[Antichristus] I sta pre dixerunt mei predicatores, viri mei nominis et iuris cultores. Hec mea gloria, quam diu predixere, qua fruentur mecum, quicumque meruere,Post eorum casum, quos vanitas illusit,PAX ET SECURITAS universa conclusit.»(Esto predijeron mis predicadores/hombres que hablaban en mi nombre y cultivaban el derecho/Esta gloria mia que hace tiempo predijeron/de la que conmigo disfrutan […]
[Antichristus]
I sta pre dixerunt mei predicatores,
viri mei nominis et iuris cultores.
Hec mea gloria, quam diu predixere,
qua fruentur mecum, quicumque meruere,
Post eorum casum, quos vanitas illusit,
PAX ET SECURITAS universa conclusit.»
(Esto predijeron mis predicadores/hombres que hablaban en mi nombre y cultivaban el derecho/Esta gloria mia que hace tiempo predijeron/de la que conmigo disfrutan quienes la mercecieron/tras la caida de aquellos que la vanidad engañara/ha establecido la PAZ y LA JUSTICIA universales)
Ludus de Antichristo ca 1160
Acaba de saltar -como se dice- la noticia: Barack Obama recibirá el premio Nobel de la Paz. Viene así a unirse a la lista de galardonados que incluye algunos turbios personajes o genocidas declarados como Kissinger o Menahem Begin. El mérito del presidente norteamericano: haber dado un nuevo impulso a la diplomacia en las relaciones internacionales y haber sostenido el maltrecho sistema de las Naciones Unidas.
Para quien crea aún que las Naciones Unidas son un instrumento de paz, baste recordar las sanciones de esta organización sufridas por Iraq y que dieron como resultado más de un millón de muertos entre la población civil por falta de suministros médicos y sanitarios fundamentales como el cloro para depurar el agua, medicamentos y material quirúrgico esenciales. La catástrofe social y sanitaria se vio complementada por los bombardeos casi diarios de Iraq con bombas de uranio empobrecido. Los iraquíes no lo olvidaron y, poco después de la invasión americana que sellaba la destrucción de su país, trataron la sede de las Naciones Unidas como un objetivo de guerra.
Las Naciones Unidas también han legitimado -a costa de una flagrante violación de su propia Carta- la invasión y ocupación de Afganistán que Barack Obama perpetúa. Los ataques diarios contra la población civil afgana suman ya miles de víctimas. Todo esto se combina además con una singular instauración de la democracia en la que la OTAN, bajo mandato de las Naciones Unidas, puso en el poder a Hamid Karzai, personaje tan grotesco en el vestir -luciendo sus prendas de corte orientalista «clean» que nadie jamás vistió por aquellas latitudes- como corrupto en su actuación política. El masivo fraude electoral en las últimas elecciones que revalidaron en su cargo a Karzai fue tapado por las Naciones Unidas, la UE, la OTAN y Obama. Occidente en Afganistán no reacciona de la misma manera que en Irán y no ha tenido la brillante idea de organizar allí una de esas revoluciones de colores que le permiten acabar con gobiernos o regímenes molestos.
Es que la de Afganistán es la guerra colonial de los progres, como la de Iraq fue la de los «conservadores». Desde el principio fue saludada por destacados progresistas como una indispensable y bienvenida actuación contra el obscurantismo de los talibanes y hubo incluso quien consideró que tenía objetivos «feministas» como la liberación de la mujer afgana de los férreos lazos de la variante local del patriarcado. Habrá aún quien recuerde las declaraciones de la vicepresidenta de Attac, Susan George a la radio estatal sueca en las que afirmaba explícitamente su apoyo a la guerra y al propio George W. Bush en nombre de la liberación de la mujer y de la lucha contra el integrismo:
«Me equivoqué cuando critiqué los
bombardeos americanos sobre Afganistan.
(…) Valía la pena llevarlos a a cabo para
desembarazarse de los Taliban … Me gustaria
darle las gracias a George Bush. Ha demostrado
que era posible alcanzar a los terroristas y
sus recursos.» «Svenska Dagbladet», Estocolmo,
citado por «Courrier international» (n° 585, 17-23 enero 2002).
Si bien la autora de las declaraciones las desmintió, pude comprobar en la radio sueca que había afirmado textualmente la barbaridad que se le había atribuido. No es, sin embargo, la única personalidad de la izquierda que apoye esta guerra, pues casi toda la izquierda europea lo ha hecho. Zapatero, después de sacar las tropas españolas de Iraq, aumentó los efectivos de la misión colonial afgana. Obama -que no termina de retirarse de Iraq- parece estar haciendo algo parecido.
En Honduras también se está ilustrando Obama por su defensa muy peculiar de la democracia, haciendo todo lo posible mediante su doble juego para que el gobierno golpista llegue hasta las próximas elecciones sin restablecer formalmente en su cargo al presidente Zelaya. Toda una labor de duplicidad que permite seguir siendo progre sin dejar de apoyar un golpe de Estado.
Del mismo modo, y volviendo a Irán, también parece Obama estar preparando un posible ataque contra Irán, tan injustificado como el ataque contra Iraq de su predecesor, pero, esta vez sí, con todas las bendiciones de las Naciones Unidas. La campaña de intoxicación de la «opinión pública», esto es del conjunto de las opiniones privadas de los individuos atomizados sometidos a los medios de propaganda/comunicación, puede que resulte aún más convincente.
La gran diferencia entre Obama y Bush es que Obama bombardea en nombre de la paz y da golpes de Estado condenando a posteriori a sus ejecutores. En ello cumple la recomendación de Maquiavelo. También parece seguir otra recomendación del mismo Florentino cuando este afirmaba: » Siendo siempre necesario que un príncipe sepa usar bien la condición de bestia, debe entre las bestias elegir la zorra y el león, porque el león no se defiende de los ardides y la zorra no se defiende de los lobos. Hay que ser por consiguiente zorra y conocer los ardides y león para amedrentar a los lobos .» (Maquiavelo, El Príncipe, XVIII). El premio Nobel de la paz premia este año a la zorra astuta que sabe ocultar su naturaleza de león. ¿Dónde está aquí la paz?