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¿Qué pasó con el Yasuní? (I)

Fuentes: Alai

I En 2010 Ecuador hizo algo que ningún otro país ha hecho en la historia. Ese año accedió, mediante un acuerdo con fuerza de ley, a dejar bajo tierra parte de sus yacimientos petroleros, y mantenerlos intocables por perpetuidad. El petróleo en cuestión está en los yacimientos Ishpingo, Tambococha y Tiputini, que constituyen el bloque […]

I

En 2010 Ecuador hizo algo que ningún otro país ha hecho en la historia. Ese año accedió, mediante un acuerdo con fuerza de ley, a dejar bajo tierra parte de sus yacimientos petroleros, y mantenerlos intocables por perpetuidad. El petróleo en cuestión está en los yacimientos Ishpingo, Tambococha y Tiputini, que constituyen el bloque petrolero ITT, el cual se encuentra parcialmente bajo el biodiverso Parque Nacional Yasuní en la jungla de la Amazonía.

El acuerdo, conocido como la Iniciativa Yasuní ITT, causó regocijo entre ecologistas y activistas del mundo entero, pues se perfilaba como una demostración de que el cuidado del ambiente podía ir de la mano con el desarrollo económico.

A cambio de firmar el acuerdo, el país recibiría de la comunidad internacional una compensación de $3,600 millones, equivalente a la mitad del dinero que hubiera obtenido si hubiera explotado el bloque ITT. Este petróleo, estimado en 850 millones de barriles y que equivale a 20% de las reservas petroleras del país, vale $7,200 millones a precios de 2010, restando los costos operacionales de extraerlo.

El bosque Yasuní, que bordea con Perú en el extremo este de Ecuador, es una de las mayores maravillas naturales de Suramérica y del mundo. El Parque Nacional Yasuní, establecido en 1979 y declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1989, ocupa 982 mil hectáreas.

La rica biodiversidad del Yasuní fue documentada en un estudio de científicos ecuatorianos y estadounidenses publicado en 2010 en la revista científica Plos One.

«Yasuní está en el centro de una pequeña zona en donde anfibios, pájaros, mamíferos, y plantas vasculares todas alcanzan una diversidad máxima en Suramérica,» informó uno de los autores, el doctor Clinton Jenkins, de la Universidad de Maryland. «Las 150 especies de anfibios documentados hasta la fecha en Yasuní es un récord mundial para un área de este tamaño», dijo Diego F. Cisneros Heredia, de la Universidad San Francisco de Quito (1). «Hay más especies de ranas y sapos dentro de Yasuní que son nativos de los Estados Unidos y Canadá juntos.»

En una sola hectárea del Yasuní se estima que hay cien mil especies de insectos. Según el destacado entomólogo Terry Erwin, esta es la diversidad más alta estimada por área de unidad en el mundo entero para cualquier grupo de planta o animal. Los científicos autores del estudio encontraron que el Yasuní es hogar para al menos 121 especies de reptiles, 596 especies de pájaros, 382 especies de peces y 204 especies de mamíferos.

El Yasuní es también hogar de los pueblos indígenas Waorani, Kichwa, Shuar, Tagaeri y Taromenane. Estos últimos dos viven en aislamiento voluntario, es decir que han elegido no tener ningún contacto con el hombre blanco. Su derecho al aislamiento es ratificado y afirmado por la constitución de Ecuador y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Pero la Iniciativa fracasó. En 2013 el gobierno ecuatoriano declaró el acuerdo nulo y sin efecto y autorizó la extracción petrolera en el ITT. Activistas locales e internacionales se rehusaron a abandonar el Yasuní y formaron la coalición Yasunidos para continuar con la campaña en pro de su conservación. Los miembros de Yasunidos acusan al gobierno de Ecuador de ponerles todo tipo de obstáculos en su camino.

¿Qué pasó? ¿Por qué quedó en nada la Iniciativa Yasuní ITT? ¿De quién es la culpa?

