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In memoriam

Pramoedya Ananta Toer

Fuentes: Rebelión

Ha muerto Pramoedya Ananta Toer, escritor que fue conocido en castellano y en euskera gracias a editorial Txalaparta. Nació en febrero de 1925 en Blora, una pequeña ciudad de Java central, en Indonesia. Habituados al uso de un solo nombre, el escritor era conocido como Pramoedya en el mundo académico y como Pram entre sus […]

Ha muerto Pramoedya Ananta Toer, escritor que fue conocido en castellano y en euskera gracias a editorial Txalaparta. Nació en febrero de 1925 en Blora, una pequeña ciudad de Java central, en Indonesia. Habituados al uso de un solo nombre, el escritor era conocido como Pramoedya en el mundo académico y como Pram entre sus compañeros de letras. Estaba casado con Maimoenah Thamrin y tenía 8 hijos. Era miembro de honor del Pen Club de Holanda, Japón, Australia, Suecia, Estados Unidos, Suiza e Inglaterra. Había recibido los premios de la Fundación para la Libertad de Expresión (1989), Stiching Wertheim de Holanda (1995) y el Ramon Magsasay de Filipinas (1995). En abril de 1999 fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).

Durante la Segunda Guerra mundial fue militante del Ejercito Revolucionario de Liberación Nacional contra la ocupación japonesa. Concluida la guerra fue detenido por los holandeses, dueños de la colonia, torturado y encarcelado. Debido a sus escritos anticolonialistas y protestas fue detenido y enviado a prisión por los dos dictadores que ha padecido Indonesia: Sukarno y Suharto.

Pramoedya escribía en bahasa indonesia, el idioma que ha unido a las 13.367 islas del archipiélago. A pesar de que sus obras han sido traducidas a más de 30 idiomas, aún siguen vetadas en su país natal, en donde el escritor ha permanecido en prisión y arresto domiciliario desde 1965 hasta 1998, cuando pudo salir para realizar una gira literaria por Estados Unidos.

Durante años, Pramoedya ha sido el símbolo y la bandera de la lucha por la libertad en Indonesia. Ya en 1977, Amnesty International le dedicaba una parte de su informe anual: «Pramoedya Ananta Toer, autor de novelas y ensayos, es, para muchos, el mejor escritor indonesio de su generación. Algunos párrafos escogidos de sus libros son, aún, parte de los libros de enseñanza de Indonesia. En octubre de 1965 fue condenado a cadena perpetua. Dentro de su arresto, se le ha prohibió el papel y el bolígrafo».

Pramoedya Ananta Toer fue conocido como el «Nelson Mandela de Indonesia». Desde 1978 había sido propuesto repetidamente para el Premio Nobel de Literatura. Fue admirado por escritores ya desaparecidos como Jean-Paul Sartre y Louis Aragon, que le enviaban papel y bolígrafos para que pudiera escribir en su reclusión. Sus trabajos han tenido un éxito impensable fuera de sus fronteras. Sus personajes y héroes, de ahí su reconocimiento, son gentes sencillas que intentan subsistir cada día al gran reto que es la vida. Pramoedya era de los escritores que confiaban en la literatura para cambiar el mundo. Como él mismo reconoció, los escritores realistas y naturalistas le influenciaron en su formación. En esa línea, fue traductor de Saint-Exupéry, Tolstoi, Gorki, John Steinbeck… al bahasa.

La editorial Txalaparta editó seis de sus libros: su tetralogía, conocida con el nombre del «Cuarteto del Buru» (Tierra humana, Hijo de todos los pueblos, Hacia el mañana y La casa de cristal), así como Canción Triste de un mudo, relato estremecedor de su estancia durante 14 años en la isla-prisión de Buru. Asimismo, publicamos en euskara Iheskaria (El fugitivo).

Su capacidad ha sido la de contar historias, narrarlas de manera sencilla, con humildad, como si estuviera delante de un grupo de oyentes Son humanas, llenas de elementos comunes a todas las culturas.

El mundo que Pramoedya nos ha entregado es un mundo de compromiso, lleno de irritación contra la injusticia y de cariño hacia los más débiles. No imaginaba una sociedad que no descanse en los pilares de la solidaridad. Sus héroes son personajes fieles a los suyos.

Sus historias se entremezclan como el agua de un río que agrupa tierras y gentes en su camino hacia el mar. Una tras otra, van tomando cuerpo y cuando están a punto de desaparecer son engullidas por la siguiente. Como su propia vida.