En un estudio sobre el desarrollo histórico del empresariado ecuatoriano (http://bit.ly/2aYZuj6) demostré que a partir de la Revolución Juliana (1925) y como reacción contra ella, el empresariado «tradicional», que fuera el eje del antiguo sistema oligárquico, adoptó tres comportamientos económicos contra la modernización del país: el cuestionamiento a toda intervención del Estado calificada como «estatista»; […]
En un estudio sobre el desarrollo histórico del empresariado ecuatoriano (http://bit.ly/2aYZuj6) demostré que a partir de la Revolución Juliana (1925) y como reacción contra ella, el empresariado «tradicional», que fuera el eje del antiguo sistema oligárquico, adoptó tres comportamientos económicos contra la modernización del país: el cuestionamiento a toda intervención del Estado calificada como «estatista»; el rechazo a los impuestos y particularmente al de la renta; y la resistencia al avance de los derechos sociales y laborales.
Esas posiciones no han desaparecido, a pesar de la modernización capitalista del país. De acuerdo con la prensa, el candidato Guillermo Lasso (CREO), en reciente reunión con empresarios católicos, reivindicó la «libre empresa»; se pronunció por la «flexibilidad laboral»; e instó a los «hermanos» de su gremio a «defender los principios» en los que creen. Además, en múltiples oportunidades se ha lanzado contra el «estatismo» y es un abanderado contra los impuestos «excesivos». En una frase de mil sabores, Lasso ha dicho que en Guayaquil se esconde la pobreza «como la basura bajo la alfombra» y ha criticado «los toletazos» contra los informales.
El alcalde Jaime Nebot (PSC) reaccionó afirmando que creyó haber conocido al «verdadero» Lasso, aunque que en realidad ha sido el «falso». Pero la confrontación solo es anecdótica. Porque en lo de fondo, tanto el PSC/MG como CREO, si bien tienen candidatos presidenciales distintos para 2017, anhelan el poder para reinstalar una economía de «libre empresa» que acabe con el «estatismo», revise el sistema de impuestos y favorezca la flexibilidad laboral.
El PSC inauguró esa tendencia en su gobierno de 1984; y en 1998 el entonces diputado Nebot logró la supresión del impuesto a la renta. No existen diferencias entre el «modelo» económico que propugnan tanto el PSC/MG como CREO.
También hay un empresariado de mentalidad tradicional que se siente representado con el modelo económico del PSC/MG o de CREO. Predomina en ese sector una visión sobre el país que comparativamente resultaría incompatible con las capacidades estatales de los EE.UU. y sobre todo con las de Europa, donde hay fuertes impuestos directos, derechos laborales y seguridad social universal, a pesar de los avances neoliberales. Por eso, enormes capitales ecuatorianos han preferido los paraísos fiscales.
Otro sector, el del empresariado moderno, capaz de provocar progresos industriales, técnicos y de diversificación productiva para superar el modelo primario-exportador, que confía en las capacidades estatales, que comprende el rol social de los impuestos y que está dispuesto a cumplir con los derechos sociales, aún no tiene representación política directa. En diversos momentos históricos incluso ha visto afectados sus intereses con la hegemonía impuesta por el sector que mantiene visiones oligárquicas.
De manera que para las elecciones de 2017 Ecuador ve reducir las opciones en el espectro de la derecha política, que no ha podido ofrecer candidaturas para los cambios orientados al progreso histórico del país.
Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/politica-empresarial-u-oligarquica