II

La sede de la organización no gubernamental Acción Ecológica, localizada en una casa suburbana en la ciudad capital de Quito, está llena de historia. Esta agrupación estuvo involucrada con la Iniciativa Yasuní ITT desde que fue concebida en el seno de la sociedad civil ecuatoriana hasta su fin desafortunado en 2013. Desde su fundación en 1986, Acción Ecológica atiende una amplia gama de asuntos de interés ambiental, incluyendo salud, derechos humanos, soberanía alimentaria, minería, agua, tratados de libre comercio, energía, desperdicios sólidos, y mucho más. Es hogar y matriz de varios proyectos, incluyendo la Red por una América Latina Libre de Transgénicos, la agencia de prensa ecologista Tegantai, una clínica ambiental multidisciplinaria, el Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo (ITEM), y también de Yasunidos.

Al entrar a la casa de Acción Ecológica paso hacia la oficinita de Yasunidos, que se encuentra al final del patio. Ahí me encuentro con el coordinador de la coalición, Patricio «Pato» Chávez, y nos sentamos en una mesa al aire libre.

Pato es enfático en que el fin de la Iniciativa Yasuní ITT no es para nada el fin de los esfuerzos ecologistas por preservar el bosque y protegerlo del avance de la frontera petrolera. «Queremos un referendo nacional sobre la extracción petrolera en el Yasuní. Ese es un derecho que tenemos los ciudadanos bajo el artículo 104 de nuestra constitución.»

III

Hace falta conocer la historia política reciente de Ecuador para entender la temática del Yasuní, ya que ambas están íntimamente relacionadas. En las décadas de 1990 y 2000 hubo tres levantamientos populares, dirigidos por campesinos e indígenas, que resultaron en el derrocamiento de tres presidentes neoliberales, Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. En 2006 diversas fuerzas progresistas se unieron para formar el partido Alianza PAIS, el cual proponía una ecléctica combinación de «socialismo del siglo XXI» con liberalismo reformista burgués denominada la Revolución Ciudadana. Este nuevo partido, centrado alrededor de la personalidad carismática de su candidato presidencial, el economista Rafael Correa, se disponía a refundar el estado ecuatoriano mediante una nueva constitución para el país.

Ese mismo año Alianza PAIS ganó las elecciones generales, y el nuevo presidente Correa convocó una asamblea constituyente que se reunió por un año en el pueblo de Montecristi para redactar la nueva constitución. La asamblea fue presidida por el economista Alberto Acosta, ecologista identificado con la izquierda, y con una larga relación con ITEM y Acción Ecológica. Esperanza Martínez, entonces presidenta de Acción Ecológica, fue asistente de Acosta durante el proceso constitucional.

La constitución resultante, aprobada por una mayoría abrumadora del electorado en 2008, es una de las más progresistas del mundo.

«En esta Constitución se reconoce por primera vez en el mundo que la naturaleza es sujeto de derechos, lo que marca un antes y un después para la lucha por la naturaleza», dice la Asamblea Nacional Ambiental del Ecuador (ANAM). «Adicionalmente, la Constitución del Ecuador reconoce el derecho al buen vivir o sumak kawsay, concepto proveniente de los pueblos indígenas que plantea un nuevo modelo de desarrollo basado en la convivencia social en armonía con la naturaleza.» (2)

Según el economista ecuatoriano Pablo Dávalos, sumak kawsai «es la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza desde una visión de respeto, porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana, porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la diversidad, porque es la oportunidad de oponerse a la violencia del sistema». (3)

El nuevo gobierno también se propuso poner fin a la dependencia económica del país en la exportación de materias primas sin valor añadido, como petróleo, minerales y productos agrícolas, lo que se conoce como el modelo extractivista. Esto se lograría mediante lo que el gobierno de Alianza PAIS llama la «transformación de la matriz productiva».

En 2007 el presidente Correa acogió la Iniciativa Yasuní ITT y la declaró política oficial de su gobierno. Comenzó así el proceso de negociaciones con las Naciones Unidas el cual concluyó en 2010 con la firma de un acuerdo vinculante con el Programa de Desarrollo de la ONU (UNDP). El dinero que la comunidad internacional donaría para la no explotación del Yasuní iría a un fideicomiso controlado por el UNDP, del cual se desembolsarían fondos para programas de bienestar social y desarrollo sustentable en Ecuador, descritos en detalle en el acuerdo con el gobierno ecuatoriano.

