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La nueva lectura de Marx de Michael Heinrich (XXXIV)

Precio de coste, beneficio y tasa de beneficio. Categorías y mistificaciones espontáneas

Fuentes: Rebelión

El libro tercero se compone de 7 secciones agrupadas en tres subconjuntos. Las dos primeras tratan, respectivamente, de la transformación de la plusvalor en ganancia y la transformación de la ganancia en ganancia media. La sección III analiza los distintos aspectos de la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia. Por último, […]

El libro tercero se compone de 7 secciones agrupadas en tres subconjuntos. Las dos primeras tratan, respectivamente, de la transformación de la plusvalor en ganancia y la transformación de la ganancia en ganancia media. La sección III analiza los distintos aspectos de la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia. Por último, las secciones IV a VII tratan, sucesivamente, del capital comercial, el que «devenga interés», la renta de la tierra y los réditos (Diego Guerrero, 2008)   

Cuanto más tiempo paso en Wall Street -dijo el banquero- más convencido estoy de que Marx tenía razón. Hay un premio Nobel a la espera de un economista que resucite la obra de Marx y la convierta en una teoría coherente. Estoy plenamente convencido de que los planteamientos de Marx son la mejor forma de analizar el capitalismo (John Cassidy, corresponsal de economía del New Yorker, 1997, conversando con un banquero británico que trabajaba en Nueva York). 

 

Estamos en el capítulo VII: «Beneficio, beneficio medio y la «ley de la caída tendencial de la tasa de beneficio», pp. 185-199. Tres apartados también, como el VII. Veamos un resumen del primero de ellos. No dejen de leer el excelente comentario crítico (al final de todo) del profesor Manuel Martínez Llaneza.  

El capítulo VII se abre con una breve entrada en la que MH señala que de este capítulo al X se tratarán en su libro los temas del libro III de EC. En este libro, apunta, se encuentran por primera vez aquellas categorías que expresan la empiria de las relaciones capitalistas, la forma en que el modo de producción capitalista se presenta inmediatamente a la percepción.

La conexión de los tres libros de EC la caracteriza Marx del siguiente modo al comienzo de este tercer libro (resumo):

1. En el libro I, se investigaron los fenómenos que presenta el proceso de producción capitalista considerado para sí, como proceso directo de producción.

2. Este proceso directo de producción no agota el curso vital del capital. En el mundo real se completa con el proceso de circulación.

3. Este constituye el objeto de las investigaciones del libro II.

4. Aquí se mostró que el proceso de producción capitalista, considerado en su totalidad, es la unidad del proceso de producción y del proceso de circulación.

5. En este libro III, no se trata de formular reflexiones generales sobre esta unidad.

6. Se trata de descubrir y de exponer las formas concretas que surgen del proceso de movimiento del capital considerado como un todo.

7. Las configuraciones del capital, tal y como se desarrollan en el libro III, se aproximan paulatinamente, por tanto, a la forma en que aparecen en la superficie de la sociedad, en la acción recíproca de los distintos capitales, en la competencia, y en la conciencia habitual de los agentes de la producción.

Vayamos al apartado «Precio de coste, beneficio y tasa de beneficio».  

El valor de toda mercancía producida de forma capitalista, nos recuerda MH, se puede expresar como c + v + p, en donde c expresa el valor de los medios de producción consumidos y v + p expresa el nuevo valor producido por medio del gasto de trabajo vivo.

Para el capitalista es esencial c + v: indica lo que le cuesta la mercancía. Marx designa esta magnitud como el precio de coste de la mercancía.

En la generación de valor, c y v desempeñan papeles completamente diferentes: el valor de los medios de producción consumidos se transfiere al producto; en cambio, el valor de la fuerza de trabajo no tiene absolutamente nada que ver con el valor del producto. Lo que se transfiere al producto es un nuevo valor que resulta del gasto de fuerza de trabajo. Este nuevo valor es igual a v + p.

Los distintos papeles que tienen c y v en la generación del valor no son perceptibles de inmediato: en la forma de salario parece que todo el trabajo es trabajo pagado. Con v parece pagarse la contribución de valor del trabajo al producto acabado, de la misma manera que con c parece pagarse la contribución de valor de los medios de producción consumidos. No se percibe una diferencia fundamental entre ambos componentes del capital. «La única diferencia que ve el capitalista es la diferente entre el capital fijo y el circulante. Pero esta no tiene nada que ver con la generación del valor, sino con el momento en que refluye el valor».

