Miles de estudiantes, trabajadores y movimientos sociales volvieron a copar las calles de Brasil el martes 13 en una nueva jornada de protesta contra los recortes en educación, el rechazo a la reforma del sistema previsional y los reclamos territoriales indígenas, en una nueva manifestación popular contra el régimen del presidente Jair Bolsonaro, herido por […]
Fue el tercer «tsunami educativo», motorizado por estudiantes contra la política educativa del gobierno de Bolsonaro, decidido a emprender una cruzada contra lo que considera el «marxismo cultural» en el área educativa. El ejecutivo también había anunciado previamente importantes recortes en los fondos destinados a universidades.
Las marchas se repitieron en 25 estados y en más de 207 municipios de Brasil, y fueron las más masivas tras las convocadas en mayo pasado por el bloqueo de fondos a universidades federales. Las concentraciones más importantes populosas se escenificaron en Río de Janeiro y Sao Paulo. En la capital, Brasilia, estudiantes y profesores universitarios contaron con el apoyo de grupos de mujeres campesinas e indígenas.
Fue la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) la que convocó a los jóvenes a movilizarse contra las restricciones presupuestarias, la defensa de la autonomía universitaria y el rechazo al proyecto «Future-se», propuesto por el ministerio de Educación brasileño, un intento de privatizar a las universidades públicas, y un gran paso en el camino hacia la mercantilización de la educación.
Como en las masivas protestas realizadas el 15 y 30 de mayo, continuó el rechazo contra los recortes presupuestarios del Ministerio de Educación y el trámite de la propuesta de Reforma de las Pensiones.
La novedad de esta jornada fue la protesta contra el proyecto llamado «Future-se», que establece la creación de un fondo de 27.000 millones de dólares para atraer inversión privada para las instituciones de enseñanza superior del país, que amenaza la autonomía presupuestaria de las universidades y la gratuidad de la enseñanza superior pública
Organizaciones de trabajadores y movimientos sociales se sumaron a la jornada de protesta para repudiar la reforma previsional que impulsa Bolsonaro en el Congreso, y las mujeres indígenas expresaron su rechazo a las políticas oficiales en relación a los pueblos originarios y la apropiación de sus tierras para ofrecerlas a proyectos extractivistas de las trasnacionales foráneas.
La Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil denunció que Bolsonaro impulsó su iniciativa a partir de una «campaña de mentiras, llena de noticias falsas, así como de métodos publicitarios mentirosos y astutos» para obtener el apoyo necesario: el gobierno dijo que la reforma del Instituto Nacional del Seguro Social (INSS) corregirá las distorsiones y combatirá los privilegios.
«El programa Future-se fue construido sin ningún debate previo con los sectores que componen la universidad: estudiantes, profesores, técnico-administrativos, rectores y pro-rectores. Se habla sólo de discusiones con especialistas y empresarios. Eso demuestra a que intereses sirven la implementación de ese proyecto, ciertamente no son los de la educación y del pueblo brasileño», manifestó la UNE.
Los recortes en universidades e institutos federales ya ascienden a más de 1.500 millones de dólares y varias instituciones educativas ya declararon públicamente el riesgo de dejar de ejecutar actividades debido a la falta de presupuesto estatal.
Bajo el lema «Territorio: nuestro cuerpo, nuestro espíritu», miles de indígenas provenientes de distintas partes del país denunciaron en Brasilia las «políticas genocidas» del gobierno de Bolsonaro, que se opone a nuevas demarcaciones de tierras, y pretende abrir reservas a actividades como la minería trasnacional.
Además del rechazo a las políticas educativas y territoriales, los participantes también sumaron sus críticas a la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, proyecto clave del gobierno en materia económica que busca modificar la edad mínima para acceder a una jubilación. El proyecto fue aprobado en sus dos instancias por la Cámara de Diputados y necesita el aval del Senado, donde también será sometido a una doble votación y necesitará obtener una mayoría de tres quintos
Juraima Almeida es investigadora brasileña y analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).