Este libro que ahora se presenta traducido en lengua coreana fue originalmente editado en castellano (El Viejo Topo) e inglés (Pluto Press) en el año 2007, justo antes del inicio de la gran crisis económica. En el año 2014 se realizó una edición en lengua checa (Rubato). Releído después de estos años, y al margen […]
Este libro que ahora se presenta traducido en lengua coreana fue originalmente editado en castellano (El Viejo Topo) e inglés (Pluto Press) en el año 2007, justo antes del inicio de la gran crisis económica. En el año 2014 se realizó una edición en lengua checa (Rubato). Releído después de estos años, y al margen de alguna posible actualización, es de completa actualidad. Y no solamente porque varios de los temas tratados son bastantes intemporales (algunos capítulos están dedicados a las justificaciones político-filosóficas de la renta básica, otros a análisis de los subsidios condicionados comunes a muchos Estados, y algún otro a responder a las críticas más habituales lanzadas contra la renta básica), sino porque la situación a la que se ha llegado después de 10 años de crisis y de las políticas económicas aplicadas supuestamente para hacerle frente, es realmente catastrófica para una buena parte de la población europea. Este deterioro de las condiciones de vida y trabajo de la población no estrictamente rica, han convertido la propuesta de la renta básica en una necesidad más urgente de lo que podía serlo en una situación de más bonanza económica. Efectivamente, después de 10 años de crisis, la renta básica cobra un papel más relevante.
El libro se edita en lengua coreana en unos momentos en que nunca la renta básica había sido motivo de tanta atención mediática. Medios como TheGuardian, The Economist, The Wall Street Journal, The Financial Times, TheNew York Times, El País, Der Spiegel y muchas más publicaciones de todo el mundo han publicado a lo largo de lo que llevamos de 2016 innumerables artículos sobre la renta básica. Algunos bien informados, otros no tanto y aún otros pésimamente informados. Tanto artículo ha contribuido a un conocimiento de la renta básica, sin duda. Pero también ha puesto de manifiesto que hay versiones de esta propuesta muy de derechas, de centro y de izquierdas. Estar a favor de la renta básica sin más no dice nada de la posición política de quien la defiende. Hay quien se regocija afirmando que la renta básica no es ni de derechas ni de izquierdas. ¡Qué tontería más espectacular! Sólo una observación de la realidad es suficiente para salir del error. Para saber la orientación política de cualquier defensor de la renta básica es necesario saber cómo se propone financiarla. Los defensores de derechas pretenden desmantelar el Estado de Bienestar (o lo que queda de él) a «cambio» de la renta básica. Los de izquierdas pretenden una redistribución de la renta de los más ricos al resto de la población y el mantenimiento o fortalecimiento del Estado de Bienestar. Yo me incluyo en el segundo grupo.
¿Qué es lo que ha motivado tanta atención sobre la renta básica, una asignación monetaria incondicional a toda la población? Son varios los motivos: el referéndum suizo que se celebró el pasado 5 de junio, las declaraciones en apoyo de la propuesta de Yanis Varoufakis, el que fue ministro de finanzas griego y enemigo declarado de las políticas austericidas de la Unión Europea, la inclusión de la renta básica en los programas electorales de algunos partidos… Sí, hay muchos motivos, pero en mi opinión hay uno que debe destacarse sobre todos los demás: la situación en la que está sumida gran parte de la población no rica como consecuencia de las políticas económicas practicadas, especialmente en la Unión Europea, a partir del estallido de la crisis económica en el año 2008.
¿Por qué es más necesaria la renta básica en la actual situación caracterizada por el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría social no rica? Muy resumidamente:
1) La pérdida involuntaria del empleo provoca una situación de gran inseguridad económica y vital. Perder el puesto de trabajo, pero disponer de una renta básica supondría afrontar la situación de forma menos angustiosa. En una situación de crisis, donde la cantidad de desempleo es mucho mayor y más prolongada, el acceso a una renta básica cobra mayor importancia social. Más aún, cuando es más creciente la debilidad o directa inexistencia de seguros de desempleo amplios y de larga duración.
