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Pim, pam, pum

Fuentes: Rebelión

Estaba por contarles que me iba de vacaciones a Londres, que uno tiene especial fascinación por el British Museum. Pero en vista de cómo se las gastan por allá, mejor me quedo en casa. No es que sea para exponerlo en una vitrina pero, qué quieren que les diga, le he cogido cariño a mi […]

Estaba por contarles que me iba de vacaciones a Londres, que uno tiene especial fascinación por el British Museum. Pero en vista de cómo se las gastan por allá, mejor me quedo en casa. No es que sea para exponerlo en una vitrina pero, qué quieren que les diga, le he cogido cariño a mi cráneo. Y la pasma británica anda con la orden de tirar a matar. Precisamente a la cabeza, caramba.

El muchacho brasileño al que le metieron cinco tiros cuando ya lo tenían reducido en el suelo, tenía una pinta de canario que bien podría ser hasta de la familia. Como para ir para allá con el aspecto de sospechoso que tiene uno. Lo peor no es que los policías que cometieron el asesinato sigan libres. En sus puestos. Y elogiados por las autoridades. Lo peor es que el gobierno británico mantenga la orden de «disparar a matar» y de «disparar primero, preguntar después».

Un error, dicen. Mira, mira, por ahí va un «error»: ¡pim! Otro error por allí: ¡pam! Dale a aquel «error»: ¡pum! Pena de muerte preventiva, digamos. Se acabaron las boberías de derechos civiles, garantías democráticas y otras zarandajas. Tampoco es que haya más seguridad. Más bien al contrario. En cualquier caso, estado policial duro y puro. Estado de excepción de facto. Los autores de los atentados, sean los que sean, pueden dar por conseguidos sus objetivos.

La Europa que viene pinta muy mal. Cualquiera puede ser el siguiente Jean Charles Menezes. Guerra global por el control del petróleo, por la hegemonía mundial. Y todos nosotros colocados en primera línea de fuego. Las bombas de Bagdad explotan en Madrid. En Londres. En cualquier ciudad. Abatidos por fuego enemigo. O asesinados en la retaguardia por «fuego amigo».

Guerras preventivas, detenciones preventivas, escuchas preventivas, ejecuciones preventivas, mentiras preventivas. Control de los medios de comunicación. La verdad desaparecida en combate. Propaganda de guerra. Fascismo, o sea. God save the Queen, mis niños, y que el señor nos coja confesados.