El plusvalor p es solo un excedente del valor de la mercancía sobre su precio de coste, sobre el valor del capital gastado en la producción. Para el capitalista está claro que este excedente de valor tiene su causa en los procesos productivos que ocurren con el capital. Pero ya que el capitalista no ve ninguna diferencia entre la participación de cada una de las partes del capital con respecto a la generación de valor, este excedente parece surgir en la misma medida de todas las partes del capital (del constante y del variable, de la misma manera que del fijo y el circulante).

[En nota apunta MH: «Tanto en economía política clásica como en la teoría económica actual se dan interpretaciones completamente diferentes sobre la causa que origina este excedente de capital»].  

El plusvalor como resultado del capital total adelantado es el beneficio.

En el beneficio se refiere la misma magnitud al valor del capital total adelantado en vez de referirla al valor de la fuerza de trabajo.

Pero el beneficio no es solo otra expresión para el plusvalor. Lo relevante es que al beneficio va unida una representación totalmente diferente que «mistifica» las relaciones reales. El plusvalor es el excedente del nuevo valor creado por el objeto vivo sobre el valor de la fuerza de trabajo; el gasto del trabajo vivo en la causa del plusvalor (en condiciones capitalistas).

Por el contrario, el beneficio es el excelente del valor de la mercancía sobre la parte del capital adelantado consumido en su producción. El capital aparece aquí como la causa del beneficio.

MH ilustra la diferencia entre el plusvalor y el beneficio con la siguiente cita de Marx:

En el plusvalor ha salido a la luz la relación entre capital y trabajo; en la relación entre capital y beneficio (…) aparece el capital como relación consigo mismo, una relación en la que se distingue como suma originaria de valor respecto de un nuevo valor puesto por él mismo. Lo que está en la conciencia es que el capital engendra este nuevo valor durante su movimiento a través del proceso de producción y del proceso de circulación. Pero el modo como ocurre es algo que se presenta mistificado, y parece proceder de cualidades ocultas que le son inherentes al capital mismo.  

La mistificación, prosigue MH, de las relaciones reales que se da en el beneficio tiene como presupuesto otra mistificación: el salario como pago del trabajo. Solo porque el salario aparece no como pago del valor de la fuerza de trabajo, sino como pago del valor del trabajo, puede aparecer el plusvalor como beneficio, esto es, como fruto del capital.

Pero el plusvalor en la forma del beneficio no es solo una representación mistificada de las relaciones reales. Esta representación tiene relevancia práctica, pues el capitalista solo está interesado en el beneficio como excelente del valor de las mercancías sobre el capital necesario para su producción.

Por lo tanto, para él la medida de la valorización no es la tasa de plusvalor (p/v) sino la tasa de beneficio (p/ (c + v)). En cada adelanto de capital, el capitalista está interesado en una tasa de beneficio lo más alta posible, esta es la magnitud decisiva para la actuación de los capitalistas.

La tasa de beneficio, en condiciones por lo demás invariables, puede aumentar por una elevación de la tasa de plusvalor. Pero la tasa de beneficio también puede incrementarse con una tasa de plusvalor constante (o incluso decreciente añade MH). Para ello hay básicamente tres posibilidades:  

La primera: Economía en el empleo del capital constante. Se manejan de manera más económica los elementos del capital constante. Tal ahorro puede surgir de un aumento del volumen de la producción: una producción dos veces mayor no necesita forzosamente el doble de energía, edificios, etc. Esto ocurre especialmente cuando la ampliación de la producción se obtiene mediante una prolongación del tiempo de trabajo: en una empresa que tenga dos turnos de puede producir, con las mismas máquinas y edificios, el doble que en una empresa que tenga un solo turno; solamente tienen que duplicarse las materias primas.

Con una tasa de plusvalor constante se duplican el plusvalor y el capital variable, pero el capital constante aumenta mucho menos del doble, de modo que la tasa de beneficio experimenta un enorme crecimiento. Por eso el capitalista también se puede permitir el pago de horas extra y el pago de suplemento por trabajo nocturno. Esto hace que disminuya algo la tasa de plusvalor, pero a pesar de ello aumenta la tasa de beneficio debido el enorme ahorro de capital constante.

