Traducido por Àlex Tarradellas y revisado por Juan Vivanco
La función de los prostíbulos en la sociedad tradicional era permitir que los respetables maridos garantizaran la eternidad de los lazos matrimoniales, descargando en ellos sus necesidades no atendidas por la esposa. Los irónicamente llamados «paraísos fiscales» tienen un papel similar, como vías de escape de los grandes capitales, que ganan más con la especulación y las inversiones en esos lugares que en la producción de bienes.
El porcentaje del comercio mundial que transita por estos paraísos fiscales ha subido a más de la mitad del total, incluso teniendo en cuenta que los territorios que alquilan su soberanía para negocios ocultos sólo suman el 3% del producto bruto mundial. Se calcula que mil millones de dólares de dinero sucio circulan anualmente por ellos, la mitad procedente de los países de la periferia del capitalismo, la otra mitad de los países centrales. Según un banquero suizo, tan sólo el 0,01% del dinero sucio que pasa por Suiza es detectado.
Pero ¿qué son los paraísos fiscales y dónde se encuentran éstos? Una de sus características es que los no residentes pagan pocos impuestos o ninguno; otras son la ausencia de intercambio de informaciones fiscales con otros países; la falta de transparencia, legalmente garantizada por las organizaciones que se establecen en esos territorios; y que las empresas locales pertenecientes a no residentes no están obligados a declarar una actividad local significativa.
Se puede difundir la idea de que los paraísos fiscales están en la periferia del capitalismo, los llamados offshore. Pero no es así: geográficamente pueden estar en pequeñas islas, pero la mayoría están ligados, política y económicamente, a los países de la OCDE[1]. En la economía británica, por ejemplo, la mayor parte de las transferencias offshore está controlada por la City -la Bolsa de Londres.
John Christiensen, en el libro Evasión fiscal y pobreza [2], publicado por el Centro Tricontinental, clasifica el Reino Unido en un lugar destacado entre los países más corruptos del mundo.
Sin embargo, una organización como Transparencia Internacional, que publica anualmente la lista de los países más corruptos, se centra en los países de la periferia del capitalismo. No obstante, en su lista, según Christensen, el 40% de los países situados como los menos corruptos, son paraísos fiscales offshore y centros financieros como Singapur, Suiza, el Reino Unido, Luxemburgo, Hong Kong, Alemania, Estados Unidos, Bélgica e Irlanda. En palabras de un dirigente nigeriano que investiga el tema: «Es irónico que Transparencia Internacional, situada en Europa, no piense en considerar a Suiza como la primera o segunda nación más corrupta del mundo, por haber acogido, animado e incitado a todos los ladrones de los tesoros públicos del mundo a poner su botín bajo salvaguarda en sus asquerosas cajas fuertes». En otras palabras, considera la corrupción del lado de la oferta, pero no de la demanda, y además carga toda la responsabilidad en los corruptos, absolviendo a los corruptores -en general, gobiernos del centro del capitalismo y empresas multinacionales.
[1] «Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/OCDE
[2] Evasion fiscale et pauvreté, Cetri/Syllepse, París: 2007. http://www.cetri.be/Exploreur4/Frameset.html
Para más información: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1329
*Emir Sader es profesor de la Universidad del estado de Río de Janeiro (UERJ), coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la UERJ y autor, entre otros, de «A Vingança da História» («La venganza de la Historia»).
Àlex Tarradellas y Juan Vivanco son miembros de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.
Noticia en portugués: http://www.cartamaior.com.br/templates/postMostrar.cfm?blog_id=1&post_id=119