a película yanqui multimillonaria de actualidad máxima y polémica asegurada, desmiente abrumadoramente la supuesta crisis hollywoodense o hollywoodiana en cuanto a propaganda de guerra de masas, bien articulada, con excelentes resultados para reforzar el militarismo y debilitar las resistencias internas a las intervenciones militares en el extranjero. Despreciar, denigrar y dejar en el desperdicio más […]
a película yanqui multimillonaria de actualidad máxima y polémica asegurada, desmiente abrumadoramente la supuesta crisis hollywoodense o hollywoodiana en cuanto a propaganda de guerra de masas, bien articulada, con excelentes resultados para reforzar el militarismo y debilitar las resistencias internas a las intervenciones militares en el extranjero.
Despreciar, denigrar y dejar en el desperdicio más racista a otras culturas y pueblos de los países ocupados, es recurso obligado y recurrente de esas películas de propaganda de la industria armamentista. Ensalzar a carácter de patriotas a asesinos en serie, en vez de meterlos en la cárcel, tampoco es que sea una novedad, a la hora de fabricar el relato de quienes son más eficientes en la máquina de matar con uniforme, para los que se ha producido una normativa especial que los excluye de la aplicación de justicia, es decir tienen licencia e inmunidad e impunidad para asesinar.
Si es o no esto nazismo o fascismo puede resultar un debate artificioso y estéril, en la tremenda asimetría con los recursos y medios que puedan tener los sectores que defienden y difunden los valores de la Paz.
La paz, con esta pedagogía de la muerte, no es más que otra víctima directa, nada colateral, que no podrá ser revivida si no es con muy potentes Movimientos que de forma pendular han podido expresarse con fuerza en algunas épocas, especialmente dentro de los EEUU.
Una película, de asesinos en serie disfrazados y estimulados con prendas militares oficiales, no es mejor ficción que la realidad de los ejércitos yanquis, o francés, o inglés, o israelita..en todos los tiempos coloniales e imperiales.
Una película de exterminio legalizado de personas nos retrotrae en este caso a las cavernas de la historia, pero mucho peor, y se carga de un plumazo a las miles de iniciativas e intentos de formular, reforzar y estimular los valores de la Paz y no violencia como los expresados el viernes pasado 30 de enero en tantísimos centros de enseñanza de Asturias y de todo el mundo.
La película de Clint E. multipagado con tantos millones de dólares es la antipedagogía misma, y cuando radios y teles y periódicos la difunden con tanta fruición sin duda están contribuyendo acríticamente a echar fuego a las guerras del presente y a preparar las conciencias adormecidas para las guerras del futuro, que la industria de la muerte ya tiene en agenda.
El director yanqui en este y otros casos vuelve a dar de bofetadas ideológicas a Gandhi, y vuelve a empequeñecer a Goebbels.
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