La mayoría de políticos confunden la actividad de servir a los ciudadanos para mejorar sus condiciones de vida, con actividades delincuenciales destinadas a enriquecerse a través de crear organizaciones políticas -partidos- especializadas en atracar los dineros públicos y permitir negocios ilícitos de su financistas. La actividad delincuencial-política es generalizada en nuestro planeta con excepciones como […]
La mayoría de políticos confunden la actividad de servir a los ciudadanos para mejorar sus condiciones de vida, con actividades delincuenciales destinadas a enriquecerse a través de crear organizaciones políticas -partidos- especializadas en atracar los dineros públicos y permitir negocios ilícitos de su financistas. La actividad delincuencial-política es generalizada en nuestro planeta con excepciones como Mujica.
A la política van -por lo general- los mas contumaces delincuentes rodeados de testaferros que le hacen el coro al jefe de la mafia.
Hace tres lustros en el Ecuador se produjo el mayor atraco financiero efectuado por banqueros que quebraron al país y produjeron cientos de muertos y un flujo migratorio nunca antes visto. Al cabo de los 15 años unos tres banqueros han ido con sus huesos a la cárcel, la mayoría quedaron en la impunidad, otros están prófugos gozando de los dineros mal habidos en las playas de Miami. Pero, los más peligrosos quedaron en el Ecuador con sus bancos ejerciendo la profesión de toda su vida en perjuicio de la sociedad, sin que sus delitos sean judicializados ni haya ministerio fiscal que cumpla con su responsabilidad. Por el contrario uno de sus más avezados representantes de la bancocracia costeña ha conformado su segunda organización mafiosa -partido CREO- que ya participo como candidato presidencial, habiendo en gran parte lavado su apellido y actividad en la quiebra financiera del 98-99; y, ahora con mayor desparpajo y mucho más dinero, encabeza una posición contraria a la del gobierno e impulsa una consulta popular como parte de su campaña electoral para el 2017.
Guillermo Lasso Mendoza, principal accionista del Banco de Guayaquil, aportó con QUINIENTOS MILLONES DE SUCRES, a la campaña electoral del tristemente célebre Jamil Mahuad y de quien fue su Ministro de Economía. Es decir Lasso financió y participó de uno de los gobiernos más corruptos del Ecuador que liquidó a la sociedad ecuatoriana. Pero Lasso no solo financió y participó sino que por supuesto se benefició de la quiebra financiera, cuando entregó a la CFN los Certificados de Depósitos Reprogramados por un monto de VEINTE Y NUEVE MILLONES DE DOLARES, (29,2) que fueron comprados por los banqueros con el 50% de castigo en promedio y entregados al 100% a la CFN, que luego no pudieron ser efectivizados por la CFN, pues no tenían ningún valor. El perjuicio a la CFN por estas transacciones alcanzó los US$ 1.178 millones de dólares, descompuesto de la siguiente manera: pérdida total por efecto de los CDRs 568.58 millones de dólares y la pérdida por efecto de la cartera irrecuperable fue de 610.03 millones de dólares.
Lo honorable seria pedir perdón al pueblo ecuatoriano, lo honrado seria devolver el dinero a la CFN y lo honesto seria esconderse en alguna alcantarilla, donde reside su familia. Pero, no, quiere ser presidente. Lasso tiene todas las características de un psicópata. «La psicopatía es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por generar emociones poco profundas, carecer de empatía y de sentimiento de culpa, ser egocéntrico y manipulador, algo irresponsable, impulsivo y antisocial», explica Kevin Dutton, psicólogo y ensayista británico. NO SIENTE CULPABILIDAD LASSO DE LO HECHO EN LA CRISIS FINANCIERA A PESAR DE LAS EVIDENCIAS.
Es obligatorio proponerle a Lasso que en «su» consulta incluya la siguiente pregunta: ¿Está de acuerdo usted que el banquero Lasso devuelva los VEINTE Y NUEVE MILLONES DOSCIENTOS MIL DOLARES a la Corporación Financiera Nacional, que fue el perjuicio del Banco de Guayaquil a la CFN en la crisis financiera del 98-99?
En esa misma línea de la hermandad entre la política y la delincuencia tenemos al alcalde de Quito Mauricio Rodas con el cartel de Sinaloa, con manejo de dinero destinado al lavado. Los medios de comunicación entraron a resolver el delito, absolviendo al implicado e invisibilizando el escándalo vergonzoso. ¿Cuánto de dinero recibirían los medios para absolver a Rodas? ¿Cuál Banco maneja la gorda cuenta de Rodas?
La delincuencia política no es patrimonio exclusivo del Ecuador. En México, Peña N ieto, apadrinado por los principales medios de comunicación, promueve la privatización de la mayor industria petrolera -que recibió como reconocimiento del imperio a través de las manos de Henry Kissinger el galardón al «estadista del año»- y que dentro de sus potenciales logros esta también la privatización de la educación y salud, mientras socializa los muertos regados por todo el país, fosas comunes múltiples, droga transportada a vista y paciencia de las autoridades, nuevos ricos lavando millonarias cantidades de dinero. El narco estado mexicano no se imagino que la desaparición de 43 estudiantes ordenada por un alcalde pusiera a la sociedad mexicana en pie de lucha contra la corrupción que carcome al gobierno de Peña N ieto.
Una historia con semejantes caracteres es replicada por el gobierno español de Rajoy, quien mientras ceñía el cinturón de austeridad a su pueblo, entregaba dinero a la banca corrupta, reducían pensiones a los jubilados y salarios a los trabajadores, los dirigentes del Partido Popular hacían grandes negociados y se robaban el dinero del Estado. El último caso denominado «operación púnica» podría alcanzar un perjuicio de 250 millones de euros. Es la expresión del neoliberalismo en toda su expresión, con partidos que son verdaderas bandas de delincuentes asaltando los fondos públicos. Rajoy considera cínicamente que para resolver ese problema no hay que hablar de él. Silenciar la corrupción y continuar con su libertinaje es la solución.
Para ser conserje de una institución necesita un certificado de honradez y no tener detenciones por la policía; para ser político y banquero es necesario tener un prontuario que certifique los atracos que garanticen el robo.
La democracia nunca funcionara mientras los delincuentes estén al mando y la mayoría de medios les protejan.
Luis Torres Rodríguez es autor de los títulos: «La banca: de la usura al narcolavado»; «Fidel Egas Grijalva, quiebras y corrupción en el Ecuador».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.