Primera Línea es un proyecto cultural que nace en Quito -centro visible del paro- y se extiende al resto del país, contraponiendo discursos y colocándose del lado de las agrupaciones y movimientos que se movilizaron en octubre de 2019 contra las medidas económicas del gobierno de Lenín Moreno.
El proyecto denominado ‘Primera Línea’ recoge la mirada de decenas de artistas frente a los hechos de octubre de 2019 y tiene un sentido crítico, pero va más allá. La fotografía, el arte, la ilustración, los videos, las intervenciones. El arte como un acto de reapropiación de la realidad, de pasar los hechos por el filtro individual del artista, de generar un objeto que también pueda funcionar como memoria. Porque las manifestaciones artísticas también presentan un carácter documental. Esto en función de los contextos y del objeto que se estudia, se mira y escudriña.
Los hechos históricos siempre serán un terreno para el arte y, dependiendo de a quién se le pregunte, las protestas en Ecuador de octubre de 2019 van a tener héroes, villanos y seres oscuros. El arte no tiene por qué resolver un tipo de discusión que en el Ecuador de este momento no va a solucionarse. El arte lo que va a hacer es complejizar la experiencia. Primera Línea es un proyecto que trabaja en colaboración con varias organizaciones sociales. Se lo puede ver a través de sus cuentas en Instagram y en Facebook. Un proyecto que desde el arte y el ejercicio de la memoria trata de recuperar cierta complicación en las reflexiones sobre lo que sucedió hace un año. Un tipo de reflexión enfocada en arte producido “por artistas mestizos, indígenas y otros que representan la diversidad cultural del Ecuador”, como explica Ana Rosa Valdez, curadora del proyecto.
Primera Línea sale de Quito -centro visible del paro-, enfocándose en otras ciudades y puntos, contraponiendo discursos y colocándose del lado de las agrupaciones y movimientos que salieron a protestar en contra de las medidas económicas del gobierno de Lenín Moreno. Lo que desencadenó varios enfrentamientos que dejaron fallecidos, heridos, edificios destruidos y acusaciones.Y también acciones artísticas que tuvieron en redes sociales su espacio de exposición -en su momento- y que ahora se recuperan.
Un proyecto que tomó un año en su desarrollo
Desde octubre del año pasado empezó a gestarse este proyecto, que buscaba también recopilar otro tipo de narrativas de lo que sucedía en el país, más allá de lo que aparecía en medios de comunicación. Valdez empezó a recopilar las expresiones gráficas que circulaban en redes, como ejercicio de registro. “Muchas personas decían que los artistas no se habían pronunciado“, recuerda la curadora, pero en la virtualidad existía un movimiento claro.
Inicialmente, el proyecto contempló ilustraciones, pero luego se fue ampliando en función de cinco criterios de selección: 1) Calidad técnica de la imagen (sus aspectos formales) 2) Contenido o mensaje que se promueve en la ilustración 3) Capacidad de la imagen para transmitir una memoria disidente del paro nacional 4) Uso potencial de la imagen en contextos de lucha social, y 5) Uso potencial de la imagen en contextos educativos, artísticos y culturales. Valdez trabajó con un comité -en el que aparece la Conaie y la Confeniae, así como Manai Kowii, del colectivo Warmi Muyu, y Jaime Núñez del Arco de Terminal Ediciones- para ampliar el análisis de las imágenes a revisar. Pero la selección fue enteramente realizada por ella. El proyecto es artístico, pero también “es curatorial en el sentido de que hay una conceptualización y una selección razonada de los contenidos”, explica Valdez. Ella, además trabajó con el escritor Guillermo Morán para elaborar una parrilla que programe “los contenidos de tal manera que cada día recordamos hechos o temas relevantes para la memoria histórica del país”. Cuando el arte es político Hay una posición clara, que tiene a la expresión de los artistas en el centro. Ana Rosa Valdez la precisa así: “La protesta, la expresión política, son derechos constitucionales, son parte de la democracia. La imaginación artística es política cuando ocurre un acompañamiento de esos procesos sociales desde una sensibilidad compartida”.
Primera Línea busca dar cuenta de un panorama general de la protesta, que también funcione como un momento necesario de análisis de estas manifestaciones artísticas. Pero hay un enfoque en los detalles, en los gestos, en las acciones y las razones detrás de varios personajes que fueron parte de lo que sucedió en octubre del año pasado. El proyecto es también un trabajo que refleja cierto racismo y clasismo que, desde la posición artística, surgieron en ese momento. Para Valdez, las propuestas incorporan una perspectiva antirracista que se hace necesaria. “No podemos solidarizarnos con luchas de otras latitudes sin antes reconocer que tenemos un problema en casa”, dice. La ilustración de Nary Manai, que forma parte de Primera Línea, y que, de acuerdo a la artista, hace referencia “al racismo aún latente en nuestro país”. Facebook / Primera Línea
De acuerdo con Ana Rosa Valdez, la recepción ha sido masiva: “Hemos recibido tantas contribuciones durante estos días, que seguiremos publicando propuestas artísticas y visuales durante todo octubre”.
Portada: Ilustración de Víctor García, de Guayaqueer, que recoge sus conversaciones con el Kacique Emilio Paolo Chong Paez de las comunidades Wankavilkas de la costa ecuatoriana. – Foto: Facebook / Primera Línea