La portada del Financial Times del pasado fin de semana rebosaba pesimismo sobre China.
El cambio en el discurso occidental sobre China en los últimos cinco años ha sido dramático. Las guerras comerciales, las guerras tecnológicas, el COVID, las medidas represivas de Xi Jinping, la burbuja inmobiliaria, Omicrón y ahora la guerra de Putin han contribuido a ello. De este cambio depende toda nuestra perspectiva de la economía global y de los asuntos mundiales en general.
Enfrentados a una acumulación de dificultades, los comentaristas locales chinos están tan preocupados que se están filtrando a los medios occidentales comentarios notablemente críticos.
Weijian Shan, un veterano inversor de China, dijo en una reunión de video grabada recientemente que el país estaba envuelto en una crisis «provocada por el hombre». “Grandes partes de [la] economía china, incluido Shanghái, han sido semiparalizadas y el impacto en la economía será muy profundo”.
Los cierres por el Covid continúan interrumpiendo la logística en la economía.