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¿Poligamia? ¡Un gran paso hacia la igualdad!

Fuentes: Rebelión

¡Os garantizo que es absolutamente mentira que el Islam legitime la poligamia! Pues, ése término significa el matrimonio plural institucionalizado entre más de dos personas, tanto hombres como mujeres. Lo que algunos musulmanes hombres, y los defensores occidentales del multiculturalismo malentendido proponen no es el matrimonio múltiple para ambos sexos, sino la poliginia, o sea, […]

¡Os garantizo que es absolutamente mentira que el Islam legitime la poligamia! Pues, ése término significa el matrimonio plural institucionalizado entre más de dos personas, tanto hombres como mujeres. Lo que algunos musulmanes hombres, y los defensores occidentales del multiculturalismo malentendido proponen no es el matrimonio múltiple para ambos sexos, sino la poliginia, o sea, el derecho de un solo hombre a tener más de una esposa simultáneamente, y nunca poliandria que es la unión de una mujer con varios hombres. Si por la simple sospecha de adulterio puede ser condenada a muerte de la manera más cruel, ¿cómo se le permitiría ser polígama? No se trata de un lapsus, sino del dominio del mismo pensamiento patriarcal que identifica el término «hombre» con el de «ser humano», para ignorar los derechos de la mitad de la especie humana.

El hecho de que en el imaginario de los hombres occidentales la poliginia se perciba como un idílico harén de amor y sexo solo demuestra su ignorancia respecto a una realidad que es la segunda causa del suicidio tanto femenino como masculino, después de problemas económicos, entre quienes lo practican en el mundo musulmán. Ellos, porque suelen ser forzados por la familia a contraer matrimonio con alguna prima, para luego casarse con otra. Aunque el Islam permite el divorcio, la mencionada prima no suele solicitarlo ya que si por un lado las tradiciones rechazan a una mujer descasada, por otro ella perderá automáticamente la tutela de los hijos, que según la Sharia, siempre pertenece al padre y su familia. El perfil de la mujer que entra en este tipo de uniones es de una menor forzada, o de una adulta desamparada económicamente en sociedades que no les permiten trabajar y ser autónomas; por lo que su rebelión contra tanta humillación y desprecio se manifiesta en el choque inevitable por una convivencia obligada, el de compartir lo poco que llega a una humilde casa con medio docena de hijos, los celos originados por la preferencia del marido hacia una de ellas -la más joven o la más bella-, provocando conflictivos constantes que convierten el hogar en un infierno, y a las páginas de sucesos de la prensa en documentos que testifican la tragedia que sufren miles de familias a causa de esta norma.

Un calvario bien reflejado en la Biblia que cuenta cómo Abraham -el patriarca de los judíos y los musulmanes- que no podía tener hijos con su mujer Saray, desposa a Hagar su joven sierva. Al quedarse ella embarazada, el conflicto entre las mujeres llega a tal punto que Abraham le lleva a Hagar y a su propio hijo al desierto para abandonarlos. ¡Indescriptible la desesperación de una madre que ve agonizar a su pequeño¡

Justamente por el hecho de que ninguna comunidad puede soportar tanta tensión e inestabilidad continua, la mayoría de los hombres musulmanes han optado por la monogamia.

Es una realidad que ni los ciudadanos varones, ni mucho menos las mujeres – principales víctimas de las normas patriarcales-, han participado en la elaboración de los textos sagrados.

La lucha contra la prepotencia de aquellos hombres que ven a las mujeres el objeto de sus caprichos, no ha sido librada sólo por las mujeres. Una de las primeras revoluciones socialistas que la historia recuerda, y que hizo temblar la monarquía persa de sasánidas en el siglo VI, fue liderada por un herrero llamado Mazdak, que además de exigir el reparto justo de las riquezas del país, tuvo como una de sus principales consignas la monogamia, ya que los aristócratas se apoderaban de la vida de miles de mujeres y privaban a los plebeyos de la posibilidad de formar una familia.

Hoy, debido al rechazo social que existe en la mayoría de los países musulmanes hacia la poliginia, sus lideres políticos y religiosos proclaman su monogamia a cuatro vientos. Ayatolah Jomeini fue fiel hasta la muerte a Batul, su única esposa, mientras Mohamed VI, el rey de Marruecos, repudió el harén de su padre.

La poliginia no es una cultura, es el fruto del arcaico sistema patriarcal, el injusto reparto de los recursos, el poder económico y legal del hombre, del aparthied sexual contra la mujer, y de las crueles guerras que les lanzan al agujero negro de la desesperación.