El régimen cívico-militar estadounidense, administrado por Donald Trump pensó, erradamente, que con el asesinato del teniente general Qasem Soleimani se iba a poner fin a la influencia de este héroe moderno en la lucha contra la agresión de los pueblos de Oriente Medio, sin visualizar que hoy, más que nunca, la figura de Soleimani se agiganta día a día.
Efectivamente, el martirio de Qasem Soleimani devino en un hecho aún más peligroso, que la propia vida de lucha del asesinado comandante de las fuerzas Quds. Qasem Soleimani, no sólo está en el recuerdo por su autoridad y brillantez como estratega militar, las banderas de lucha de los pueblos de Siria, Irak, Yemen, El Líbano, Palestina, entre otros, sino que también navega en los buques de la República Islámica de Irán, que surcando las aguas del Golfo Pérsico, atravesando el Estrecho de Ormuz y Bab Al Mandeb, internándose por el Mar Rojo para cruzar esa angosto canal, entrar de lleno al Mar Mediterráneo y luego por esa vía dejar atrás el estrecho de Gibraltar y surcar finalmente el océano Atlántico; termina recalando en puertos de la República Bolivariana de Venezuela. Toda una proeza en un ambiente hostil impulsado por Washington.
Esa navegación, desde tierras de Asia occidental hasta Latinoamérica, teñida de dignidad y con la enseña del martirio que significa la figura señera de Soleimani, concreta los temores del régimen estadounidense, respecto a que la lucha por la dignidad de los pueblos se librará en las puertas del imperio. Permite augurar, que de nada sirve bloquear, sancionar, embargar, robar los activos de las empresas de aquellos países agredidos por Washington, porque finalmente, los conceptos de independencia e integridad suelen imponerse por encima de las ambiciones hegemónicas de aquellos, que piensan y actúan bajo la creencia, que las relaciones internacionales son tratos de subordinación.
Un periplo de varias semanas evidencia, que una operación de esta envergadura, no se gesta de la noche a la mañana. Es una acción con evidentes y legítimos objetivos geopolíticos, que requiere audacia, voluntad, decisión política y sobre todo, una visión estratégica notable, pues significa enfrentarse a las amenazas, el chantaje pero también el poderío económico, militar, naval, aéreo y comunicacional de Estados Unidos, que vociferó a los cuatro vientos, que los buques petroleros iraníes no podían llegar con su carga de gasolina y aditivos, en apoyo de la alicaída economía venezolana, que requiere echar a andar sus refinerías de petróleo y con ello dinamizar su estructura productiva, que tal como Irán, sufre los embates denominados “política de máxima presión” de Washington y sus aliados.
El Buque Forchen (Fortune) llegó a aguas soberanas venezolanas en el atardecer del 23 de mayo y recaló en la refinería el Palito de Puerto Cabello en el Estado de Carabobo.Los otros 4 buques supertanques de la flota petrolera iraní: Forest, que arribó el día 26 de mayo a aguas venezolanas y atracaría este martes 26 de mayo, posteriormente el día 28 lo hizo el buque Faxon y entre los días 30 de mayo y el 2 de junio atracarían los supertanques Petunia y Clavel. Un hecho histórico de indudables efectos políticos, que deja al descubierto la debilidad de un Estados Unidos, que teniendo presente la contundente respuesta del gobierno iraní tras el atentado contra Soleimani, no está dispuesto a entrar en una batalla directa contra la nación persa.
Recordemos, que la acción militar tras el atentado contra el teniente general Qasem Soleimani (donde también murió el segundo jefe de las Unidades de Movilización Popular de Irak Abu Mehdi al Muhandis) significó el lanzamiento, por parte de Irán, de una veintena de misiles, que destruyeron parte de las instalaciones militares de la base estadounidense de Ain al Assad situada al noroccidente de Irak, generando terror entre los soldados estadounidenses según lo detallaron los propios medios estadounidenses. Como también el lanzamiento de misiles contra una base militar, también con tropas extranjeras en las inmediaciones de Erbil. Washington tiene muy presente que tiene en frente un país como Irán, decidido a hacerle frente, no sólo a sus bravatas, sino que en todos los campos donde pretenda presionarla.
Conquista. Un mismo concepto distintos objetivos
La historiografía señala que América, la que es recorrida de punta a cabo, en forma predominante, por la Cordillera de Los Andes, aquella que comprende la subdivisión entre la América del Norte, la América Central junto al Caribe y las Antillas y finalmente esta Sudamérica, tuvieron, fundamentalmente, a partir del siglo XVI el inicio de una conquista a manos de países europeos. Primero España y Portugal a los cuales se sumaron ingleses, franceses y holandeses. Un amigo iraní me hizo refrescar el hecho que aquella fue una conquista, iniciada por el navegante de origen italiano Cristóbal Colón, caracterizada por un dominio militar, económico, una conquista de la tierra de esta parte del mundo en beneficio material. Una conquista con el objetivo de dotar de mayor riqueza de las monarquías gobernantes en la península ibérica, para que así pagasen sus deudas de lujo, derroche y financiamiento de guerras, a sus acreedores.
Hoy, existe otra conquista, que también tiene buques en el inicio de ese objetivo, pero es una conquista diferente, iniciada por un buque de nombre Forchen (fortuna en persa) que con su navegación, acompañada por cuatro buques más y su posterior recalada en puerto venezolano, concreta una conquista no militar, sino que ha devenido en una conquista de los corazones de nuestros pueblos. Una conquista amistosa, de consolidación de lazos, no de sujeción ni objetivos de dominio y de hegemonía militar o económica. Una realidad, que también está fuertemente influida por la figura señera de Qasem Soleimani, que ha sido el Almirante honorífico de estas naves.
