Pese a todo, el gobierno venezolano ha mantenido la línea de flotación, cuando muchos lo daban por hundido por los misiles del golpe de mercado y los torpedos de sectores mediáticos. El ataque a la corrupción corrigió el rumbo, con iniciativas contra la especulación que han tenido acogida entre la gente y han moralizado a […]
Pese a todo, el gobierno venezolano ha mantenido la línea de flotación, cuando muchos lo daban por hundido por los misiles del golpe de mercado y los torpedos de sectores mediáticos. El ataque a la corrupción corrigió el rumbo, con iniciativas contra la especulación que han tenido acogida entre la gente y han moralizado a los chavistas.
Las medidas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro el 6 de noviembre tienen la enorme virtud de facilitar el debate esperado por las bases chavistas: construir una política económica soberana o caer en el monetarismo neoliberal, cuyo fin, son la implementación de medidas devaluatorias, pactos con el FMI o la dependencia extrema, neocolonial.
La intervención de mercancías con precios de usura y su venta directa al público a precio justo -reclamada por las bases- despertaron simpatía y moralizaron al pueblo bolivariano, además de darle oxigeno político al gobierno y al proceso.
Pero el marco político de justificación de las medidas, así como las medidas mismas, aunque progresivas para la emergencia, son todavía precarias e insuficientes para estabilizar y profundizar el proyecto de la Revolución Bolivariana, y la declarada vuelta al rumbo de transición al socialismo, coinciden distintos analistas, desde las filas del chavismo. Pero falta por redondear una ruta económica integral.
«Es necesario descubrir lo que se esconde debajo de la superficie de acaparamiento y usura en los precios y en la especulación con el dólar. Identificar cuáles son las fuerzas que se disputan la Renta y por lo tanto el control de la economía nacional y con qué política lo hacen. Sólo así podremos responder de manera revolucionaria a la actual crisis», señala Marea Socialista.
De todas formas, el nombramiento de Rafael Ramírez como Vicepresidente del Área Económica, el consiguiente mantenimiento del Control de Cambios y las nuevas medidas económicas, dejaron agonizante al plan de entrega de la renta elaborado por el ministro de Finanzas Nelson Merentes y las cámaras empresarias, denunciadas el 6 de noviembre por Maduro como responsables directas de la Guerra Económica. Pero Merentes es mantenido en el gobierno y continúa el juego de señales difusas cuando no contradictorias.
Entre otras sorprende la noticias de que el Banco Central de Venezuela y Goldman Sachs están listos para firmar un acuerdo de operaciones de permuta de 1,45 millones de onzas oro de las reservas internacionales, depositadas en el Banco de Inglaterra.
«Las medidas tomadas por el gobierno nacional en la pasada semana, convirtieron al país en una gran aula de clase de economía política, y especialmente de economía política del capitalismo venezolano. Un capitalismo particular, porque es un capitalismo de la periferia dependiente y además es un capitalismo cuya acumulación cuenta, adicionalmente, con la captura de una renta internacional en virtud de la actividad petrolera», señala el economista José Félix Rivas.
La ofensiva destituyente: empresarios y medios
Otra vez Venezuela es el laboratorio, donde las acciones de grupos económicos, con desabastecimiento y especulación mediantes, van dirigidas a desequilibrar la economía con fines políticos e incluso causar la caída de los gobiernos democráticos. Caos financiero y desestabilización económica son la tónica, estimulada por una apología desestabilizadora de los medios cartelizados.
Los grupos económicos, asociados en su acción golpista con sectores mediáticos, que manipulan el miedo, la inseguridad, la resignación y el fatalismo en la ciudadanía, minando la legitimidad del gobierno y la credibilidad de la población. La estrategia informativa sobre la «crisis» inocula un miedo difuso, y, pasivamente, la población se va haciendo cómplice de un golpe de Estado silencioso.
Los medios fueron los únicos que no aplaudieron las medidas tomadas contra los especuladores (a quienes se tuvieron de conenar), alineándose con los empresarios (Fedecámaras, Cámara de Comercio, etc.) para afirmar que «solo quedarán anaqueles vacíos y empresas sin inventario», que «el Ejecutivo ha ordenado el remate de las empresas intervenidas», o señalar que «es terrorismo de Estado».
Y para repetir el argumento que les llegaba desde el exterior. De que los mercados financieros castigan a Venezuela. Nuevamente la realidad virtual se enfrentaban a la que vivía la ciudadanía, que acompañó mayoritariamente las medidas.
