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Una aproximación para entender los resultados electorales en Quito

¿Por qué la gente votó por Mauricio Rodas y cuáles son los retos de la izquierda frente este nuevo escenario?

Fuentes: Rebelión

Dos son los escenarios que originaron el triunfo de Mauricio Rodas en Quito, en primera instancia se encuentra la gestión del saliente Alcalde, y en segunda, el exceso de confianza del movimiento de Gobierno y del Presidente Correa. En el primer punto, varios fueron los cuestionamientos a la administración de Barrera, no solo por el […]


Dos son los escenarios que originaron el triunfo de Mauricio Rodas en Quito, en primera instancia se encuentra la gestión del saliente Alcalde, y en segunda, el exceso de confianza del movimiento de Gobierno y del Presidente Correa. En el primer punto, varios fueron los cuestionamientos a la administración de Barrera, no solo por el cobro elevado de impuestos por los vehículos mal estacionados; sino también por la situación de las calles transversales a las avenidas principales de la ciudad, todas cuarteadas. Para el Municipio la solución a este último problema es sencilla: rellenar los baches para que cada cierto tiempo una aplanadora pequeña, manipulada por un operario, se encargue de asentar el asfalto y la brea. Soluciones parches que la ciudadanía cuestionó a diario en ésta y otras administraciones. 

De igual manera, el servicio de transporte público a cargo de la empresa Trole Bus es poco menos que pésimo, las unidades no se encuentran en buen estado. Para nadie es un secreto que el Trolebus colapsó hace años y que el servicio de Ecovía necesita de unidades que no generen contaminación debido a su vetustez. En el Metrobus la historia es mucho peor, aunque sus estaciones fueron remodeladas y estéticamente son similares a las del Trolebus y Ecovía, sus unidades, la mayoría de la compañía CATAR, contaminan ampliamente, se descomponen cada cierto tiempo, y no abastecen a la amplia demanda de capitalinos que viven al extremo norte de la ciudad.

La inauguración del Parque Bicentenario fue una burla para la gran mayoría de ciudadanos que vive en Quito, ¿Qué es el Parque Bicentenario por fuera de algunas figuras que se exhiben como en los bulevares de la capital y vastas extensiones de pistas de aterrizaje? El mismo aeropuerto Mariscal Sucre con otro nombre y sin aviones cursando los cielos.

Los puntos señalados forman parte de la derrota en el ámbito administrativo de la gestión municipal. Esto, deslegitimó a Barrera en los espacios públicos de interacción ciudadana: plazas, mercados, parques; donde los ciudadanos desarrollan su quehacer diario y, sobre todo, donde la política aterriza su discurso para convertirse de lo abstracto a lo concreto; motivo por el cual, Barrera perdió legitimidad en el mundo de lo cotidiano. Sin embargo, la peor de las derrotas de Barrera fue el no convertirse en el eje articulador de la ciudadanía entorno a la propuesta política de Alianza PAÍS, por ejemplo, para ampliar los Comités de la Revolución Ciudadana (CRC), muchos de ellos mitos urbanos sobre los cuales se conoce poco.

De la deslegitimación a la autoflagelación

La gestión de Augusto Barrera, deslegitimada por los ciudadanos capitalinos y residentes en Quito, carecía de autonomía de pensamiento para hacer con los recursos asignados por el Estado propuestas y proyectos por fuera de Carondelet; y eso nos lleva a preguntar ¿existía una propuesta de gobierno municipal y obra social por fuera de la hoja de ruta enviada desde Palacio? El Municipio pasó de ser un ente ejecutor de obras para la ciudadanía en temas de vialidad urbana, seguridad, recreación y movilidad; a una mera caja de resonancia del gobierno central.

El mismo Barrera se auto-flageló en medio de su desesperación, al momento de aceptar que el Presidente de la República haga campaña por él, y a nombre de él, ya que se despojó de los últimos resquicios de legitimidad ciudadana para envestir al Mandatario con ese poder simbólico entregado por los ciudadanos a través del voto. De esta manera, Correa se convirtió en vocero estratégico de la campaña, en primera instancia, y en cuasi-candidato, en segunda. Sin embargo, la lección para Correa luego del 23 de febrero fue clara: Defender un proyecto político no implica defender a una persona y los votantes identificaron que el voluntarismo del Presidente le hizo subestimar la intención del voto de los electores.

Este error táctico debido al exceso de confianza del Gobierno se ha repetido en varias ocasiones- aunque sin mayores consecuencias-, por ejemplo, en las elecciones para asambleístas, donde se inscriben candidatos- salvo ligeras excepciones- sin mayor trayectoria, preparación, conocimientos y carisma. En esto la lógica del Presidente y del movimiento de Gobierno es simple: candidato que posa junto a Rafael Correa para afiches y carteles gana las elecciones sin importar nada, porque el Mandatario es el encargado de «endosar» los votos al candidato y este a cambio, cuando llega a la curul o a la dignidad de elección, simplemente retribuye el favor despojándose de su legitimidad y autonomía de pensamiento1. En Quito, este error táctico-político originó que Correa pierda como cuasi-candidato y como líder de Alianza PÁIS, luego de siete años de victorias electorales.

El contendor nato…

La presencia de Mauricio Rodas puede re-activar la re-organización de los movimientos sociales por fuera del oficialismo, ya que la izquierda puede encontrar en Rodas a su contender nato, aquel que se reconoce así mismo como de derecha y por ende, actúa como tal. Aunque para los grandes medios de comunicación públicos, privados e incautados la disputa por el control de Quito se encuentra entre el gobierno del Presidente Correa con su movimiento Alianza PAÍS, y la nueva alcaldía de Quito liderada por Mauricio Rodas. Las organizaciones tendrán que hacer el respectivo análisis y caracterización de la participación de Rodas en la opinión pública, sus discursos y, sobre todo, su relacionamiento con actores políticos nacionales e internacionales para visibilizarse a nivel local y distinguirse del tufo reformista que emana la Revolución Ciudadana y que hizo que varios partidos de la llamada «izquierda marxista» se conformen- por decirlo así- con los puestos públicos entregados por el Gobierno. La forma de pago de los reformistas es simple: cumplir con los rituales de movilización convocados por Correa para sacar de manera folklórica las banderas rojas y negras.

Finalmente, luego de todo lo expuesto es necesario analizar a Rodas y su partido más allá de la Fundación Ethos, esto implica caracterizarlo en el ejercicio de su gestión y antes de ella. De esta manera, se podrán dilucidar las siguientes inquietudes: ¿La presencia de Rodas en la coyuntura política nacional marca o no el ascenso de una burguesía distinta a la que ascendió con Correa?, ¿Es o no Rodas el nuevo rostro de la política socialcristiana o de la democracia cristiana, con la diferencias del caso?, ¿Qué actores nacionales e internacionales apoyaron su candidatura y apoyarán su gestión? ¿Es posible que los movimientos y organizaciones sociales se re-articulen y re-organicen entorno a nuevas reivindicaciones locales?

Nota

1 Esto último aconteció con Paola Pavón y un pequeño grupo de asambleísta que luego de expresarse favorables al aborto, en casos de violación, luego de discrepar con el criterio oficial fueron llevadas al tribunal disciplinario del movimiento de Gobierno para luego ser amonestadas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.