Con un volumen de producción que permanezca invariable se puede conseguir un ahorro de c por medio de una utilización más racional de las materias primas y de la energía, pero también a costa de los trabajadores, ahorrando en las medidas preventivas para la seguridad laboral, asumiendo procesos de trabajo nocivos para la salud, etc.

MH nos recuerda que en un apartado anterior (el V.III) ya nos habló del ahorro en el empleo del c pero solo un factor que abarata el producto. Ahora se pone de manifiesto que dicho ahorro eleva al mismo tiempo la tasa de beneficio.  

La segunda : Economía en la producción del capital constante: si disminuye el valor de los elementos del capital constante se reduce el valor del capital constante sin que tenga que producirse ningún cambio en el modo de producción concreto. El aumento de la tasa de beneficio en una esfera se debe entonces al aumento de la fuerza productiva en otra esfera. 

La tercera: aceleración de la rotación del capital : si un capital rota dos veces en un año, se produce el doble de plusvalor que en el caso de un capital que, bajo condiciones por lo demás idénticas, solo rota una vez en un año. Por consiguiente, la tasa de beneficio del primer capital sería el doble que la del segundo. Cada aceleración de la rotación del capital eleva la tasa de beneficio.  

El siguiente apartado, el segundo de capítulo, lleva por título: «Beneficio medio y precio de producción».  

PS. El más que interesante comentario crítico de Manuel Martínez Llaneza

Ciertamente, como dice MH y hemos comentado varias veces, el primer libro de El capital trata fundamentalmente de la producción y el segundo de la circulación, pero no es cierto (punto 4 del resumen) que el proceso, en su totalidad, es la unidad de ambos procesos, ya que el libro tercero presenta nuevos análisis imprescindibles para entender el funcionamiento global del capitalismo, en particular sobre la competencia entre capitalistas y el reparto de la plusvalía global transformada en beneficios particulares.

Hay que recordar que Marx era consciente de ello y, como le escribió a Engels, pensaba dejar desarmados a los críticos del libro primero cuando publicara el resto; no lo hizo. Por eso, para entender el modelo de Marx, hay que entender el tercer libro, aunque, como se ve continuamente, para cuadrar los resultados es más fácil desvirtuar el primero haciéndole decir lo que no dice. Por ejemplo: que las mercancías se venden por su valor o que cada capitalista se apropia de la plusvalía que producen sus trabajadores.

Volvemos sobre cosas ya analizadas como el esquema M-D-M’ en un capitalista para encajar a la fuerza los nuevos conceptos. Habíamos visto que, si M’>M, como ocurre habitualmente, la diferencia son los beneficios del capitalista B=M’-M, que serían pérdidas en caso contrario. No hay inconveniente en considerar compuesto M por c+v, como no lo hay en otras divisiones siempre que se cuide en qué unidades se mide, pero es erróneo considerar M’= c+v+p y deducir de ello B = p, es decir, que el beneficio de cada capitalista es la plusvalía que él extrae (estamos en todo caso prescindiendo ambos de gastos de comercialización, intereses, etc.). Y lo es porque, siendo la plusvalía total de una economía igual al beneficio total de la misma, lo que investiga Marx es precisamente es cómo se reparte esa plusvalía como beneficio de los capitalistas individuales y no es, ni mucho menos, por la plusvalía que extraen cada uno, sino por el mecanismo de fijación de precios, que no de valores, que espero veamos más adelante cuando aparezca la composición orgánica del capital y se usen correctamente la tasa de beneficio y de plusvalía, sin lo cual no se puede entender nada. Hasta entonces, hay alguna media verdad en lo que dice, pero no se trata de mistificaciones, sino de conceptos económicos diferentes.

Sí es cierto que cada uno ve en el mundo lo que le interesa ver, pero no solo los capitalistas, sino también los comentaristas de Marx, por lo que hay explicaciones que no explican nada, ni siquiera por qué el capitalismo evoluciona hacia la inversión en capital constante en vez de emplear el capital en sacar plusvalía (dicen que es beneficio) del capital variable, que es de donde sale, del trabajo humano. Claro que al capitalista le importa el beneficio -¿qué otra cosa le va a importar?-; por eso, si no distinguimos correctamente entre valor y precio, no podremos entender la aportación de Marx y estaremos condenados a la economía subjetiva de la marginalidad y sus epígonos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.