Recomiendo:
3

¿Quién se disculpará con Brasil?

Fuentes: Rebelión [Imagen: Protesta contra el presidente Bolsonaro en Manaus (Amazonas). Créditos: Leanderson Lima/Amazônia Real. Fotos Públicas]

En este artículo el autor repasa la nómina de responsables que llevaron a Brasil a vivir la catástrofe humanitaria que está sufriendo.


Brasil está inmerso en una catástrofe humanitaria. El país, que hace poco más de cinco años fue un ejemplo de lucha contra la pobreza, de lucha contra las desigualdades y de democracia distributiva del ingreso, se convirtió, en apenas unos años, en un infierno, tanto para los brasileños como para el resto del mundo.

Más de 3 mil personas mueren cada día por la pandemia, otras tantas mueren anónimamente por el hambre y otras más por la violencia de las milicias y los narcotraficantes. Muere más gente de la que nace en Brasil.

De tener un presidente que fue un ejemplo para el mundo, Brasil pasó a tener un presidente genocida. De tener un presidente que hacía que Brasil estuviese orgulloso en el mundo, ahora tiene un presidente que avergüenza a los brasileños en el mundo.

Todos se preguntan cómo fue posible llegar a esta situación. Muchos se disculpan por haber hecho posible esa catástrofe, ya sea por acción o por inacción. El poder judicial reconoce que Lula siempre había tenido razón al rechazar las acusaciones y al ser arrestado injustamente. La dignidad de Lula para afrontar todo esto es reconocida cada vez más personas, que se sienten representadas en su drama, su resistencia y su victoria. Mucha gente se disculpa con Lula por haber sido un verdugo en su contra, por haber sido un agente del antipetismo, del odio que tanto daño hizo a Brasil.

 Lula tiene derecho a exigir que le pidan perdón quienes le han ofendido, quienes han ofendido a su familia, quienes han denigrado su imagen, quienes no han creído que el era absolutamente inocente. Muchos de ellos cambiaron de campo, tuvieron la honestidad de reconocer que se habían equivocado.

Pero, además de todo esto, hay un país, un pueblo, que fue arrojado a la miseria y al abandono. A quien se le niega el pan y la vacuna. Hay un Brasil maltratado, que se ha convertido en vergüenza del mundo, que es visto como el peor de los mundos.

¿Quién fue el responsable de todo esto?

Quién permitió, por acción o por inacción, que la democracia fuera destrozada por el golpe contra Dilma. Cualquiera que reconozca que se equivocó de lado, debe comenzar reconociendo que se equivocó y, sobre todo, que en ese momento no supo defender la democracia, el mandato de una presidente reelegida por voto popular.

Quien se equivocó o fue llevado por la mala fe a creer que un gobierno con el que no estaba de acuerdo debía ser depuesto por un juicio político sin fundamento constitucional.

Quien aceptó que Lula fue arrestado, procesado sin pruebas e impedido de ganar las elecciones de 2018, solo por las condenas de un juez que hoy, tras haber sido desenmascarado, es mayoritariamente rechazado en Brasil.

Quien pensó que Brasil podría seguir adelante sin Lula, como si Brasil pudiera dejar de lado lo mejor que tiene.

Brasil merece disculpas de todos los que contribuyeron a hacer realidad esta catástrofe humanitaria que está viviendo. En primer lugar, a través de los medios, que fueron el agente público del antipetismo y de las acusaciones contra Dilma y Lula sin ninguna prueba. Los medios que promovieron la imagen de Lava Jato como proceso que habría de redimir la política brasileña y la corrupción del PT como argumento que conduciría a la muerte de la izquierda. Un antipetismo que promovió la imagen del PT como símbolo del mal, ocultando que los gobiernos del PT fueron los mejores gobiernos que tuvo Brasil. Los medios deben disculpas a Brasil por el papel lesivo que han jugado, porque fueron los agentes de la monstruosa operación que llevó a Brasil a estar en manos de un genocida.

El poder judicial le debe disculpas a Brasil, por haber promovido la mayor farsa judicial de la historia, a través del proceso Lava Jato, que violó todas las reglas del estado de derecho y que no cumplió con su rol de prevenir el impeachment de Dilma, llevado adelante sin ningún fundamento legal; unos hechos que permitieron la detención de Lula, su condena e hicieron inviable que se presentase a las elecciones de 2018, lo que permitió la victoria del genocida a través de una farsa que violó todas las reglas del proceso electoral.

Los grandes empresarios, que solo piensan en su ganancia fácil, mediante la especulación financiera, sin crecimiento económico, ni distribución de ingresos, ni creación de empleo; que prefieren a cualquiera, incluso al genocida, siempre y cuando el PT no vuelva a gobernar para todos los brasileños, especialmente para los más necesitados; que financian las peores campañas y a los peores candidatos siempre y cuando privaticen empresas, no limiten el poder económico de la banca privada y sigan aumentando las desigualdades en Brasil.

Finalmente, sería demasiado largo mencionar a todos aquellos que, por acción o inacción, permitieron que Brasil llegara a la catástrofe humanitaria que vive. Brasil nunca fue un paraíso, pero se había convertido en el mejor de los purgatorios posibles y ahora se transforma en un infierno.

¿Van a pedir perdón a Brasil y, para demostrar que realmente se arrepienten de haber llevado al país a este desastre humanitario, van a trabajar con todas sus fuerzas para que, todos unidos, puedan sacar a Brasil del lodazal en el que se encuentra?

¿O seguirán lamentando que el país sea entregado a un genocida y a sus milicias, como si no fueran responsables de eso?

 ¿Quién se disculpará con Brasil?