El guión es el mismo. Inspirado en la tesis de que los golpes contra la democracia, contra las instituciones del Estado de derecho, se cocinan, a largo o corto plazo, según las circunstancias.
Para el exvicepresidente José Vicente Rangel, el formato golpista fue actualizado, pero la textura subversiva es la misma. Combina estímulos a la crisis económica -generadora de descontento- con la creación de situaciones insoportables para provocar reacciones en la institución castrense. Hacer chillar la economía, como pasó en Chile, es prioridad, señaló. Tratan de que se produzca un estallido popular y que la violencia se apodere del país.
«Aun cuando el establecimiento conspirativo: partidos, derecha, injerencia gringa, grupos económicos, cuenta con recursos y está dispuesto a todo, sin embargo no tiene la fuerza de hace 10 años. No dispone de oficiales, calle, Iglesia ni empresarios en la proporción de antes -tan solo cuenta con medios-, pero es peligroso. Sus integrantes carecen de escrúpulos. Los mueve una ideología fascistoide y el odio. Por eso, la opción del golpe dosificado», según Rangel.
Se vienen las elecciones regionales
Ante un nuevo fracaso, en la oposición, van tomado cuerpo las corrientes que consideran que debe actuarse para deponer a Nicolás Maduro en los próximos meses, a través de movilizaciones de calle que seduzcan a los militares para que tompen el poder y luego convoquen a elecciones. Es más, varios juristas trabajan para darle sustento legal a la operación.
El analista cubano-venezolano Fausto Masó, previno a la derecha, sobre el «desierto» que le espera y le recomendó «no buscar «atajos». Les pide asumir que se trata de «una lucha larga», que «no hay que desesperarse (…) ni predicar salidas mágicas», aun cuando opina que en la actual «guerra en contra la guerra económica» le irá muy mal al gobierno y le saldrá el tiro por la culata.
Sin duda, todo ésto tendrá efectos en las elecciones regionales del domingo 8, y parece lógico que reforzará la votación rojita. Encuestas realizadas por International Consulting Services revelan que el Psuv y aliados deben ganar 228 alcaldías y la Mesa de Unidad Democrática (oposición) 107, y estarán reñidos los resultados en ciudades importantes como San Cristóbal, Maturín, Los Teques, Ciudad Bolívar, Sotillo, Valencia, Barcelona e, incluso, la Alcaldía Metropolitana de Caracas.
Para el historiador y antropólogo Mario Sanoja, es imperativo igualmente construir una cultura, un imaginario socialista que borre definitivamente la vieja política cultural del Estado venezolano que ha recogido y reproducido los valores éticos de la cultura burguesa, inducidos en la psiquis de ciudadanía vía la ofensiva criminal de los medios de comunicación privados y las industria cultural, remachando en sus mentes que la idea del confort y el bienestar individual es inseparable de las políticas neoliberales de mercado.
«Si el Estado venezolano no procede de esta manera, será imposible construir una conciencia nacionalista que sustente el destino histórico soberano de nuestro país», añade, en un análisis titulado «Chávez y Maduro, fases históricas del proceso bolivariano».
El columnista Toby Valderrama alerta: «Cuando un proceso revolucionario confunde el linchamiento de algunos capitalistas con la superación del capitalismo (…) y se regodea en lo material, (…) entonces corre grave peligro de caer en la inhumanidad, está educando a la masa para la barbarie, para el logro fácil, e irremediablemente esta masa apoyará soluciones fascistas, se convertirá en turba de linchamiento y no en fuerza de construcción de un nuevo mundo.»
Mientras, y en el marco de la llamada guerra económica, la unicamerical Asamblea Nacional sancionó el martes 19 la Ley que habilita al Presidente, para que excepcionalmente y en aspectos puntuales legisle por el lapso de un año acerca de las materias que se permiten delegar según la Constitución Nacional.
Maduro anunció que los dos primeros instrumentos legales serán la Ley de costos, ganancias y protección de precios justos y la Ley de Comercio Exterior, con las cuales buscará garantizar el control de las importaciones y la promoción de las exportaciones de Venezuela.
Pero ya Venezuela está metida de lleno en el ambiente navideño, disfrutando de las letras y el ritmo de las gaitas, esperando al domingo 8 de diciembre, cuando se celebren unas nuevas elecciones, esta vez para escoger alcaldes. Pero la atención está en las hallacas, la ensalada de gallina, el pan de jamón, el pernil, la familia, los amigos, en espera del 2014.
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