La derecha neoliberal tradicional es la gran derrotada de esta jornada. Su votación ronda apenas el 20%
1. El 7 de febrero se abrió una situación política nueva en el Ecuador, y la novedad y la apertura pueden ser aún mayores. Las elecciones fueron una importantísima victoria para Pachakutik y para el conjunto del movimiento popular (que está a las puertas de pasar a la segunda vuelta de abril), una contención al populismo correísta y una fuerte derrota para la derecha neoliberal. La masiva protesta social de octubre de 2019 y el desencanto por el manejo de la pandemia produjeron una rebelión en las urnas.
2. Fue una votación muy cerrada. A las 18:45 del 8 de febrero, cuando, con el 98,7% de los votos escrutados, el candidato correísta Andrés Aráuz mantenía el primer lugar con 32, 11%, seguido por Yaku Pérez de Pachakutik con 19,98% y el banquero neoliberal Guillermo Lasso con 19,55%. En cuarto lugar aparece Xavier Hervas, de la Izquierda Democrática, con 15,98%. Ninguno de los otros 12 candidatos alcanzó el 2,25%. Falta por escrutar el 1,3% (es muy poco lo que el conteo avanzó hoy), pero hay todavía un 13,84% de “actas con novedad”, que deberán escrutarse luego -y que permiten mantener el resultado en un limbo que podría prestarse para manipulaciones. El ausentismo, de 18%, fue menor de lo que se suponía por temor a la pandemia, mientras que el voto nulo alcanzó 9.5% y el blanco 3.1, muy por debajo de lo que habían anticipado las encuestas.
3. El principal resultado político es que se quebró la polarización entre el populismo y la derecha como únicas opciones, un escenario que era del gusto tanto de la derecha como del populismo. En estas elecciones se expresó la polarización de las luchas sociales de estos últimos años. No hay dos, sino tres bloques confrontados: el bloque neoliberal, el populismo, y el bloque de la protesta social. El 7 de febrero la lucha social entró a las urnas.
4. El correísmo, aunque obtiene con su candidato el primer lugar, queda lejos del triunfo en una sola vuelta, para lo que hubiera necesitado un 40% de votos válidos. Sin embargo, consolida su voto duro y confirma que el populismo es un fenómeno político que mantiene vigencia y no puede reducirse a la simple presencia del caudillo. Triunfó con relativa amplitud en las 7 provincias de la Costa y en Sucumbíos en la Amazonía, pero quedó lejos de sus mejores votaciones entre 2008 y 2017. Su recuperación fue truncada por la fuerte presencia de Pachakutik y la recomposición de la Izquierda Democrática, que le restaron votos sobre todo en la Sierra y en la Amazonía.
5. La candidatura de Yaku Pérez supera el millón y medio de votos, algo histórico para Pachakutik, para el movimiento popular y para la izquierda en general. Es una votación con fuerte presencia en el campo, en las provincias centrales de la sierra y en la Amazonía y con una importante representación en los sectores populares y en las clases trabajadoras urbanas, sobre todo en las ciudades de la sierra, y también en organizaciones feministas. Aunque su votación en la costa fue menor, es la primera vez que una candidatura indígena obtiene esos porcentajes de aceptación. Por otro lado, logró atraer importantes contingentes de voto juvenil gracias a su propuesta ecologista y es una expresión de la lucha por los derechos que vienen desplegando hace rato jóvenes, mujeres, indígenas, trabajadores. Yaku triunfó en 5 de las 6 provincias amazónicas y en 7 de las diez provincias de la Sierra. Su candidatura recogió el impulso del desborde popular de octubre de 2019 y parte significativa del rechazo a la violencia neoliberal del tiempo de pandemia. Su lista de asambleístas nacionales alcanzó un 19, 97%, quedando en segundo lugar detrás de la alianza correísta (27,93%) y podría obtener 3 o 4 curules. Además, solo o en alianzas, quedó en primer lugar en las provincias de Azuay, Bolívar, Cañar, Cotopaxi, Chimborazo, Loja, Tungurahua en la sierra, y en Orellana, Zamora, Morona, Napo y Pastaza en la Amazonía. En la provincia de Pichincha, ganó en la circunscripción que agrupa a los restantes cantones (fuera de Quito) y podría conseguir un asambleísta en las parroquias rurales del distrito metropolitano de Quito y otro en la zona centro-sur de la capital; algo que no había logrado antes. En conjunto, refleja tanto una nítida separación de campos entre el populismo y el movimiento popular cuanto la oposición al modelo neoliberal y extractivista.
