La crisis de la clase política está provocando el resurgimiento de movimientos sociales con fuerza y repercusión mediática. Es un hecho. El 15m no se quedó en la nada, asentó las bases de movimientos capaces de hacer reivindicaciones públicas con medidas concretas, llevando por bandera derechos básicos universales. El derecho de los pueblos a decidir […]
La crisis de la clase política está provocando el resurgimiento de movimientos sociales con fuerza y repercusión mediática. Es un hecho. El 15m no se quedó en la nada, asentó las bases de movimientos capaces de hacer reivindicaciones públicas con medidas concretas, llevando por bandera derechos básicos universales. El derecho de los pueblos a decidir sobre su futuro es uno de ellos.
Con el manifiesto a favor del proceso constituyente en Cataluña que han dado a conocer recientemente la carismática monja Teresa Forcades y el economisma Arcadi Oliveres no solo se pretende convocar una asamblea constituyente que permita al pueblo catalán decidir sobre el futuro de Cataluña, sino también impulsar una serie de medidas que resultan ser el reclamo de una gran parte de la ciudadanía española.
Independencia a parte, «¡Democracia Real Ya!» es un grito a voces que precisa ser canalizada de una forma que permita a las bases sociales tomar el poder desde abajo y expandirlo hasta desbancar a los políticos de turno. Teresa Forcades y Arcadi Oliveres proponen para ello crear una plataforma capaz de albergar los diferentes movimientos sociales, teniendo en cuenta la diversidad, pero sobre todo partiendo del malestar social que genera la incompetencia política y la constante pérdida de derechos adquiridos tras décadas de lucha. Es más lo que nos une que lo que nos separa.
El derecho del pueblo a decidir sobre su futuro es un derecho básico negado desde determinados sectores, amparándose en una Constitución anticuada que necesita ser reformulada. Unos abogan por una República Federal, otros luchan por su identidad cultural reclamando una Cataluña al margen del Estado español o un Euskadi independiente. Aunque no todas las posturas son compartidas de igual manera, son igual de válidas. Que nos dejen decidir como sociedad lo que queremos ser, ¿no? Lo que parece claro es que un proceso constituyente es necesario en un Estado donde la Monarquía cae por su propio peso, y donde el sistema bipartidista que la mantiene se romperá en mil pedazos en las próximas elecciones generales. O eso se espera.
La Democracia se refiere al poder del pueblo. Y el pueblo tiene un poder que ignora por la imposición del miedo desde las élites políticas más conservadoras. La Democracia no será real hasta que el pueblo no pueda decidir sobre su futuro como sociedad. Y si no nos dejan desde arriba, debemos reclamarlo desde abajo. Un proceso constituyente permitiría a la sociedad debatir y consensuar el tipo de Estado que se necesita para evitar que los poderes neoliberales antepongan la economía capitalista a los derechos universales. Lo necesitamos como sociedad. Defendamos un proceso constituyente capaz de revalorizar el derecho del pueblo español a decidir su presente y futuro en beneficio de una sociedad más igualitaria, más equitativa, más justa.
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