2 ) La renta básica podría cumplir un papel muy importante en la recomposición del interés colectivo de la clase trabajadora y en las luchas de resistencia tanto para los que cuentan con representación organizada como para los que no. La renta básica no es una alternativa sustitutiva del salario y no debilita la defensa de los intereses de la clase trabajadora, sino que aparece como un instrumento que fortalece la posición de toda la fuerza de trabajo tanto en el mismo lugar de trabajo como en la propia búsqueda de empleo. Además, la renta básica supondría, en caso de tener que afrontar huelgas, una especie de caja de resistencia incondicional, y sus efectos para el fortalecimiento del poder de negociación de la clase trabajadora son fáciles de evaluar. La disponibilidad de una renta básica permitiría afrontar el conflicto laboral de una forma mucho menos insegura: a día de hoy, dependiendo de los días de huelga, los salarios pueden llegar a reducirse de forma difícilmente soportable si, como suele ocurrir para la inmensa mayoría de la clase trabajadora, no se dispone de otros recursos.
3) También la renta básica posibilitaría la reducción del riesgo a las personas que hayan emprendido proyectos de autoempleo. En una situación de crisis económica, la renta básica, además de suponer un instrumento que facilitaría las tareas de autoocupación, incluso la organización cooperativa de sus beneficiarios, también representaría una mayor garantía para poder hacer frente, aunque fuera parcialmente, a los que no tuvieran éxito con su pequeño negocio.
4) Una de las consecuencias más señaladas de la renta básica sería la gran mitigación de la pobreza. Inclusive permitiría de manera realista plantear su efectiva erradicación. No sólo posibilitaría sacar a millones de personas de la pobreza, sino que construiría un soporte de protección para no recaer en ella. Después de casi 10 años desde que empezó la crisis, la pobreza es cada vez mayor.
5) Un tema muy debatido ante la crisis es la necesidad de sostener el consumo de las personas. De hecho, muchas personas tuvieron en los años del boom una capacidad de consumo por encima de sus ingresos laborales gracias a la inflación de precios de activos financieros y de créditos, especialmente hipotecarios pero también de consumo. Este consumo por endeudamiento en general no favorece a los grupos más pobres. Además, con el ajuste no sólo se terminan esos ingresos extras sino que los reducidos ingresos laborales deberán utilizarse en parte para pagar la deuda acumulada. La renta básica sería un estabilizador del consumo fundamental para sostener la demanda en tiempos de crisis, especialmente para los grupos más vulnerables. «Si se pone el dinero en manos de los que lo necesitan, es muy probable que lo gasten, y eso es, exactamente, lo que necesitamos que pase», por utilizar las palabras de Paul Krugman.
Pero estas razones que nos hablan de una mayor necesidad de una renta básica en una situación derivada de la crisis económica y de las políticas económicas puestas en funcionamiento una vez manifestada la crisis, chocan con la prioridad de los grandes partidos parlamentarios para adaptar las políticas económicas a la reducción del déficit público mediante grandes recortes de las partidas dedicadas a gastos sociales y servicios públicos.
Quizá sea éste el principal motivo de que la renta básica resulte cada vez más atractiva para muchas personas que provienen fundamentalmente de los movimientos sociales que intentan luchar y resistir las políticas económicas austericidas. Este dato es un factor que seguramente tomará más importancia en el futuro más inmediato.
