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Quinta avenida

Fuentes: Rebelión

Caminar por las calles céntricas de Tucumán (o por las de alguna otra ciudad argentina) no exige cerrar los ojos para imaginar que se está transitando por la Quinta Avenida de Nueva York, la sin duda más lujosa y cara del mundo, ni por el esplendor de su comercio ni por alguna lejana semejanza con […]

Caminar por las calles céntricas de Tucumán (o por las de alguna otra ciudad argentina) no exige cerrar los ojos para imaginar que se está transitando por la Quinta Avenida de Nueva York, la sin duda más lujosa y cara del mundo, ni por el esplendor de su comercio ni por alguna lejana semejanza con sus tradicionales edificios, el Empire State, el Rockefeller Center, la Trump Tower ni mucho menos aún por la glamorosa presencia de Tiffany, Vuiton, Gucci, Ferragamo o de alguna otra firma de renombre internacional; no, no es necesario cerrar los ojos, sino que por el contrario es indispensable abrirlos bien grandes para abarcar el panorama que se nos ofrece y comprobar que la casi totalidad de la ropa que trajinan sus curtidos transeúntes exhibe leyendas, publicidades, símbolos y exhortaciones en inglés, propios del ambiente de aquella singular avenida: «I can see in the dark», «I love my style», «USA in my hearth»,»Abercrombie warriors», «Be all you can be», «Hollister surfing team» son algunos de los que recuerdo sin mucho esfuerzo complementados con abundantes «Sale» en las vidrieras o alguno que otro «Merry Xmas» o «Delivery» matizados de tanto en tanto, por alguna camiseta con los colores de Boca o con la sigla de algún banco local o extranjero.

Y entonces me pregunto: y ¿nuestra lengua?, ¿nuestro himno?, ¿nuestra bandera?, ¿nuestras tradiciones?, ¿nuestros hábitos?, ¿dónde quedaron? ¿Nadie advierte que nuestra vida cotidiana está siendo avasallada en todos los órdenes por una cultura que nos ha ido colonizando lentamente y haciendo que nuestro proclamado patriotismo quede relegado al ámbito de algún acto escolar o a alguna bastante desdibujada fiesta patria postergada por algún «puente o feriado largo»? Esto no significa que no atribuya su justo valor a la existencia de un idioma alternativo como es el inglés, para facilitar nuestra comunicación con otros países del mundo, lo que no logro aceptar es que reemplace o penetre de tal manera nuestra vida cotidiana y que, además, contribuya al olvido de nuestras raíces, de nuestro riquísimo patrimonio histórico y el de los pueblos que habitaron este territorio, dejándonos casi huérfanos de historia y de pasado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.