Este libro es la primera entrega de la memoria escrita de uno de los eventos culturales y políticos más importantes de cuantos hayan tenido lugar en nuestro país durante la última década: El Foro del Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, efectuado en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, los primeros días […]
Este libro es la primera entrega de la memoria escrita de uno de los eventos culturales y políticos más importantes de cuantos hayan tenido lugar en nuestro país durante la última década: El Foro del Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, efectuado en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, los primeros días del mes de Mayo del presente año.
Fue el encuentro de más de medio centenar de personalidades de la intelectualidad de México y del mundo, ante un auditorio de miles de personas, interesadas en examinar la crisis terminal del capitalismo que, en sus estertores se ha vuelto más peligroso y nocivo para la especie humana, que ahora está en peligro de desaparecer junto con su hogar, que no es otro que el planeta tierra.
Tal encuentro de reflexión y de combate fue convocado y organizado por los pueblos originarios que habitan en las montañas del sureste mexicano y, debo reconocer, que los mayores exponentes fueron precisamente sus anfitriones, por conducto de los subcomandantes del EZLN, cuyas intervenciones se recogen en este primer tomo.
Cuando se habla de las bases de apoyo, de las comunidades rurales, de los municipios autónomos, de los caracoles , de las juntas de buen gobierno, del EZLN y su comandancia insurgente, estamos hablando de la versión indígena y moderna de la histórica Comuna de París que se asienta en un vasto territorio del estado de Chiapas, donde los hombres construyen nuevas relaciones de producción , nuevas relaciones sociales, culturales y políticas, que son la base de su bienestar, como dueños que pretenden ser de su propio destino . Se trata de una isla rodeada por el océano putrefacto y decadente del sistema capitalista, que ha comprometido gravemente la independencia del país y empobrecido a nuestro pueblo.
Aunque las diferencias son grandes y obvias, en la comuna chiapaneca como en la de Paris, los gobernantes están entrañablemente ligados al pueblo, son designados por el pueblo y por él pueden ser revocados en cualquier momento. No son parásitos. Sus emolumentos se reducen a lo estrictamente necesario para vivir y se desempeñan con apego a un principio que pronto será universal: «MANDAR OBEDECIENDO».
El ejército no es un grupo especial de hombres armados que se separa y se enfrenta a la sociedad para imponer la voluntad de los explotadores. Es el mismo pueblo armado que defiende los intereses de la comunidad de las agresiones del exterior.
Los hombres y las mujeres se organizan para trabajar y producir en las labores agrícolas, ganaderas, silvícolas y artesanales, sin explotarse unos a otros, sin pedir ni recibir nada del gobierno – que no sean amenazas y agresiones- es decir, desarrollan su economía de manera autónoma, mediante unidades productivas independientes del gobierno y de los monopolios, en cuestiones básicas como son el crédito y la tecnología. Combinando la autogestión y el trabajo colectivo, han alcanzado niveles de vida superiores al promedio de los pueblos que supuestamente reciben ayuda del gobierno. Es más se puede decir que viven mejor que aquellos 50 o 60 millones de mexicanos atrapados por la pobreza extrema, y mucho mejor que los 20 millones que, según confesión del gobierno, no tienen para comer el día de hoy. Aún cuando su base alimenticia son el maíz y el frijol, los indios de esta región se ven fuertes y sanos, solidarios y cariñosos con sus invitados y, sobre todo, felices por vivir en un mundo sin explotadores ni explotados, sin odio ni maldad.
¿Se podría decir que los zapatistas están construyendo una utopía?
No. Rodeada del océano capitalista, la isla que habitan no es parte de los sueños de Tomas Moro ni de ningún ser humano del pasado o del presente. Es real y está habitada por hombres y mujeres de carne y hueso.
No están tampoco interesados en imponer a sus compatriotas sus modos de luchar que son la resistencia y la rebeldía. Simplemente nos muestran sus logros y nos llaman a reflexionar sobre la necesidad de destruir este viejo y caduco sistema – donde ni siquiera la vida es posible- pero que lo hagamos con nuestros propios métodos y según nuestras propias experiencias.
Aunque lo son, se niegan rotundamente a que se les considere como vanguardia. Pero no deja de ser un hermoso ejemplo que siendo un ejército armado, desarrollen su lucha con métodos pacíficos. No destruyen; construyen. No son agentes de la muerte sino de la salud y de la vida. Ellos no pretenden asaltar los palacios, quieren aislar al mal gobierno en los palacios.
Los zapatistas practican una elevada y autentica democracia y ningún tipo de democracia es concebible sin una organización política. Son Comuna y con ese nombre sugirió Engels que llamáramos al Estado de nuevo tipo, al Estado proletario, que poco a poco iría desapareciendo.
De una cosa estoy seguro: si los revolucionarios mexicanos optan por el camino de la lucha armada, o por la lucha insurgente de las masas, o por la lucha electoral inclusive, para destruir al sistema capitalista y construir sobre sus cenizas uno nuevo, tienen que emprender, de cualquier manera, la tarea de construir, el poder popular, unidades autónomas de producción, donde se practique la resistencia y la rebeldía. De otro modo van a morir de hambre antes del intento.
Y para no hacer más conjeturas ni especulaciones quiero afirmar que el EZLN y sus bases de apoyo es la organización más numerosa y disciplinada que exista o haya existido en México, con la pretensión de construir un nuevo sistema de la vida social. Es además una organización que no se reúne de vez en cuando para conspirar o emprender alguna acción política e ideológica o para alcanzar alguna prestación económica. Es un grupo, integrado por cientos de miles de ciudadanos que tiene más de 20 años combatiendo todos los días, absoluta y puntualmente todos los días, con los instrumentos de trabajo, con la palabra y ocasionalmente con las armas, al mal gobierno y al Estado mexicano que les es hostil como lo es a todo el pueblo de México.