6. La derecha neoliberal tradicional es la gran derrotada de esta jornada. Su votación ronda apenas el 20%, pese a la alianza de CREO y el partido Socialcristiano, sus dos principales ramas. Si llegara a quedar fuera de la segunda vuelta, sería la primera vez que ocurre esto desde el retorno a la democracia en 1978 (descontando las dos elecciones en que Correa ganó en una sola vuelta, en 2009 y 2013). Únicamente ganó en dos provincias: Pichincha y Galápagos. Su votación para asambleístas fue aún más lamentable, pues se dividió entre los socios de la alianza. En la costa, la derecha fue superada ampliamente por el correísmo, incluso en su bastión de la provincia del Guayas. En la mayor parte de la Sierra y en la Amazonía pierde de manera contundente frente a Pachakutik. El sorpresivo resultado de Hervas significa también que parte de los votantes que había capturado la derecha se alejaron de las propuestas neoliberales radicales, se desplazaron hacia el centro y buscaron una opción más moderada. El neoliberalismo salvaje sufrió una contundente derrota. No obstante,
7. La candidatura de Hervas recogió más votos de los que decían pronósticos, y vienen de varias fuentes: por una parte, un indicio de reconstitución de la Izquierda Democrática (ID), el tradicional partido socialdemócrata que fue gobierno entre 1988-1992 con Rodrigo Borja; antiguo adalid del centroizquierda, la ID se convirtió en administradora del neoliberalismo, impulsando las reformas laborales exigidas por el Fondo Monetario. Con el aparecimiento del correísmo, una buena parte de sus cuadros y adherentes se mudaron a Alianza Pais y sus satélites, mientras que otra parte se dejaba absorber orgánica o ideológicamente por la derecha oligárquica. Durante los tres años de Moreno, la ID se alineó a las propuestas del gobierno. Por otra parte, una capa de votantes jóvenes, mayormente de clases medias urbanas, a los que llegó con su publicidad tiktokera y sus modales “frescos” y “descomplicados” y con su discurso de joven empresario moderno y exitoso. Finalmente, una capa de votantes de ideología conservadora cansados de los contenidos o de los modales de la derecha tradicional. Con todo esto, la ID recobró protagonismo electoral en varias provincias, especialmente de la Sierra, pero también en la Costa. Pudiera ser un renacimiento de la socialdemocracia, aunque Hervas no era militante de la ID ni ha mostrado un discurso ideológicamente claro. Pero también pudiera ser la carta de recambio ante el fracaso de la derecha neoliberal extrema de CREO y el PSC, y de las formas remozadas de SUMA y Concertación; queda nuevamente espacio para una derecha moderna y nuevas caras en los liderazgos y pudiera ser que Hervas lograra ocuparlo, fusionándolo con un aire de “justicia social” que podría aportar la socialdemocracia.
8. Finalmente, aunque sea solo anecdótico, hay que mencionar la hecatombe del morenismo. Su candidata a la presidencia obtiene apenas un 1,52%, su lista de asambleístas nacionales 2,76%, con resultados muy pobres en casi todas las provincias. El exministro de Cultura, Juan Fernando Velasco, candidatizado por el movimiento Construye, de la exministra de Gobierno, María Paula Romo juntó un 0,82% de la votación mientras que su lista de asambleístas no tuvo más allá de un 0,72%. Una merecida despedida a un gobierno nefasto para el pueblo.
9. Aún no sabemos el desenlace de esto. Luego del primer desconcierto, la derecha contraatacó hoy recordando las actas retrasadas por observaciones, con las que seguramente imaginan poder dar vuelta el resultado. Es interesante notar que Correa lanzó un tweet anunciando que Lasso estará en la segunda vuelta. Es claro que ni a la derecha ni al correísmo les causa la menor gracia la irrupción de la candidatura de Yaku en un escenario que creían de su propiedad. Sin embargo, la situación política del Ecuador se ha modificado, porque ahora sí el pueblo está apareciendo como un actor político por sí mismo. Y eso preocupa por igual a la derecha y al populismo.
* Mario Unda, sociólogo, docente universitario, activista en organizaciones de trabajadores, barrios populares e indígenas. Maritza Idrobo, socióloga, activista, activista en organizaciones de trabajadores e indígenas.