoró esencialmente la recuperación de la democracia y de las libertades.

Citas unas palabras de Manuel Tuñón de Lara: “Dolores es, para mí, una cumbre en la historia de España.” ¿Lo ha sido? ¿Ves algún hilo de continuidad entre Pasionaria y Anguita?

Para varias generaciones, Dolores Ibárruri representó la historia del PCE. Fue también, seguramente, la mujer que simbolizó a escala universal la militancia comunista en el siglo XX. Su figura sobrevivió a la durísima crisis del PCE en los años 80, aunque creo que entre las generaciones más jóvenes es bastante desconocida. Es cierto que le correspondió vivir en una época muy difícil, pero creo que prevalece (y lo extiendo al conjunto del PCE) su aportación al Frente Popular y la defensa de la República en la guerra, la contribución a la derrota del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial y el largo combate contra la dictadura franquista y por la reconquista de la libertad. La historia de España en el último siglo no puede explicarse sin hacer referencia al PCE y a Dolores Ibárruri.

En el caso de Julio Anguita, fue el maestro que nos educó políticamente a los jóvenes comunistas y militantes de IU en los años 90. Su ejemplo de honradez y austeridad son unánimemente reconocidos. Dolores y Julio forman parte de lo mejor de la historia de España y del movimiento comunista.

Gracias, muchas gracias. ¿Quieres añadir algo más?

Me gustaría dejar constancia de la importancia que diversos libros publicados por El Viejo Topo han tenido en la bibliografía manejada para construir esta biografía. 

Fuente: El Viejo Topo, noviembre de 2021.

Primera parte de la entrevista: “El llamamiento del PCE leído por Pasionaria es uno de los grandes discursos políticos del siglo XX” https://rebelion.org/el-llamamiento-del-pce-leido-por-pasionaria-es-uno-de-los-grandes-discursos-politicos-del-siglo-xx/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.