IV

La luna de miel con los ecologistas no duró mucho. En 2009 Correa aprobó una ley de minería que abre el país de par en par a la minería a gran escala y que según los ecologistas viola derechos reconocidos en la Constitución de Montecristi, como el derecho de la naturaleza (art. 72), el buen vivir (art. 275), la soberanía alimentaria (art. 281), el derecho al agua (art. 12), el principio de precaución (arts. 73 y 397), el derecho a la resistencia (art. 98), el derecho a la consulta (art.400), y el derecho al consentimiento (art. 57), entre otros.

«La explotación minera es una de las actividades industriales más nocivas para el medio ambiente, destruye los bosques y la biodiversidad, altera los ecosistemas, contamina todos los elementos de la naturaleza, el agua, el aire, grandes extensiones de tierra, afecta a las poblaciones locales y con ellas a sus formas de vida, sustento y organización», denunció Acción Ecológica. «La minería se ha ganado una merecida reputación de abusiva, violentadora del medio ambiente como de las personas cuyas tierras ha despojado para sus operaciones.» (4)

En cuanto a la ley de minería aprobada, dice la organización que «El… proyecto de ley… crea una serie de mecanismos legales mediante los cuales pretende arrebatar las conquistas logradas en la nueva Constitución, vulnerar los Derechos Colectivos y el Derecho a la Consulta».

El presidente no reconoció validez alguna a los planteamientos de los ecologistas, a quienes acusó de «infantiles». «Nos hacen perder tiempo… esos demagogos, no a la minería, no al petróleo, nos pasamos discutiendo tonterías (…) Son los absurdos con los que uno tiene que luchar, contra gente que no quiere el progreso sino atender a su fundamentalismo mental», dijo Correa. «No nos dejemos engañar por los demagogos, por los charlatanes, por la gente que por fijaciones no quieren minería.» (5)

Acción Ecológica alzó su voz en protesta y Correa respondió mandando a cerrar la organización, acción de la cual se retractó sólo tras una campaña internacional de repudio contra la acción del presidente. Alberto Acosta, por su parte, rompió con Alianza PAIS y se sumó a la oposición, corriendo como candidato presidencial en las elecciones de 2013.

Los ataques y críticas de sectores indígenas, ecologistas y de izquierda no han mermado para nada la popularidad del presidente Correa. En febrero de 2013 fue reelecto con un abrumador 57% del voto. Según la ANAM, esta victoria electoral envalentonó a Correa en su discurso y política confrontacional contra los ecologistas «infantiles» y agravó los conflictos ambientales:

«En el 2013 el presidente Correa es reelecto para un siguiente mandato y el partido de gobierno alcanza mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. A partir de este momento se inicia un apuntalamiento sistemático del modelo extractivista. El discurso del Buen Vivir desde la perspectiva perfilada en la constitución se vacía de contenido, a la par que posiciona la razón de avanzar hacia el cambio de matriz productiva desde parámetros productivistas, se modifican leyes que restringen derechos, y se acentúan el autoritarismo y la criminalización de la protesta social.» (6)

Parecía entonces que la Iniciativa Yasuní ITT era lo único en que ecologistas y gobierno se podían poner de acuerdo y trabajar juntos, pero ni eso se pudo salvar. En agosto de 2013 era evidente que la recaudación de fondos internacionales para la Iniciativa había fracasado rotundamente. Correa canceló el acuerdo con Naciones Unidas y autorizó la extracción del petróleo del bloque ITT.

Notas

1- «Científicos identifican al Parque Nacional de Yasuní de Ecuador como uno de los lugares más biodiversos del Planeta» http://www.orellana.gob.ec/turismo/campana-yasuni/143-yasuni.html

2- Agenda Nacional Ambiental. Ecuador, 2015.

3- Pablo Dávalos. «El Sumak Kawsay (Buen vivir) y las cesuras del desarrollo» http://www.alainet.org/es/active/23920

4- Acción Ecológica «No queremos ser un país minero» http://www.accionecologica.org/images/2005/mineria/alertas/alerta157web.pdf

5- Enlace ciudadano 245, 12 de Diciembre de 2011

6- Agenda Nacional Ambiental. Ecuador, 2015.

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Ruiz Marrero es autor y periodista puertorriqueño. Dirige el Monitor de Energía y Ambiente de América Latina y el Blog de Bioseguridad. Su más reciente libro, «El gran juego de ajedrez botánico», se consigue a través de la Editorial Tiempo Nuevo. Su identidad en Twitter es @carmeloruiz.

Fuente original: http://www.alainet.org/es/articulo/171675