Ahora que los cretinos y delincuentes que gobiernan el Estado español, en su afán por sostener su mugriento tinglado y seguir recortando los más elementales derechos humanos, ya no cuidan las formas, ya no tienen vergüenza, ya no estiman reparos; ahora que esa recua de honorables chorizos en Audiencia, esa caterva de mangantes con despacho […]
Ahora que los cretinos y delincuentes que gobiernan el Estado español, en su afán por sostener su mugriento tinglado y seguir recortando los más elementales derechos humanos, ya no cuidan las formas, ya no tienen vergüenza, ya no estiman reparos; ahora que esa recua de honorables chorizos en Audiencia, esa caterva de mangantes con despacho en Palacio y asiento en el Congreso ya no encuentran a mano qué otro derecho pueda ser rebajado, limitado, reducido; ahora que los recortes se han llevado hasta la gratuidad del agua en los hospitales, … ¿por qué no recortar, también, su prepotencia, esa burda arrogancia con la que van y vienen entre coces y copas?
Bastaría con que recortara sus desplantes quien responde como ministro del Interior español, ante la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ha condenado por unanimidad al Estado español a liberar a una mujer vasca presa ilegalmente y a indemnizarla con 30 mil euros. Y son 60 presos vascos más los que esperan sentencia e indemnizaciones semejantes mientras el Estado español desacata el fallo de un tribunal del que es signatario. Alrededor de 2 millones de euros, amén de los gastos que se deriven de los juicios, y que habría que sumar a otras sentencias e indemnizaciones anteriores por detenciones improcedentes y torturas va a suponerle al Estado español su chulesca arrogancia.
¿Por qué no, entonces, recortar bravatas, ridículos, vejaciones, fantasmadas, abusos, prohibiciones, atropellos, torturas…? ¿Por qué no recortar ministros?
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