Cada vez son más las personas convencidas de que la renta básica supondría, efectivamente, garantizar la existencia material de toda la población. Este objetivo directo me parece prioritario a cualquier otro. Me permito añadir otro importante efecto. Como es palmariamente notorio, una de las características fundamentales del funcionamiento económico es la gran capacidad de que dispone el capital para disciplinar a la población trabajadora. El factor principal de esta capacidad disciplinaria es la existencia de una gran parte de población trabajadora sin empleo. Cuando la posibilidad de despido se convierte en algo cada vez más frecuente en una situación de crisis, más dispuesta está la población trabajadora a aceptar condiciones laborales peores. El aproximado pleno empleo, cuando existía, comportaba un debilitamiento de esta disciplina empresarial. Quien lo dijo, desde el otro lado de la barricada, de forma ejemplar fue Alan Budd, asesor económico de Margaret Thatcher que en un momento de descuido llegó a decir que las políticas antiinflacionistas de los años 80 eran «una forma estupenda de elevar el desempleo y elevar el desempleo era una forma extremadamente deseable de reducir la fortaleza de las clases trabajadoras…». Fantástico. La sinceridad se agradece. La renta básica representaría una herramienta muy poderosa para debilitar esta capacidad disciplinaria del capital. Creo que, aunque pueda resultar muy paradójico, los sindicatos en general con alguna honrosa excepción, no han entendido la enorme capacidad de la renta básica para debilitar la disciplina que el capital puede imponer, e impone, en una situación de enorme desempleo.
En este libro se intentan responder algunas cuestiones más o menos tradicionales en relación a la renta básica y otras no tan «tradicionales».
¿Es justa una renta básica? Algunas diferentes teorías de la justicia que defienden la renta básica se explican en el libro si bien se toma claramente partido por la concepción histórica de la libertad republicana. Una concepción para la cual las grandes desigualdades sociales y económicas son una amenaza a la libertad.
¿No son mejores los subsidios dirigidos a los pobres para combatir la pobreza? Y se muestra algo que aparentemente parece contraintuitivo: la renta básica por su carácter incondicional es una medida mucho mejor para combatir la pobreza que… los subsidios dirigidos a combatir condicionalmente la pobreza.
¿Se puede financiar una renta básica? Se muestra en el libro que mediante una reforma fiscal es perfectamente posible hacerlo. ¿Quién gana y quién pierde con esta reforma que permitiría financiar la renta básica? Los ricos pierden, cerca del 80% de la población empezando por el más pobre gana. De ahí que la crítica según la cual «la renta básica es injusta porque también se da a los ricos que no tienen necesidad alguna de recibirla», pierde toda su aparente fuerza.
¿La gente trabajaría con una renta básica? En el libro se dedica un capítulo a los tres tipos de trabajo (remunerado, doméstico y voluntario) y cómo quedarían afectados por una renta básica.
Estas son algunas de las cuestiones que se abordan en Basic Income. The Material Conditions of Freedom. Cuando a principios de junio de 2016 fui invitado a Corea del Sur por el Institute for Political and Economic Alternatives y la Basic Income Korea Network, la sección de la Basic Income Earth Network que ha organizado el XVI congreso del BIEN en julio de este mismo año, estas cuestiones, junto a otras muchas que son analizadas en este libro, fueron planteadas por las personas asistentes a los distintos actos en los que tuve el honor de participar. Son, como difícilmente podría ser de otra manera, las preguntas, dudas y objeciones similares que se plantean en todos los lugares del mundo en donde se discute esta propuesta. Uno de los actos realizados en Corea del Sur fue un encuentro que me pidió Lee Jaemyung, el alcalde de la gran ciudad de Seongnam City y traductor al coreano de este libro. Fue una entretenida y para mi muy instructiva entrevista. Las posibilidades que Lee Jaemyung consideraba que tenía la resta básica me convencieron del profundo conocimiento que el alcalde tenía de esta propuesta. Sin ninguna duda, la estancia en Seúl fue para mi de mucha utilidad y espero que también lo haya sido para la difusión de la renta básica en Corea del Sur.
Deseo que este libro ahora editado en lengua coreana pueda contribuir al conocimiento de la renta básica entre sus hablantes. Agradezco a la editorial Chaekdam su interés por publicarlo. Ojalá que Corea se encuentre pronto entre los países en donde la renta básica goce de amplios apoyos. Ojalá porque, utilizando libremente prestadas palabras del gran Thomas Paine, luchamos por la renta básica no por caridad, sino por justicia.
Daniel Raventós es miembro del Comité de Redacción de SinPermiso, presidente de la Red Renta Básica. Comité científico de ATTAC. Profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona