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Estación Término

Quebec, 2014: el triunfo político de la eutanasia

Fuentes: Público.es

Llegamos en estos días a la Estación Término de 2014. La fecha de fin de año siempre conlleva un cerrar cuentas, hacer balance, recordar los puntos fuertes de los doce meses. Si echamos la vista atrás y recorremos acontecimientos, es preciso salir de nuestro suelo político, excluir muchos países europeos indecisos y ambiguos en el […]

Llegamos en estos días a la Estación Término de 2014. La fecha de fin de año siempre conlleva un cerrar cuentas, hacer balance, recordar los puntos fuertes de los doce meses. Si echamos la vista atrás y recorremos acontecimientos, es preciso salir de nuestro suelo político, excluir muchos países europeos indecisos y ambiguos en el tema del derecho a la ayuda para disponer de la vida y recalar en la provincia independiente de Quebec. La noticia del año era y es que el 5 de junio la Asamblea Nacional de esta provincia canadiense aprobaba la ley de la ayuda médica al final de la vida. El principio fundamental de la ley es «asegurar cuidados a las personas al final de la vida respetando su dignidad y su autonomía». Ni más, ni menos: «lo breve si bueno dos veces bueno» hay que decir con Gracián. No hay más disquisiciones una vez reconocida la libertad de la persona y, por tanto, su derecho a decidir en la vida y ante la muerte.

En nuestro país nada de nada, la política de la vida y de la muerte no ha contado, no ha merecido ni dos palabras seguidas; toda política en estos años queda reducida a los ahorros y los recortes. Quizás alguien considere noticias dos relámpagos informativos: Sánchez, secretario general socialista, habló de que en su gobierno habría una preocupación por la eutanasia o que en el entorno de Podemos, según me dicen, ha surgido un círculo de estudio de las conductas eutanásicas. Habrá que esperar un cambio de la mayoría parlamentaria española que advierta y sea consciente y sensible a que hay enfermos sufrientes que desean morir, que existen eutanasias clandestinas reconocidas por los médicos en el anonimato de las encuestas, que la gran mayoría de los ciudadanos reclaman una ley de eutanasia y ane estas fuertes evidencias afronte el reto de una nueva ley de disponibilidad de la propia vida.

Solo hay, pues, una noticia que ponderar en 2014, pero es una noticia plena, rica en contenidos. La Sanidad de Quebec respeta al paciente, no se entromete en su intimidad. El paciente considera que quiere morir y necesita ayuda médica, y la sanidad pública, como dice la ley, «asegura a las personas al final de la vida cuidados respetuosos de su dignidad y de su autonomía», pues los legisladores quebequenses consideran que la ayuda para morir son cuidados finales al paciente que entran en el ‘continuum’ de cuidados que se le presta a lo largo de su vida. Este es el razonamiento de gran sentido común que nos llega desde Quebec. Para respetar la libertad de conciencia y de acción del ciudadano hasta el final de su vida no ha hecho falta discutir y reconocer más derechos sino únicamente advertir que el cuidado de la salud del ciudadano va desde que el médico recibe en sus manos al nacido hasta el momento en que expira. La muerte es parte de la vida y no una fase que quede excluida de los cuidados de la sanidad pública. A la decisión del paciente que solicita ayuda para morir debe corresponder un acto médico de ayuda. Es, por tanto, un derecho como pueda ser el tratar una neumonía o un carcinoma. De la misma manera que un enfermo que ve inútiles los tratamientos oncológicos que le aplican y decide suspenderlos, de igual manera puede ocurrir que su autonomía le hace decidir la muerte y pida ayuda médica para llevarla a cabo.

Cuando se enfoca el ejercicio de la sanidad pública como respeto a la libertad del ciudadano y como compromiso de prestación de la ayuda que necesite, es fácil comprender las actuaciones proeutanásicas, cambian las actitudes y decisiones legislativas de los políticos, los médicos evolucionan y superan su mentalidad hipocrática y los cuidados del ‘ars medica’ al final de la vida son por igual los cuidados paliativos, la sedación paliativa y la ayuda para morir. Quien decide es el paciente.

Y al pasar página al calendario esperamos encontrarnos un 2015 con noticias: entrará en vigor la ley quebequense, la Cámara de los Lores y posteriormente la Cámara de los Comunes tratarán la ley de suicidio asistido y otra ley semejante se prepara en el parlamento escocés. También se podría esperar que la Asamblea francesa mejorara el proyecto del gobierno que se queda en la propuesta de la sedación profunda. Ojalá que se den pasos entre tantas indecisiones, prudencias y garantías que nunca conceden a la persona el valor de la libertad y la decisión sobre su vida y muerte. Esperar y ver.

Fernando Pedrós: Periodista, filósofo y miembro de Derecho a Morir Dignamente (DMD). No hay nada más seguro después de nacer que en algún momento moriremos. En DMD entendemos el derecho a decidir el momento de nuestra muerte como la expresión última de nuestra libertad como ciudadanos. Queremos que la sociedad conozca el punto de vista del movimiento ciudadano por la muerte digna que conformamos, y que comparta con nosotros la defensa por los derechos de salida. Si llegar a la estación final es inevitable (mejor tarde que pronto) hagámoslo de forma tranquila, planificada y con autonomía.
Facebook: afdmd
Twitter: @afdmd
Web: www.eutanasia.ws

Fuente: http://blogs.publico.es/estacion-termino/2014/12/31/quebec-2014-el-triunfo-politico-de-la-eutanasia/