El Estado mexicano, como organización jurídica de la clase dominante, independientemente de ser una fuerza organizada para someter a la población explotada, ha tenido, en materia económica diversas formas y funciones en nuestra historia. Nació cuando nuestro país alcanzó su independencia. Formado por insurgentes moderados, estaba muy lejos de romper con la estructura colonial y el poder del clero; muy lejos del proyecto de Morelos expresado en Los Sentimientos de la Nación; pero en el acta constitutiva de la Federación que le dio origen, suscrita por los diputados constituyentes, en la ciudad de México el 31 de enero de1824, se recogen algunos principios valiosos:
–La Nación mexicana es libre e independiente para siempre de España y de cualquier otra potencia, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia o persona
–La soberanía reside radical y esencialmente en la Nación y por lo mismo pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y establecer, por medio de sus representantes, la forma de gobierno y demás leyes fundamentales que le parezca más conveniente para su conservación y prosperidad, modificándose o variándolas según crea convenirle más.
–La nación adopta para su gobierno la forma de república representativa popular federal
–La primera de las facultades del Congreso General es dar leyes y decretos para sostener la independencia nacional y proveer a la conservación y seguridad de la Nación en sus relaciones exteriores
–La primera facultad del poder ejecutivo es poner en ejecución las leyes dirigidas a consolidar la integridad de la federación y a sostener su independencia en el exterior…
Como se ve, el Acta no se pronuncia por mejorar la vida del pueblo como lo deseaba el gran Morelos, cuando propuso: «Que como la buena Ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia; y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto». Sin embargo, en el acta sobresale el interés por preservar la independencia nacional recién lograda, como la función principal del Estado.
Cuando llegan al poder los liberales, dan al Estado la tarea económica de destruir el latifundio eclesiástico y de nacionalizar los bienes del clero, junto a aquellas proclamas de la burguesía europea, sobre la libertad de comercio y de industria, o sobre las garantías individuales.
La Constitución de 1917 liquidó la doctrina liberal que presidió el proceso económico de los años anteriores, no solo por la Reforma Agraria que representó la más grande intervención del Estado en la economía del país, sino porque al reconocer que corresponde a la Nación el dominio directo de las riquezas naturales de su territorio y al establecer el principio de que la propiedad privada es una concesión del Estado a los particulares y no un derecho inherente a la persona humana, creó la base jurídica del desarrollo económico independiente de México
A partir de arribo de los neoliberales, el Estado se deshizo de las empresas púbicas, que eran nada menos que la base material en que se sustentaba el poder económico y político de la burguesía nacional gobernante, por lo que, queriéndolo o no, acabó destruyéndose así mismo, no sin antes, firmar su propia acta de defunción al suscribir el Tratado de Libre Comercio, que de acuerdo con nuestra constitución, forma parte del derecho supremo del país, cuyas normas fueron y son dictadas por los negociadores norteamericanos, ni siquiera por el Congreso Norteamericano, sino por funcionarios de ínfimo nivel. .
El llamado Estado mexicano no es ya más, la organización jurídica de la Nación mexicana, que ha sido despojada de su derecho a autodeterminarse, ni siquiera es la organización de la burguesía nacional como clase dominante. Está integrado por empleados vernáculos de la Oligarquía Financiera Especuladora y Trasnacional que tiene su sede principal en los Estados Unidos. Es un Estado que se enfrenta a la nación mexicana y al pueblo y que, naturalmente, se ha desentendido de las tareas nacionalistas y democráticas que le confirió la revolución de 1910-17. Ha clausurado y aún revertido la Reforma Agraria; ha desconocido y agredido los derechos de la clase obrera y desaparecido sus instrumentos de lucha; ha expropiado a la Nación de su patrimonio y de los recursos de su territorio en beneficio de los monopolios globales; ha empobrecido a nuestro pueblo hasta el grado del genocidio; no cuida de la seguridad de nuestra población, sino que la agrede constantemente, la reprime y la aterroriza. Es una fuerza enfrentada violenta, y permanentemente a la Nación y a nuestro pueblo, al servicio del imperialismo.
Ya no es aquella junta de gobierno que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa, de que nos habla el Manifiesto Comunista, Es un ejercito de sicarios, TRAIDORES A LA PATRIA que secuestran, torturan y asesinan, como única forma de gobernar, en un sistema que ha dejado de ser un modo de producción, para convertirse en un vasto sistema delincuencial, como lo es en la actualidad el capitalismo.
Los pueblos zapatistas están como el resto de los mexicanos, bajo la jurisdicción del llamado Estado mexicano, atrapado por el Imperio Norteamericano y los monopolios globales, por eso, encabezaron junto con nuestro Partido y otras organizaciones en 2006, «La Otra Campaña», que fue la movilización política más importante en lo que va del siglo, que, contactó a todas las resistencias que luchan abajo y a la izquierda por la liberación nacional y, contra el sistema capitalista.
Concluida» la Otra Campaña», los integrantes del Partido de los Comunistas nos mantenemos como firmes y fieles aliados del EZLN y de LA SEXTA, .en la tarea patriótica de liberar a nuestra Nación y destruir el sistema de la explotación y del crimen.
* Director de Unidad Comunista, Revista teórica del Partido de los Comunistas (México)
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