Una conquista de corazones, de simpatía, de infundir confianza en un concierto internacional donde abundan los piratas y donde Estados Unidos y sus aliados han decidido demonizar a Irán, donde se le presenta como un país agresor, por aquellos mismos que la atacan y rodean de bases militares. Claramente el Shaitan es otro y tiene su capital en Washington. La República Islámica de Irán con esta operación de amistad, deja claramente establecido, que no es un peligro para el mundo, que la única amenaza proviene de aquellos que impiden la libre navegación, el libre comercio entre países soberanos. Por supuesto que esta relación entre Irán y Venezuela es una amenaza, pero no para el 99% de la humanidad, sino para aquellos que se creen dueños del mundo, una amenaza cierta a los afanes megalómanos del imperio.
Indudablemente, se trata de un peligro vislumbrado por el poder hegemónico, porque la alianza entre la República Bolivariana de Venezuela y la República Islámica de Irán es una alianza férrea, sólida, cuyos clavos de sujeción tienen por nombre Forchen, Petunia, Forest, Faxon y Clavel. Buques que con su llegada a puertos venezolanos, no sólo traen el aire de vida que necesita la industria del petróleo en el país sudamericano, sino que combaten con efectividad las amenazas de Washington, porque permiten dar un paso gigantesco en defensa de la autodeterminación de los pueblos, la soberanía y defensa nuestras libertades.
Así como el día 3 de enero del 2020, con el asesinato del teniente general Qasem Soleimani, perdimos un referente desde el punto de vista físico, este 23 de mayo quedó demostrado que el martirio de Qasem Soleimani nos lo presenta más vivo que nunca. Vivo en la conciencia de los pueblos, en la convicción y decisión de lucha. En la voluntad de seguir enfrentando a los enemigos de la humanidad bajo el manto del imperialismo y su hijo putativo el sionismo. El martirio de Qasem Soleimani deviene así, en un misil de poder inconmensurable, que nos entregó este día histórico del 23 de mayo una muestra de las diversas formas de enfrentar al imperio y asestarle dolorosas derrotas. Una manera clara y decidida de comportarse con valentía, en su cara, sin temor, con osadía a pesar que el imperio y sus buques de guerra con sus denominaciones USS, acechaban como buitres las costas venezolanas. Queda claro, que ni la República islámica de Irán ni Venezuela les temen.
Este 23 de mayo del año 2020 fue un día histórico, porque Irán ha mostrado su real poderío. Y, en ese plano, qué duda cabe que están temblando aquellos que como el sionismo agrede al pueblo palestino usurpando su tierra y asesinado con la impunidad que le da la protección de Washington y sus aliados y el silencio cómplice de los organismos internacionales. Está temblando el terrorismo takfiri en Oriente medio, como también aquellos que siguen agrediendo a Yemen, a Irak, a Afganistán. Sï ¡¡ Que tiemblen también los traidores a sus países. Aquellos que andan mendigando apoyo militar en intervenciones de mercenarios para atacar a su propia sociedad, contratando soldados de empresas norteamericanas, apoyándose en narcotraficantes colombianos, que lo mismos son políticos que terratenientes. Que tiemblen todos ellos pues les está llegando su hora.
Los barcos iraníes entrando a puertos venezolanos, se ha constituido en un hecho de enorme impacto político, estratégico, de aliento a los pueblos y sus luchas, qué duda cabe. Una realidad que nos indica que la visión estratégica de la República Islámica de Irán trasciende en mucho las ideas y planteamientos estadounidenses. Washington, en mi entender no se imaginó nunca que sus agresiones, intervenciones y sus conflictos en general en Oriente Medio le van a explotar aquí mismo en nuestro continente, en sus barbas filibusteras. Con la Operación naval que se está llevando a cabo, para el transporte de gasolina y aditivos, desde Irán a Venezuela. Así como también fue el transporte aéreo con aviones iraníes, de catalizadores y otros equipos fundamentales para la industria petrolera venezolana. En ambos hechos se observa y comprueba con claridad, el estudio geopolítico serio y profundo de la situación por parte de Irán, que en forma audaz y consciente de sus capacidades ha salido de la zona del Golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y alrededores para llegar, tras una travesía de 12.500 kilómetros a puertos venezolanos.
La pandemia del Covid-19 ha sacado a relucir, no sólo la nobleza y abnegación de aquellos que luchan contra esta enfermedad, que sacude los cimientos de nuestras sociedades; sino también la conducta miserable de gobiernos como el estadounidense, que inmutable y a pesar de los cientos de miles de contagiados y decenas de miles de muertos que tiene en su seno, se empeñan en dificultar las relaciones soberanas y libres entre países, violando así los derechos humanos de millones de personas.
En ese plano tengamos como referente y estemos en deuda con Irán y Venezuela, por mostrarnos que es posible combatir al imperialismo y triunfar. Estamos en deuda con el fallecido teniente general Qasem Soleimani, quien con su martirio representa aquel escalón más alto del ser humano, como lo expresaba el también asesinado comandante Ernesto che Guevara, al simbolizar a los revolucionarios que mueren por sus ideales mostrando el camino de nuestra definitiva liberación. Soleimani entró en la historia como un Heydar y ha navegado hasta nuestro continente acompañado de ababil y la esperanza de cientos de millones de latinoamericanos.
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